Cómo concentrarse en el trabajo
«Quien no sabe concentrarse nunca sabrá escribir»
Nicolás Boileau
Como he comentado en alguna ocasión, no me parece que la oficina sea el mejor lugar para trabajar, especialmente cuando tenemos que mantener la atención centrada en alguna tarea o responsabilidad concreta. Tenemos muchas distracciones alrededor, agravadas en no pocas ocasiones por las oficinas abiertas, tan de moda en la actualidad. Pero, además, el entorno poco favorable se suele acompañar de un mal enfoque de cómo realizar estas tareas por nuestra parte, y de las distracciones que aportamos y de las que somos los únicos responsables.
La falta de una adecuada concentración para realizar las tareas tiene unos efectos muy perniciosos. Por un lado, el no poder llevar a cabo adecuadamente estas obligaciones nos causa estrés y puede llegar a generar ansiedad y, por otro, el hacerlas mal o con la mente distraída, provoca que se cometan más errores, por lo que acaba llevando a tener que repetir o modificar parte de lo realizado, lo que añade más carga de trabajo y más nivel de ansiedad al círculo vicioso.
A pesar de que las condiciones no sean, en muchos casos, las más favorables, sí creo que tenemos herramientas y actitudes a nuestro alcance para poder concentrarnos en el trabajo y poner el foco de nuestra atención en lo que estamos haciendo. Algunos consejos serían:
- Practicar habitualmente mindfulness o meditación, que ayuda claramente a ir mejorando la capacidad de mantener la atención
- Descansar adecuadamente. Una mente descansada tiene más capacidad de concentrarse
- Prepararse anímicamente para el trabajo a llevar a cabo, realizando unas respiraciones profundas y ejercicios para activar la mente
- Adecuar el entorno, manteniendo el lugar de trabajo limpio y despejado, y retirando todo lo que no se va a necesitar
- Apagar o mantener en silencio el móvil y evitar consultar el correo u otras distracciones similares, mientras estemos realizando el trabajo
- Jerarquizar los trabajos que tenemos pendientes. Para ello, un pensamiento que puede ayudar es decir: «si en vez de tener a mi disposición 8 horas tuviera 3, ¿qué cosas haría de las que tengo pendientes?»
- Evitar la multitarea y centrarnos en una sola actividad en cada ocasión
- Evitar la tendencia a la procrastinación, tan innata en el ser humano, para acometer lo que no nos apetece
- Asignar tiempo a cada trabajo e identificar y preparar todo lo que vamos a necesitar para hacerlo
- Utilizar un temporizador o herramienta similar, para controlar ese tiempo asignado
- Dividir el trabajo a realizar en partes o tareas, y empezar por la más fácil como calentamiento
- Comprobar periódicamente los progresos
- Tomarse descansos de vez en cuando para ayudar a que nos podamos volver a concentrar
- Potenciar la resiliencia para poderse sobreponerse a los contratiempos, que seguro que aparecerán
Evidentemente, todo este proceso tan fluido puede verse completamente condicionado por un jefe que nos esté asignando tareas de forma compulsiva o que nos esté cambiando constantemente las prioridades, aunque creo que ninguno llegará al nivel del jefe de Dilbert ni esforzándose.