DISEÑO E INNOVACIÓN

Marta Cortés Duro

España

Promoción 2000-2001

Oficina Española de Patentes y Marcas

Al empezar a escribir esta colaboración para el capítulo de Diseño e Innovación he pensado que hubiera sido mejor escribir en un capítulo sobre Administración Pública, ya que, 8 de los 10 años de mi modesta experiencia laboral, desde que terminé el master en 2001, los he pasado trabajando en el sector público.

Primero en Correos, donde recalé durante casi cuatro años, muy instructivos y viajados. Allí aprendí muchas cosas relativas a Calidad y Excelencia, pero sobre todo comprendí las reglas del juego de la administración, aprendí a resistir y a aceptar que las cosas no salen de hoy para mañana pero que finalmente siempre se consiguen.

A continuación siguió una estancia corta en una empresa privada de instalaciones de telecomunicaciones y ahí, aunque resulte increíble, descubrí nuevos aspectos sobre la Administración Pública. Entendí que los programas de Calidad en el sector público no son todo lo extensos y eficaces que nos gustaría, pero que para llevarse a cabo cuentan siempre con el respaldo de la Dirección, son iniciativas institucionalizadas, por lo que el éxito es fácil de alcanzar contando con la paciencia y perseverancia necesarias.

Finalmente, y tengo que confesar que intentando escapar de cualquier trabajo relacionado con Calidad, y tras aprobar una oposición, ingresé en la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) hace ya más de cuatro años. Nada más entrar me pidieron el curriculum y aquí estoy, trabajando en temas de Calidad otra vez. Mi experiencia en este organismo ha confirmado mis dos conclusiones anteriores sobre la Calidad en la Administración Pública, y ha reafirmado mi convicción de que es un buen ámbito donde desarrollar una carrera profesional en este campo, con muchos retos pero también ventajas frente al sector privado.

Pero volviendo al tema del capítulo que nos ocupa, la innovación, hoy en día nadie discute que constituye un factor esencial en el crecimiento económico, ya que favorece de forma decisiva al uso eficiente de los medios de producción, incrementa la productividad y mejora la competitividad de las empresas.

Los mercados demandan nuevos productos, con mejores diseños y características, en un menor tiempo y con un coste reducido. Y sólo aquellos países que son capaces de crear innovación a través de la generación de nuevos productos y servicios, o de nuevos desarrollos estéticos y de imagen, serán capaces de ser más competitivos.

La innovación es un proceso con múltiples facetas íntimamente relacionadas y con múltiples retroalimentaciones donde intervienen las empresas, los centros públicos de investigación, la Administración, las instituciones de apoyo o interrelación y la sociedad en general.

Por ello, la protección de las innovaciones a través de derechos de propiedad industrial forma parte de la agenda política de los gobiernos de los países más desarrollados y de los países emergentes más dinámicos. Muchos de estos gobiernos están reforzando sus infraestructuras de protección y cuentan con estrategias nacionales de propiedad industrial, como sucede con Japón, Estados Unidos, Alemania, Corea y, más recientemente China y España.

Las patentes juegan un papel clave en el proceso de innovación, y su importancia  se sustenta sobre dos pilares fundamentales. Por una parte, la obtención de una patente supone poner en valor un conjunto de conocimientos técnicos al transformarlos en un activo muy eficaz para la configuración de la capacidad competitiva de las empresas.

Por otra parte, la utilización de la valiosa información contenida en los documentos de patentes supone mejorar sustancialmente la eficacia del proceso innovador, ahorrando numerosos recursos que son generalmente escasos y caros.

No resulta fácil explicar en que consiste una patente, una marca o el diseño industrial, denominaciones que se agrupan dentro de lo que la ley conoce como Títulos de Propiedad Industrial, pues aunque forman parte de nuestra vida mucho más de lo que creemos, son todavía muy desconocidos para una gran parte de la sociedad.

Quizás la dificultad para entender este tipo de títulos estriba en que recaen sobre bienes inmateriales, es decir, que no tienen una forma física, aun cuando puedan utilizarse en un proceso productivo.

