La tarifa eléctrica y la retribución de las energías renovables

¿Por qué si el precio de la energía en el mercado europeo es el mismo, la electricidad nos sale más cara a los españoles? ¿Sabemos qué pagamos realmente en nuestra factura eléctrica?

El 1 de abril de 2014 entró en vigor la normativa que regula el nuevo sistema para determinar el coste de energía de la factura de electricidad, el Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC). Según este sistema el precio de la energía se fija en el mercado mayorista; este es un mercado a nivel europeo en el que se fija un precio horario marginal resultado casar las curvas de oferta y demanda de energía.

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desglose de los costes regulados

Por eso se dice que el precio marginal de la energía en Europa es el mismo para todos los países. Lo que ocurre es que además de pagar por nuestro consumo eléctrico y nuestra potencia instalada, estamos añadiendo a nuestra factura otros costes regulados (representan un 65% de la factura aproximadamente y han aumentado un 220% desde 2007) que son propios de la política y las regulaciones energéticas de cada país. Estos costes son los denominados peajes o tarifa de acceso. En ellos se incluyen por ejemplo los costes de transporte, distribución, las primas al régimen especial (primas a las renovables y la cogeneración), el sobrecoste de los sistemas extra peninsulares, la protección al carbón nacional y el déficit acumulado de años anteriores. Por último, a todos estos costes hay que añadir los impuestos, que suponen un 5% del total de nuestra factura aproximadamente.

¿Sabemos qué papel han jugado las renovables es este incremento de costes? ¿Cuál ha sido su retribución?

incremento progresivo de los costes regulados

Como podemos ver en el gráfico, la principal causa del incremento del precio de la electricidad ha sido el aumento de los costes regulados encabezados por las primas a las energías renovables. Para explicar este incremento nos debemos remontar al acuerdo alcanzado en 2007 por los estados miembros de la UE en el que se apostaba por un mayor compromiso en la lucha contra el cambio climático, el llamado objetivo 20/20/20. Una de las respuestas del gobierno ante este objetivo fue aprobar el Real Decreto 661/2007, que regulaba el sistema de retribución a las energías renovables basándose en el Feed in Tariff (FiT). Durante 20 años el Estado garantizaría a las energía de origen renovable su venta al precio del pool más unas primas para que se pudiera recuperar la inversión inicial y así incentivar su rápido desarrollo. Hasta aquí todo suena razonable, ¿no?. El problema es que se cometió el error de sobrevalorar los costes de inversión de las instalaciones renovables y por tanto su retribución, lo que atrajo fuertemente a la inversión en instalaciones eólicas y fotovoltaicas con una tecnología que por entonces no era la más eficiente. El desarrollo fue tan rápido que se superó en 10 veces la previsión de potencia instalada en 2010. En eso momento invertir en renovables ¡era un negocio seguro!

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sistema de retribución Feed in Tarif

En Alemania por ejemplo, el desarrollo de las renovables fue mucho más moderado y progresivo porque se limitaron mucho estos incentivos.

En 2014 se reguló el sistema de retribución a las energías renovables mediante el Real-Decreto-413/2014, por el que se establece un criterio de retribución mas razonable que se ha establecido en un 7,5% valorando las ganancias de años anteriores.

 

El déficit de tarifa, desequilibrio entre ingresos y costes

En el gráfico anterior también vemos que una parte importante de la factura es debida al déficit de tarifa. Se produce por la diferencia entre los costes de producción y los ingresos del sistema, generándose una deuda de los consumidores con las grandes compañías eléctricas que lo asumen en su balance y es reconocida por el Estado. La deuda neta acumulada en 2014 era de 30.000 millones de euros. Este desequilibrio entre ingresos y costes se agravó con la entrada exponencial de las renovables y la caída de la demanda tras la crisis en 2007. El gobierno no supo prever esa caída de demanda, no aumentó los costes de la electricidad en su momento y fue acumulando un déficit que asumimos ahora entre todos los consumidores.

 

El futuro incierto de las renovables

No es discutible que las energías renovables tienen un impacto positivo en cuanto a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, disminución de la dependencia de combustibles fósiles, mejora de la balanza comercial, fomento de la industria nacional… No hay que olvidar que España es líder mundial en desarrollo de energías renovables.

Además, también es cierto que las energías renovables hacen bajar el precio del pool, pero esto no se refleja en el precio de la factura, ya que seguimos haciendo frente al pago de las primas y a un déficit que aumenta progresivamente y que tenemos que pagar entre todos.

La esperanza ahora es que estas instalaciones sean rentables a largo plazo, una vez se hayan hecho frente a las retribuciones y se haya amortizado el déficit.

En conclusión, el problema de fondo no son las energías renovables sino la mala regulación y estimación que se hizo al sobrevalorar sus inversiones años atrás. Lo que actualmente estamos pagando en nuestra factura son los errores que la política energética cometió en el pasado.


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