Lo que necesitas es… un CRM

¿Cuántas carpetas con archivos tienes en tu despacho? ¿Cuánto tiempo tardas en encontrar la información relativa a un cliente ocasional? Y si ese cliente no está de tu mano y está en una carpeta perdida en la oficina de tu compañero de empresa, ¿cuántos minutos u horas empleas para rescatar el expediente que necesitas? A veces seguro que incluso lo darás por perdido… Pues esta situación se tiene que acabar y a continuación te voy a explicar cómo.

Dejemos de ser tan individualistas y comencemos por fin a trabajar en equipo. Basta ya de ir cada uno por su lado… Está demostrado que la unión hace la fuerza, ¿verdad? Pues vamos a comenzar por compartir la información de nuestros clientes con el resto de compañeros. Pero no se trata de hacer una reunión cada día para este propósito, sino que vamos a crear una nueva cultura de empresa, vamos a cimentar una nueva base sobre la que trabajaremos a partir de ahora y, para lograrlo, utilizaremos una herramienta perfecta que está a nuestro alcance… Vamos a implantar en la compañía un Customer Relationship Manager, es decir, un CRM.

Asusta al principio. Tenemos pánico al cambio. Sobre todo si afecta al modus operandi de nuestro puesto de trabajo. ¿Por qué ahora si ya lo tengo todo dominado? La respuesta es simple: nos facilitará la vida. Tenemos que evolucionar, lograr que nuestra empresa mejore y una buena forma es empleando un CRM, ya que nos permite gestionar de una manera más eficiente toda la información relativa a nuestros clientes. La información es poder, riqueza… y si la compartimos en una plataforma con el resto de compañeros, conseguiremos multiplicar ese valor. Nos volveremos más productivos porque ya no tendremos que emplear tanto tiempo en la búsqueda de un expediente. Lo tendremos de inmediato tras un “clic”. Además, podremos ver de forma clara y concisa en nuestra pantalla la relación de cualquier persona con nuestros productos: qué han comprado, por qué se han interesado, cuántas veces hemos interactuado con ellos y cómo… Gracias al CRM conoceremos por fin realmente a nuestro cliente. Incluso podremos abrir y gestionar “casos” como una gran compañía, mostrando así una imagen más profesional. Se acabó el analizar cada contacto para redactar un informe, simplemente extraeremos uno de forma rápida y eficaz. Además, podremos compartir un calendario con los asuntos más importantes y, entre otras muchas más utilidades, podremos sincronizarlo con un software de email marketing para dirigirnos a nuestros clientes de forma segmentada mediante campañas que podremos incluso programar. En definitiva, un CRM equivale a tiempo. Al tiempo que nos ahorramos en ejecutar muchas de las tareas habituales que realizamos día tras día.

Pero para poder llegar a esto tenemos que conseguir que el CRM “funcione”. Debemos instaurar una nueva filosofía de empresa que anime a alimentar cada día esta nueva arteria del negocio. Tenemos una herramienta única a nuestro alcance que mejorará sin lugar a dudas nuestra inteligencia de mercado, pero de nada servirá si el personal de la empresa no se implica en su buen funcionamiento y actualización. El CRM se convertirá en nuestro mejor amigo, puesto que acudiremos a él cada vez que queramos saber algo y nosotros le contaremos todo lo que vayamos realizando y descubriendo sobre nuestros clientes. Llegará un momento en que no sabremos cómo era posible trabajar antes de su existencia. Pero todo ello conlleva constancia. Una implicación de todo el equipo. En resumidas cuentas, el cambio depende de nosotros.


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