¿Dónde están los comercios de toda la vida?
Si los comerciantes de los años 70 levantaran la cabeza se volverían a tapar para no ver lo que ha pasado con sus comercios y sobre todo si los tenían en lo que popularmente se conoce como el “centro de las ciudades o de los pueblos”. Esos comercios de toda la vida, ¿dónde están? Nos preguntamos con un tinte de nostalgia, propio de José Luis Garci o del propio Delibes, dónde están las clásicas “pañerías” o los “coloniales” o las tiendas de “fumador” o los “almacenes de telas”, dónde han ido… Si queda alguno más vale que no nos acerquemos. Quedará su esqueleto con olor a rancio y sabor a viejo.
A un mes vista
La planificación a largo solo se observa en los denominados “planes estratégicos”. Pero la velocidad impuesta por el mercado ni siquiera permite planificar a medio plazo. Ha quedado muy lejos la metodología de la planificación estratégica que dominaba las formas de hacer empresa en los años 80, e incluso ya está quedando atrás la gestión de la incertidumbre. Parece que estamos en el amanecer del imperio de la voluntad cambiante de los clientes.
Serendipia
Con relativa frecuencia nos sorprendemos cuando intentamos una cosa y conseguimos otra. A la mitad de un camino giramos hacia otro objetivo que se nos aparece inédito y que casi siempre resulta mejor que el inicialmente pensado. Se produce serendipia.
Serendipia es un acontecimiento, a veces un descubrimiento y casi siempre una realidad insospechada que afortunadamente aparece ante nuestros ojos cuando en realidad estábamos buscando otra cosa. Evidentemente supone la habilidad para reconocerlo y la flexibilidad para adaptarse de manera inmediata a las acciones que hubiese que realizar para llegar hasta él.
La lucha por los beneficios
En la lucha por la obtención de beneficios todo está permitido. Cuando en las Escuelas de Negocios, en la Universidad o en foros similares se pregunta: ¿Por qué nacen las empresas? ¿Qué buscan los empresarios? Se suelen escuchar las causas o razones más peregrinas. La realidad es sólo una: la empresa se pone en marcha para obtener beneficios con su actividad. Aquellos románticos que dicen a esta respuesta que no, que ellos solo piensan en llevar adelante un sueño o en una iniciativa se equivocan, como también se equivocan aquellos que quieren hacer “sostenible” a la empresa. Sin beneficios no hay nada. Sin beneficios hay sólo una certeza: voy a cerrar.
La lucha por los beneficios es encarnizada, es un escenario rojo. Para conseguir un cliente se justifican todos los medios y para mantenerlo también. A partir de aquí cabe cuestionarse el término ‘ética empresarial’ o ‘ética de mercado’. Y también conviene recordar la famosa frase de John Chambers (CEO mundial de Cisco Systems) cuando se preguntaba así mismo y respondía “Ética empresarial, ¿qué es eso?. Mi ética es la única que conozco y la única que me vale”.
Si en el mercado no hay ética que rija los comportamientos estamos en un campo de batalla. Así visto hay que reconocer que los mercados son realmente un espacio de guerra comercial y más aún los mercados internacionales a los que concurren todos y muchos de ellos manejan armas desconocidas. Las cosas no han cambiado tanto desde la edad media.
Sin embargo no está bien visto desde el punto de vista social o político hablar de espacios de guerra con el único fin de obtener beneficios. Por ello había que buscar a estos campos de batalla un nombre más honorable. Surgió el término ‘competitividad’. Sepulcros blanqueados y todos contentos. De manera todavía más cínica, la doctrina define la competitividad desde el bienestar y la satisfacción de los clientes buscando la mayor satisfacción de los consumidores siendo capaces de ofrecerles determinadas cantidades de productos a costes convenientes para ellos.
Cuando se habla de pérdida de competitividad parece identificarse bien con pérdidas de capacidad productivas o bien de incremento de precios. Entonces ese océano rojo se vuelve feroz.
Cuando los beneficios caen es el momento de buscar culpables. Casualmente los buscamos fuera y al final, de nuevo, se plantea una cuestión ética. Nace el dilema de Junkers: “No hacer o hacer lo que no se puede”. Dilema eterno de la superación empresarial.
Sí jefe, lo que tú digas
A los directores les cabe la duda de sus decisiones y a veces han de esperar a los resultados para asimilar si lo que decidieron fue acertado o erróneo. Lo más curioso es comprobar que el fracaso no suele estar (o mejor dicho no está) en la propia decisión sino en la manera de llevarla a cabo.
