Metodologías ágiles del management (2/2). Motivos para usarlas

Las metodologías ágiles que nacen en los entornos del software son también aplicables a los criterios gerenciales de las empresas. Es verdad que esta visión es tan actual y compleja que muchas organizaciones son aún ajenas a ella, pero también es verdad que se adaptan extremadamente al mundo global y competitivo.

Daniel Grifol ha estructurado algunos motivos para usar estas metodologías ágiles:

En primer lugar, el producto final y/o la actividad de la empresa se ajusta definitivamente a lo que quiere el cliente. Para mi ésta es ya razón más que suficiente para implantar la metodología ágil, pues entiendo que el cliente representa el objetivo fundamental de la empresa.

En segundo lugar, la metodología ágil implica a todo el equipo. Nadie se escapa de ella. Todos participan de la visión estratégica de la empresa. El éxito es de todos, como también lo es el fracaso, al contrario de lo que ocurre en las metodologías tradicionales.

 

Metodologías ágiles de management

Ilustración: Imagenslivres.com

 

Unido a este punto habría que considerar que la organización del equipo se hace más sencilla e incluso más liviana y acerca más al cliente al eliminar determinados aspectos administrativos.

En tercer lugar, no cabe duda que las metodologías ágiles son más flexibles y más rápidas. Ambos valores son cruciales en la realidad de la competitividad global. Racionalizan casi todas las variables y por ello también tienen una carga de mayores riesgos o niveles de error. Por ello exige que la responsabilidad y la profesionalidad sean competencias muy desarrolladas.

En cuarto lugar y como consecuencia evidente, son más baratas. Reducen el número de actos, acortan espacios, minimizan stock. La logística se convierte en estrategia y el precio se ajusta a menores costes operativos.

Si tuviéramos que añadir algún motivo más recurriríamos fácilmente a los principios que, reduciendo errores, aseguran la calidad, que permiten gestionar y adelantarse al cambio, que permiten la definición de nuevos servicios y productos, que reducen el tamaño de los espacios comerciales o que, por fin, dan golpe definitivo a la estimación (que no a la planificación).

Si damos la vuelta a la moneda y nos fijamos en algunos contras de las metodologías ágiles (no todo son ventajas), su gran problema es la debilidad de su estructura tanto conceptual como operativa. Los verdaderamente forofos dicen que esta metodología permite vivir en VUCA, mientras que los más tradicionales auguran todo tipo de catástrofes, incluso la enfermedad o muerte.

Las metodologías ágiles son una prueba más de cómo la tecnología extiende sus largos tentáculos y los criterios que permiten gestionarla adecuadamente son también válidos para otros muchos aspectos empresariales. Incluso J.D. Meier se esforzó por demostrar cómo estas metodologías podían aplicarse también a la productividad personal.

Me gustaría terminar con la definición que Rubén Alzola hace al respecto. Según él, «nos proporcionan las herramientas adecuadas para obtener resultados en entornos ampliamente cambiantes y se basan en ciclos cortos y en el aprendizaje mediante el feedback que produce con el usuario». Que cada uno lo entienda como pueda.


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