Innovación en el puesto de trabajo
Me gustarÃa reflexionar sobre cómo los distintos gobiernos podrÃan atreverse a innovar en lo relacionado con el entorno laboral. Cuando se habla de reformas laborales, pocas veces se pone el foco en aquello que podrÃa hacer un poco más feliz al trabajador. Un trabajador feliz, sin duda, aumenta la productividad.
Escribo desde una pequeña habitación del piso en el que vivo, donde tengo mi escritorio, con una pequeña lámpara de luz cálida. Estoy frente a la ventana, fuera llueve a mares y hace frÃo. El silencio es casi absoluto, a veces solo interrumpido por ese agua que no deja de caer. He pasado la tarde trabajando en algunos proyectos personales y la verdad es que las horas me cundieron mucho. ¿PodrÃa esta habitación o la terraza de mi casa ser mi puesto de trabajo?
Ya hoy existen muchas empresas que son bastante flexibles en cuanto a una hora de entrada o salida, trabajar desde casa o incluso reducir la jornada sin que lo haga la productividad. Sin embargo estaremos de acuerdo que no es la norma, sino la excepción.
¿Qué pasarÃa si en una de esas reformas laborales un gobierno se atreviera a incentivar ciertos hábitos de las empresas y sus trabajadores?
Imaginemos que tenemos puestos de trabajos divididos según la necesidad de ejercerlo en forma presencial. PodrÃamos tener trabajo de tres tipos: A, B y C.
- Trabajos tipo A: Necesitan ejercer el 100% de las horas de forma presencial.
- Trabajos tipo B: Solo necesitan un 40-60% de las horas de forma presencial.
- Trabajos tipo C: Solo necesitan un 10-20% de las horas de forma presencial.
Hoy dÃa, hay cantidad de gente que se desplaza a un lugar concreto, causando atascos, descansando menos, consumiendo energÃa, contaminando…para hacer algo que podrÃa haber hecho sin problema alguno desde casa. ¿InteresarÃa a un estado incentivar de algún modo a las empresas según el tipo de trabajador que éstas tengan?
Muchas de las carreteras que se han quedado obsoletas y son causa de insufribles atascos, realmente solo se ven desbordadas en esas horas puntas de entrada y salida de los puestos de trabajo. ¿AhorrarÃa dinero el estado con menos coches en las carreteras? ¿NotarÃamos una mejora de los niveles de contaminación?
Claro está, que unido a alguna iniciativa de este tipo tendrÃan que ir iniciativas internas a las empresas que fuesen capaces de mostrar que con las herramientas adecuadas y procesos internos bien definidos, el trabajo colaborativo en la distancia puede llegar a ser incluso más eficiente y productivo que esas infinitas horas de oficina.
Aunque esto no es más que una pequeña reflexión y la puerta a un posible debate, siento curiosidad por qué impacto podrÃa tener una medida de este tipo, en la que las empresas pagasen más o menos impuestos por cada trabajador según este sea A, B o C. En primer lugar, estarÃa interesante ver qué porcentaje de los actuales trabajadores en nuestro paÃs son de tipo A, B o C ¿HarÃan un esfuerzo aquellas empresas con alto Ãndice de trabajadores tipo C en descentralizar su negocio e implementar nuevas herramientas y procesos de comunicación interna? ¿SerÃa algo aceptado por todos los trabajadores o nos encontrarÃamos con aquellos que prefieren ir a diario a la oficina? ¿AyudarÃa a la conciliación?
En lÃneas generales,más allá de esta alternativa,  lo que me gustarÃa transmitir es que nuestros polÃticos realmente están en una posición desde la que pueden transformar nuestra sociedad innovando. Nosotros, miembros de esta sociedad, pasamos casi un tercio de nuestra vida trabajando o intentando trabajar para tener una vida digna. Por suerte o desgracia, nuestra vida parece girar en torno al trabajo y aunque ignoro cuáles son una a una las iniciativas que puede llevar un gobierno para incentivar y mejorar el empleo, me da la sensación que estas siguen siendo poco innovadoras, arriesgadas y creativas.
Estoy convencido, que si ponemos este tema sobre la mesa y abrimos un debate o sesión de brainstorming con profesionales de diversa Ãndole, saldrÃan muchÃsimas ideas y cosas que mejorar en nuestro actual entorno laboral. Pero lo cierto es, que cuesta mucho romper con lo preestablecido. Hemos avanzamos mucho como sociedad y tecnológicamente, pero hablar de menos de 40 horas, que luego son 50 o 60 o de ciertas alternativas en cuanto a horarios y formas de trabajar, es algo que no termina de encajar. En definitiva, mientras estas iniciativas no vengan impuestas/reguladas por la ley, las empresas seguirán tratando de hacer negocios de la mejor forma que saben, igual sin saber que probablemente cambiando algo que se viene haciendo de la misma manera durante los últimos 40 años, puede que les ofrezca más y mejores oportunidades de negocio, teniendo en cuenta, insisto, lo que hemos cambiando en este tiempo.
Se llama, adaptación al cambio.