Esto quiere decir que la función del directivo, además de decidir, es vigilar o comprobar que las cosas se están haciendo de la manera más apropiada para que la decisión cause los efectos programados. Este es el verdadero significado del término Dirigir. Dirigir es establecer los criterios de cómo hay que hacer las cosas, lo que lleva aparejada una cierta función de formación. Dirigir es establecer los objetivos, retos, mover el camino e indicar la mejor dirección.
La realidad nos demuestra que los directivos no hacen las cosas. La actividad propiamente dicha la ejecutan otros colaboradores. Estos colaboradores no son los aliados de la dirección. Quien así piense, peca de ingenuo. Los colaboradores tienen con demasiada frecuencia otros objetivos, otros modelos de actuación y otras varas de medir. Pobre directivo aquel que piensa que, porque diga una u otra cosa, se va a hacer y va a causar los resultados previstos. Es el momento de recordar el efecto ‘out of tone’. Por este efecto se produce un distanciamiento entre lo que el gerente o directivo decide y sus colaboradores ejecutan. ¿Existe alguna forma de evitar este efecto?
La única manera de paliar estos efectos está en la comunicación. Una adecuada comunicación descendente es en la mayoría de los directivos de nuevo país una asignatura pendiente. La comunicación es todo un arte. Primero la información, luego la persuasión y por último el convencimiento. Todo ello cruzado por la línea transversal del liderazgo.
El directivo tiene que ser consciente de que se acabó el “sí jefe, lo que tú digas”. Sus colaboradores, seguro, van a escoger la parte de la decisión que les convence o les conviene y van a dar de lado el resto. Por eso el proceso de comunicación es tan importante.
Pero si después de un proceso de comunicación adecuado los colaboradores siguen haciendo la guerra por su cuenta, es el momento de tomar medidas. En este punto los directivos no pueden dudar ni tener miedo. El enemigo en casa es el peor enemigo, y siempre va a hacer más daño dentro que fuera. El Sr. Hilton decía metafóricamente “quien no haga lo que yo diga: disparo al corazón y fuera”.
“Cómo es posible, ni siquiera pensar que un empleado no ejecute fiel y ciegamente las órdenes de su jefe”. Con este principio Kanzuo Hirai batió, desde Sony Corporation, todos los criterios de producción y resultados.
Cabe terminar con tres frases categóricas:
- Jean Paul Marat decía: “Siempre una obediencia ciega supone una ignorancia extrema”
- Friedrich Schiller expresaba: “La palabra es libre, la acción es muda, la obediencia es ciega”
- El actor Morgan Freeman nos dejó este respecto una de sus sentencias: “Así que yo creo en Dios y lo hago, es porque creo que soy Dios”.
Reflexión sobre un cambio rapidísimo
Parece que el tiempo pasa en esta sociedad más rápidamente, o mejor dicho, la sociedad evoluciona a mayor velocidad de lo que lo hacía años atrás. Por eso situaciones que conocimos como normales hace poco tiempo, parecen lejanísimas.
Voy a poner como ejemplo un viaje en avión, a cualquier destino y con cualquier línea aérea. En primer lugar la frecuencia. En los últimos veinte años se ha popularizado y fomentado tanto viajar en avión que lo que era excepcional se ha convertido en cotidiano. La inquietud, hace unas décadas, de viajar en avión y por llegar al aeropuerto con mucho tiempo, es ahora gestión del reloj para llegar solo minutos antes del embarque.
Ya dentro del avión, lo que hoy parece absolutamente lógico, no lo era entonces: fumar. Solo las primeras filas estaban reservadas para los no fumadores mientras que una enorme fumata blanca llenaba la parte trasera. Ahora nos recuerdan una y otra vez que están prohibidos también los cigarrillos electrónicos.
En cualquier viaje, incluso en los de muy corta duración, las azafatas pasaban bandejas de un curioso líquido que llamaban zumo de naranja. No sólo ha desaparecido el zumo sino cualquier otro atisbo de pequeño obsequio o detalle.
Cuando el viajar en avión era una opción cara y muchas personas se replanteaban el viaje por el coste que suponía, ha emergido el ‘low cost’ como una solución competitiva a otras formales de trasporte. El ‘low cost’ ha llevado aparejado un cambio radical en el servicio y en las prestaciones recibidas.