Se trata de un tipo de derechos por los que el Estado reconoce a su titular (su dueño) una propiedad sobre una tecnología (patente), una denominación de un producto (marca), o un determinado diseño (modelo y dibujo industrial), y le otorga un monopolio de explotación en el mercado, al tiempo que le exige el cumplimiento de una serie de obligaciones (pagar unas tasas, explotar la invención, utilizar la marca…).

Este tipo de derechos no es algo nuevo o surgido en el último siglo. Prueba de ello es el primer Privilegio de Invención español conocido, que fue promulgado por Isabel la Católica el 24 de febrero de 1478 en Sevilla a nombre de su médico Pedro de Azlor. Un privilegio que, por sorprendente que parezca duraba exactamente 20 años, lo mismo que una moderna patente 500 años después y que imponía fortísimas multas de hasta 30.000 maravedis por copia.

En cuanto a la organización que en nuestro país se encarga de la concesión de Derechos de Propiedad Industrial, debemos referirnos nuevamente a la OEPM, cuyos orígenes se remontan a los años 1820, con la creación del Real Conservatorio de Artes y Oficios y la promulgación de las primeras legislaciones que aseguran los derechos de propiedad y que serían el precedente del actual Organismo. Tras pasar por diferentes denominaciones y adscripciones administrativas diversas, en 1992 pasa a su actual denominación, Oficina Española de Patentes y Marcas.

La OEPM es un Organismo Autónomo del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, cuya misión es impulsar y apoyar el desarrollo tecnológico y económico otorgando protección jurídica a las distintas modalidades de propiedad industrial de las que hemos hablado.

Además de esta labor registral, se encarga de difundir la información que se asocia a estos derechos, a través de bases de datos, servicios a medida o publicaciones especializadas.

Seria ineludible por mi parte, en una publicación conmemorativa del veinte aniversario del Máster de Calidad y Gestión Excelente de la EOI, no hacer alusión al compromiso constante de la OEPM con la Calidad. Este compromiso se ha reflejado tradicionalmente en la preocupación por mejorar los recursos humanos y materiales, en la adecuación de la normativa a los cambios impuestos por el entorno, en el establecimiento de vías de comunicación con los usuarios, en la documentación de los procedimientos administrativos y en la adquisición de compromisos reflejados en cartas de servicios.

Además, la aplicación de sistemas de gestión tanto de calidad como de vigilancia tecnológica nos ha permitido, entre otras cosas, poner en marcha mecanismos de evaluación y de mejora continua, que son para nosotros una exigencia social y profesional  en el marco de nuestra misión de servicio al ciudadano.

La Administración Publica también es consciente de la importancia de su función, proporcionando servicios eficaces en los que se puedan apoyar las actividades de innovación de la sociedad: en la actualidad se pueden presentar ante la OEPM  todas las solicitudes de registro de las diferentes modalidades de Propiedad Industrial por vía telemática. De este modo, los ciudadanos pueden acceder a los servicios prestados por la OEPM a cualquier hora del día y desde cualquier punto del planeta mediante una conexión a internet y un certificado de firma digital.

Además, en los últimos años se ha hecho un esfuerzo por hacer los servicios de la OEPM más adecuados a las necesidades de los usuarios. Por poner un ejemplo,  muchos sectores industriales basan su competitividad en la diferenciación de sus productos a través del Diseño Industrial. Estos productos, en muchos casos, se caracterizan porque se encuentran sometidos a una fuerte rotación, que provoca su rápida obsolescencia y un tiempo de vida útil muy corto. Por este motivo, la OEPM, consciente de que un procedimiento de concesión largo no beneficiaba este tipo de derechos, dirigió sus esfuerzos en la reducción del plazo de concesión. Actualmente, los Diseños Industriales se conceden en tres días.

En definitiva y como conclusión, la propiedad industrial es una herramienta fundamental al servicio de la innovación, ya que los beneficios derivados de esta última y de la imagen de alta calidad de las empresas españolas, solo se materializarán si estas son capaces de convertir sus esfuerzos en activos, a través del registro de patentes, marcas y diseños, es decir, mediante la propiedad industrial.

Marta Cortés Duro

España

Promoción 2000-2001

Oficina Española de Patentes y Marcas


Suscribirse a comentarios Respuestas cerradas, se permiten trackback. |

Comentarios cerrados.


Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies