La idea es relevante, la ejecución determinante

No hay mes más adecuado para las reflexiones estratégicas que agosto: si estás de vacaciones tu mente se libera del encorsetamiento del día a día y deja el cerebro libre para analizar, abordar nuevos retos, plantearse dilemas…Igualmente si estás en el despacho el descanso estival de los demás permite las mismas labores, ya que tal y como me confesaba un alumno mío ayer, no hay nadie con quien negociar.

 
Estos días, dos temas muy vinculados han dominado mis reflexiones, además claro de nuevos proyectos que bullen constantemente en mi cabeza. El primero, esta relacionado con una pregunta habitual de mis alumnos y debate constante, y siempre apasionante en clase: que es lo importante la idea o la ejecución? A pesar de que en mi opinión en el  mundo de los negocios no hay blanco ni negro y que los caminos hacia el éxito son infinitos, suele ser necesaria una buena idea (ni siquiera tiene que ser excepcional, muchas veces hasta una buena copia), pero sí es fundamental una ejecución fantástica. Una vez llegado a este punto la siguiente pregunta es: ¿como conseguirlo? Y a la búsqueda de la fórmula he dedicado parte de mis reflexiones estivales, analizando proyectos vividos con los participantes en el Programa de Creación de Empresas de Base Tecnológica en los últimos diez años.

 
Uno de los aspectos claves es el que debatía yo ayer con uno de mis alumnos, cuando me trasladaba sus cuitas sobre el desarrollo de su proyecto empresarial: lo perfecto es enemigo de lo bueno. ¿Cuántas veces no avanza una empresa porque hay que esperar a una decisión externa, un producto más perfecto, una alianza clave? Y…¿qué ocurre si no avanzamos? Perdemos oportunidades y nos alcanza la competencia. Por ello es más importante avanzar con la opción buena que esperar la perfecta. Si lo analizamos con detenimiento es normal que ocurra: el salto que le pedimos al emprendedor de generador a ejecutivo requiere un tiempo de entrenamiento del que no disponen. Esa es una de las razones que busquen mentores o advisors.

 
Otro reto fundamental para el promotor de la idea es entender que no puede ser un experto en todo, si no saber buscar el conocimiento adecuado y ponerlo al servicio del proyecto. Lógicamente aquí son necesarias de nuevo habilidades del ejecutivo en gestión de equipos, liderazgo y “hacer que hagan”, lejos del perfil generador de ideas. Sin embargo si no se supera este aspecto el promotor se convertirá en un cuello de botella y la empresa no crecerá eficientemente.

 
Y por supuesto es importante contar con una serie de cualidades clave:
• Tesón: no suele ganarse a la primera, varios intentos y no rendirse es clave.

•Diligencia: es necesario saber ponerse  (y poner a los demás) objetivos y hacer seguimiento, ser exhaustivo y riguroso.

• Liderazgo: el equipo te sigue porque confía y cree en ti, pero no sois un grupo de amigos, has de sacar lo mejor y lo máximo de ellos.

• Pasión: esta cualidad es muy habitual en los emprendedores y en general en todos los generadores de ideas.

• Proactividad: actúa y no esperes a que te lo pidan.

 
Pero también es necesario para poder ejecutar adecuadamente, contar con una clara estabilidad accionarial, he visto buenos proyectos fracasar por disensiones serias en la visión o estrategia de la compañía.

 
En el camino de la ejecución (caminante no hay camino, se hace camino al andar), son poderosas armas la comunicación y la negociación, ten claros tus objetivos, piensa siempre si tu interlocutor los comparte (socios, equipo, aliados) y sobre todo averigua si puedes conseguir que sean comunes. Esto te facilitará muchas respuestas claves.

 


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