Otro cambio espectacular se refiere a las tarjetas de embarque. Del viejo billete que había que presentar en un mostrador y de la tarjeta de embarque que nos daban, hemos pasado a recibir en nuestro teléfono un QR (Código de Respuesta Rápida) que nos transporta al fin del mundo con solo enseñarlo. La tecnología parece imponerse y exigir reformas también en los aeropuertos.
¡Qué viejo queda el famoso libro de Jan Carlzon El Momento de la Verdad! Lo escribió cuando era presidente de las líneas aéreas escandinavas (SAS). Procuraba enseñar las imprescindibles prácticas de atención al cliente. Voys Lagarder exponía en su Práctica del comercio que la única práctica válida en la atención al cliente era cumplir en tiempo y forma. Es decir, la profesionalidad. ¿Es evolución, es desarrollo o es simplemente el paso del tiempo?
No hay que buscar muy lejos para aplicar los ejemplos que he puesto a nuestro trabajo y nuestra vida de todos los días, aunque no nos demos cuenta. Todos hemos cambiado.
Nueva economía: Economía digital 3/3. Las 10 leyes que sustentan la Economía Digital
De la Economía Digital hemos aprendido muchas cosas y las hemos asimilado muy rápidamente. Eso significa que ha germinado en la sociedad como probablemente nada antes en la historia lo había hecho. Con la perspectiva de muy pocos años, podremos establecer las leyes que han surgido en la praxis de la Economía Digital y que de manera natural rigen sus comportamientos. Veamos algunos criterios breves en torno a esas 10 Leyes que nacen, conceptúan y regulan la Economía Digital.
- Ley de la Conexión, en virtud de la cual se ha de estar presente en la Red. Quien no se conecta, no participa. Estar conectado es abrir la puerta a la Economía Digital. La era digital comienza con entrar dentro de la Red. Conexión significa una acción en dos direcciones. De un lado ponerse a disposición y unirse a todo el mundo y de otro recibir a todo el mundo.
- Ley de la Plenitud, que se refiere a la capacidad de generar a través de la Red. Así, quien más genera más recibe. Quien más participa, más genera y quien más utiliza y aporta, mejor posicionamiento. A sensu contrario, quien no usa, no genera y no comparte pierde la oportunidad y decae en su plenitud.
- Ley de la Lealtad, que se basa en la capacidad individual de alimentar la Ley, hasta un punto tal en que la Red se alimenta a sí misma. Si soy fiel con la Red, la Red es fiel conmigo. Una nueva versión de la famosa Ley del Contagio o Virus de los años 70.
- Ley del Valor excepcional. La Economía Digital ha enseñado que el éxito no es lineal y que se produce o no dependiendo del valor de lo incorporado, pero cuando aquello es excepcional o de gran valor, el éxito está asegurado, es rápido y global, aunque tenga la peculiaridad de consumirse a sí mismo.
- La Ley del Impulso lleva a considerar que la Red tiene alma y que sólo aquello que se le aporta con pasión tiene posibilidad de permanencia. Se ha llegado a pensar que la Red piensa y actúa por sí misma. En realidad actúa por el impulso de miles, millares o miles de millones de personas.
- La Ley de las Ganancias Crecientes parece heredada de la teoría de los círculos. En la medida en que se va ampliando el círculo, el principio de ganancia es mayor. Los círculos concéntricos funcionan de manera inversa a la espiral que imponía la tradicional sociedad de consumo (cuanto más tengo, más quiero y más necesito).
- La Ley del Precio Inverso ha tenido un extraordinario impacto social. Gracias a ella nace el low cost y todo el mundo de las ofertas a bajo coste, precio inverso al de los productos o servicios.
- Ley de la Generosidad, que ha irrumpido con gran fuerza. La Ley de Generosidad conduce a la tendencia de lo gratuito. Estamos asistiendo a un fenómeno nuevo que supone que a través de la red se pueden tener servicios de excepcional valor añadido de manera gratuita. El WhatsApp es un ejemplo clarísimo.
- Le Ley de Ineficiencia, según la cual la productividad, que había sido considerada como el cuello de botella en las economías básicas, ha dejado de serlo. Ahora ese cuello de botella está en la posibilidad de utilizar la Red. Sin Red si es absolutamente ineficiente.
- Finalmente la Ley de la Agitación nos lleva a la búsqueda del equilibrio sostenible. La Economía Digital no es un proceso revolucionario que pasa y ya está, es un proceso en constante revolución, pero con la peculiaridad de su sostenibilidad. Un proceso de agitación continuo. Un momento estadístico estable y evolutivo.
