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Energía inteligente para el futuro del planeta

#01 Energía inteligente para el futuro del planeta

Jaime Martín

—Director de Tecnología y Negocios Emergentes de Repsol

Con una facturación de 40.000 millones de euros y 25.000 empleados en 40 países, Repsol está posicionada como una de las grandes corporaciones del sector energético. Su éxito competitivo radica en una amalgama de hábil gestión empresarial, capacidad de anticiparse al futuro y diversificación, combinada con su decidida apuesta por la innovación y la tecnología más puntera.

Los Acuerdos de París para paliar el cambio climático están marcando los tiempos de la actual fase de transición energética encaminada a la reducción de las emisiones. Repsol, que fue la primera compañía petrolera en firmar el Protocolo de Kioto, ha asumido este desafío con el compromiso firme de garantizar el acceso universal a la energía y, a la vez, consolidar la sostenibilidad como piedra angular de su estrategia. En este punto cardinal es determinante la pujanza de Jaime Martín Juez al frente de su departamento.

La carrera profesional de Jaime arrancó en 1996, cuando se licenció en Físicas e, inmediatamente, se introdujo en el campo del medioambiente colaborando en un laboratorio universitario dedicado al tratamiento de contaminantes. Esta experiencia despertó su interés por la disciplina y le animó a matricularse en el Master de Ingeniería y Gestión Ambiental de EOI.

En la Escuela, aprehendió una formación visionaria y global de la empresa que fue crucial en su devenir profesional, porque “cada vez te valoran más por la gestión de la complejidad de los proyectos que por los conocimientos técnicos”, asegura. A través del Departamento de Prácticas y Carreras Profesionales de EOI comenzó su carrera en Repsol.

Su recorrido por la compañía configura un cambio progresivo del perfil técnico a comenzar a dirigir equipos cada vez más grandes. Sin embargo, el liderazgo no ha mermado su accesibilidad: “Cuando vas ascendiendo jerárquicamente es fácil encorsetarte. Hay que discutir las cosas y dar la razón a la gente”. Jaime ha interiorizado el valor del talento en su entorno: “No solo tienes que rodearte de personas más brillantes que tú, sino que tienes que conseguir que brillen aún más”.

“La extensa red profesional que genera la Escuela es uno de sus valores diferenciadores.”

Su motor interno se alimenta con una infatigable actitud para “desafiar el statu quo y hacer las cosas de una manera más rápida e innovadora”. La pulsión por una subversión inteligente va ligada a una resistencia al desaliento en una dinámica laboral donde infinidad de proyectos terminan descartándose. Para no flaquear ante la adversidad, encuentra la motivación suficiente en el planteamiento de su cometido en Repsol: “Si hacemos las cosas bien dejaremos el legado de un mundo mejor para los que vengan”.

La formación continua es vital para “actualizarse, crear networking y que otros profesionales te aporten enfoques distintos”, cuestión imprescindible en el ámbito tecnológico, donde los cambios son trepidantes. Alejado de la docencia por sus mayores responsabilidades, ejerció en EOI como profesor y director del mismo máster que realizó: “Me exigió un gran esfuerzo preparar las clases, porque los alumnos eran un público muy exigente que me ayudó a mantener el músculo súper engrasado”.

Su evolución en diferentes puestos, siempre relacionados con la gestión medioambiental, coincidió con el establecimiento de la sostenibilidad como eje central de la compañía. “O nos reinventamos y hacemos nuestra actividad impecable o el negocio se complicará muchísimo”, señala. Para que la transición energética no sea abrupta, la estrategia actual va dirigida a la búsqueda de mayor eficiencia a través del desarrollo tecnológico. Este objetivo se ha traducido en el anuncio de su presidente de una inversión de 500 millones de euros para reducir un 25% las emisiones de Repsol para el año 2020.

La envergadura del desafío climático ha empujado a buscar la cooperación con la competencia a través de la Oil & Gas Climate Initiative, una iniciativa que ha reunido a diez grandes del sector con el compromiso de invertir 1.000 millones de euros en tecnología inteligente para combatir el calentamiento global, porque “queremos ser parte de la solución”.

Una de las grandes apuestas de la OGCI se centra en la implantación global del sistema de captura y almacenamiento de CO2 en el subsuelo. “Vamos a realizar un proyecto de demostración a nivel mundial en Reino Unido para explicar que este método es posible y seguro”, detalla Jaime. Para su puesta en marcha será necesaria la colaboración gubernamental, ya que es necesario establecer un marco regulatorio y asignar espacios subterráneos idóneos.

El gas natural es la mejor alternativa entre los combustibles fósiles para incluirse en el mix energético del futuro que garantizará el suministro universal de energía. “Tenemos que extender el confort energético porque todavía hay 2.000 millones de personas en el mundo sin electricidad y existen 200 millones de mujeres que recorren 10 km al día para recoger biomasa para cocinar”. El problema más importante del gas son las emisiones de metano —múltiples y diminutas— que han impulsado a Repsol, junto a la OGCI, a desarrollar un proyecto de monitorización a través de drones que de manera continua sobrevolarán los campos de extracción de gas.

Pero a mitad de siglo la estrategia actual será insuficiente y la tecnología se volverá imprescindible. El Centro Tecnológico que Repsol posee en Móstoles es un laboratorio permanente de innovación donde se investiga, entre otras cosas, con big data e inteligencia artificial para reducir la incertidumbre en la acometida de perforaciones o realizar simulaciones de cualquier proyecto antes de su desarrollo definitivo. Otra línea de trabajo se enfoca en la obtención de combustibles menos contaminantes, motores más eficientes y soluciones a una movilidad avanzada. Se investiga, también, en nuevos materiales con valor añadido como plásticos elaborados con altos contenidos de CO2.

Además de generar sinergias con otros hubs de investigación y muchas universidades, en el desempeño profesional de Jaime es estratégica la caza de talento y de propuestas energéticas disruptoras entre startups y emprendedores de todo el mundo para incubar “proyectos tecnológicos frontera”.

Jaime Marín Juez Repsol Primer Plano

——1996

Master en Ingeniería y Gestión Medioambiental

“La Escuela me ayudó a ordenar mi cabeza al terminar la carrera y construyó un andamiaje general” para encajar la dimensión del medioambiente en el mundo empresarial. Además, “fue el puente entre el mundo académico y sesudo de la universidad y el mundo profesional”, que culminó con una beca de alto rendimiento.

Resalta la capacidad de EOI para actualizar sus programas de manera rápida y continua. “Desde que hice el máster, el syllabus ha cambiado un 40%”.