Economia Colaborativa.
Nos encontramos frente a un concepto transformado, enriquecido, que hace una gran diferencia: el intercambio que antes estaba limitado al entorno geográfico y círculo social más próximo, se produce ahora gracias a la tecnología (Internet y múltiples dispositivos), a plataformas facilitadoras (marketplaces), que permiten acceder a recursos mediante la conexión en cualquier momento y lugar entre personas –conocidas o perfectos extraños–, entre vecinos o ciudadanos que viven en diferentes ciudades del mundo; entre particulares y empresas.
Existe la creencia de que la economía colaborativa surge como respuesta a la crisis financiera global desatada en 2008 debido a que las familias necesitan ingresos. Y si bien es cierto que la crisis ayuda a impulsarla, hay otra serie de cambios que se han ido produciendo entre el siglo XX y el XXI, y que favorecen esta nueva realidad:
– El cambio de valores en la sociedad.
-Crisis de confianza en instituciones y corporaciones.
– Factores económicos.
– El empoderamiento del ciudadano.
– La reputación digital.
La realidad es que no existe una definición comúnmente aceptada ni pacífica del concepto de consumo o economía colaborativa, si bien se podría afirmar, tal y como propone la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que se trata de un nuevo modelo económico que se basa en el «intercambio entre particulares de bienes y servicios que permanecían ociosos o infrautilizados a cambio de una compensación pactada entre las partes».
Fuentes:
http://www.elmundo.es/tecnologia/2015/01/11/54acd472ca4741c6298b456a.html
http://www.compromisoempresarial.com/carrusel/2014/10/economia-colaborativa-el-poder-de-compartir/#sthash.epsSw5j6.dpuf
Manuel Javier Jimenez
M7- A7