Estas 10 Leyes rigen hoy la Economía Digital. Veremos su desarrollo y la capacidad de cambio que ellas mismas generan.
Un pensamiento sobre nuestro país a vuela pluma
Revolviendo en los eternos recuerdos que cada año surgen en el comienzo del mes de enero, he encontrado algunos que parecen muy actuales. Desde el afán de la mejora personal y profesional hasta las nuevas capacidades que cada puesto de trabajo exige, pasando por aquellos que son imprescindibles para incrementar o mantener el equilibrio con la pareja o la familia. Todo parece apuntar que este año que comienza será muy similar a los años anteriores.
Sin embargo, las incertidumbres políticas, sociales y económicas hacen de estos próximos meses del 2016 una aventura interesante. Nadie sabe a estas alturas qué va a pasar en la gestión y liderazgo de nuestro país. Tampoco sabe nadie por dónde irán los derroteros sociales, y por ello es una incógnita lo que desde la perspectiva política nos proporcionen los próximos meses.
Pero no hay que acobardarse, todo lo contrario. Es fundamental pensar y actuar en positivo, como lo hicieron otras generaciones capaces de construir o reconstruir el país. Parece, eso sí, llegado el momento de una nueva forma de convivencia, y esa forma ha de ser necesariamente generosa, solidaria, positiva, flexible y capaz para el futuro.
Generación tras generación, la historia nunca ha ido para atrás; por eso estos tiempos hay que vivirlos con optimismo y con racionalidad. Optimismo con nuestros conciudadanos y racionalidad en sus comportamientos. Buscar ambas cosas puede parecer hoy algo quimérico, pero todo debe superarse. Recordar la frase de Benjamin Franklin: “España es el país más fuerte del mundo, porque sobrevive a pesar de que los españoles llevan años intentando destruirlo”.
No me inspiran tendencias políticas, sino realidad en un momento magnífico de nuestra historia. Es magnífico porque tenemos la opción de demostrar un nuevo talento. Ahora hay que crear un escenario de confortación optimista para construir décadas de altas cotas de convivencia. Ésta es la verdad de la España actual. Es oportuna la expresión de Victor Franck cuando decía que “el futuro lo construimos hoy, es decir, lo que seamos capaces de hacer hoy es lo que viviremos en el futuro”.
Los líderes empresariales, los grandes empresarios, los CEO’s de las organizaciones tienen que desenvolverse en el encuentro de las diversas creencias y exigencias de los españoles. No se puede entender la estrategia y el futuro de la empresa al margen del actuar de la política. El futuro se construye todos juntos, motivando a todos y pensando en todos.
Revisar España es revisar los comportamientos de todos los que en ella vivimos. Pero hay que ser consciente de que quien no quiera vivirla hoy no podrá vivirla mañana.
Retos personales para el 2016
Enfrentarse a un nuevo año siempre ha sido una estupenda excusa para revisar los comportamientos y objetivos de manera que, al menos nuestra voluntad, gire hacia nuevas metas. Son los retos del año nuevo. Son retos nuevos que a lo largo del año van envejeciendo.

Fuente de la imagen: Santi_Thil en Flickr
Para el año que empieza ahora, para 2016, me ha parecido adecuado comunicar mi inquietud sobre retos que podríamos afrontar para mejorar personal y profesionalmente.
- En primer lugar el storytelling. Esta expresión debemos entenderla en el escenario de la comunicación emocional y conectar así con nuestros “usuarios” (entendidos no sólo como nuestros stakeholders o como nuestros clientes, sino las personas que nos interesan o amamos). La clave está en mostrarnos ante ellos cargados de emoción, de pasión, de voluntad por las cosas o personas. Maya Angelou dice que “la gente olvidará lo que dijiste, olvidará lo que hiciste, pero la gente nunca olvidará cómo le hiciste sentir”. Un primer reto será adoptar storytelling como herramienta de comunicación.
- En segundo lugar la marca, nuestra marca. Tú eres tu marca. La marca personal es un concepto de desarrollo personal que permite diferenciación y desarrollo. De manera similar a las marcas comerciales, la marca personal se elabora, ejecuta o muestra, se transmite y por supuesto se protege. La marca no que hay que confundirla con la imagen. Es mucho más, es la estrategia personal, indelegable e intransferible en virtud de la cual nos identificamos. Hoy más que nunca, en la sociedad de la masificación y el anonimato es importante elaborar nuestra marca. Una marca fiel a la personalidad, a las competencias genéticas o adquiridas y muy enfocada hacia nuestros objetivos.
- En tercer lugar, el compromiso como una manifestación pública de la actitud ante la vida. Opuesto al tradicional pasotismo de las últimas décadas del siglo XX, el compromiso personal es un símbolo de la responsabilidad conscientemente contraída hacia lo que hago, lo que soy y lo que pienso, especialmente dirigida hacia lo que quiero hacer y lo que quiero ser y lo que quiero pensar. En todo caso es una disciplina de la voluntad. Como expresa Vince Lombardi: “La calidad de vida de una persona es directamente proporcional a su compromiso con la excelencia, independientemente de su campo de actividad”.
- En cuarto lugar, la selección, o mejor dicho, seleccionar o saber seleccionar aquello que me importa, interesa o necesito, frente al tormento de información innecesaria, tendenciosa o perniciosa. Supone desarrollar capacidades: no dejarme engañar, renunciar a lo que parece más sugestivo pero que para mí es superfluo y elegir lo acertado. Tenemos que ser conscientes de que nuestra selección de hoy marcará nuestra vida de futuro.
- Por último, el “estanding”, lo que más popularmente se llamar estar en la brecha; es decir, tomar parte activa, primera línea en aquello que me importa. Estanding implica valentía, implica riesgo e implica también satisfacción. El refranero español dice: “El trabajo bien hecho da alegría en el pecho”. Estanding es acción y, por lo tanto, también requiere técnica y conocimiento. Lanzarse a la piscina vacía no es estanding, es estupidez. Al igual que es estupidez quedarse parado si puedo pasar a la acción. Según Benjamin Franklin: “Bien hecho es mejor que bien dicho”.
Cinco retos, cinco propósitos a cumplir en el 2016. ¿Cuáles son los tuyos?
Nueva economía: Economía digital 2/3. Los 7 principios de la economía digital
Muchos autores han identificado el término de Nueva Economía con Economía Digital, quizá porque ambas surgieron del pensamiento de Kevin Kelly, pero lo cierto es que aun siendo muy similares, no son exactamente lo mismo. Sin duda la Economía Digital es el resultado de la evolución de la Nueva Economía; lo que ocurre es que esa evolución fue tan rápida, casi simultánea, que puede conducir al error de identificarla. Y siendo casi lo mismo, no son lo mismo.
Al igual que la Nueva Economía, la Economía Digital se rige por algunos principios propios. Veamos estos principios:
- En primer lugar, el concepto de riqueza que históricamente se identificaba con la capacidad de producción, primero, y la capacidad de comercialización, después, cambia hacia algo insospechado. La Economía Digital identifica la riqueza con la innovación. Hacer, pensar e implantar cosas o procesos nuevos. Conduciría a la creatividad tan manida en los últimos años.
- En segundo término, el entorno en el que se desarrolla toda actividad, no solo la actividad económica, se llama Red, e Internet es su cauce. Parece que si no estás en la Red no existes. Los mercados a partir de entonces dejaron de llamarse así para llamarse simplemente Red.
- El tercer concepto es el valor, es decir, el posicionamiento en la Red. Cuantos más conecten contigo, tu empresa, tus productos o tus pensamientos, más valor tienen. El incremento de valor te hará llegar hasta el último rincón del mundo.
- En cuarto lugar, la involución; es decir, abandonar la conocido, dejar cuanto antes el círculo de vida de tus productos y aceptar lo nuevo, lo desconocido, lo inexistente. En definitiva, apostar por la incertidumbre y saber vivir y manejar lo abstracto, ocurra o no ocurra.
- En el quinto criterio se concibe el crecimiento como la gran oportunidad de la Economía Digital, un crecimiento que se producirá si sabes utilizar todas las ventajas que la Red te aporta. Ventajas que van mucho más allá de la propia consideración economicista o mercantil y donde la marca personal tiene enorme importancia.
- El tiempo surge como sexto principio, sobre todo porque desaparecen las diferencias horarias y en cualquier momento alguien, no se sabe dónde, puede contactar y obtener respuesta inmediata. Es la era del click y el tiempo será lo que se tarde en dar a una tecla.
- Finalmente, el gran cambio se produce a la hora de examinar el producto. Para la Economía Digital el producto es la información y todo lo que surge alrededor de ella. Información como único bien para un mercado nuevo, exigente y experimentado.
Si hacemos una mínima recapacitación y un breve análisis nos asombraremos de cómo la economía digital ha cambiado el mundo. Algo extraordinario.