#EMaPRENDERores

«Es una locura que un hombre rece a los dioses por lo que es capaz de obtener por sí mismo» 

Epicuro

Este es el hashtag con el que bautizo a la santa tarea del emprendimiento, en Sillicon Valley.

Ya sabía que emprender es duro, aquí y allí, pero la cosa se complica si además eres emigrado y necesitas una visa.

El asunto tiene la peculiaridad de que si tu proyecto no es machine learning, no vas a encontrar capital, pero si consigues manejar los misterios del hashtag a tu favor puede que alguien apueste un dólar por ti. Una vez que eso pasa es momento de guardar a la virgen de los Milagros y las veinte velas que le iluminaban la mantilla. Ahora es el olor del dinero el que hará el resto del trabajo.

Como tiburones de un mar muy, pero muy rojo, estos Venture Capital hacen círculos alrededor de las cientos de startups que publicitan sus maravillas de boca en boca. Porque estos escuálidos sólo fijarán su atención sobre tí si conocen la calidad de tu carne o si piensan que un tiburón más grande te ha echado el ojo.

 

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Así es el océano donde estos pequeños valientes nadan al doble compás de emprender y aprender sin morir en el intento. Valientes como Laura Gómez, mexicana con criatura, de nombre Atípica, que bajo el claim «mi tiempo es mi único recurso» está tan exhausta de bailar al son del Capital que daría su reino por una sesión de peluquería. O como Pablo Pantaleoni, catalán que sigue modelando su exitosa Medtep teniendo claro que para llegar a este punto «hay que jugársela» y aprender la cultura de «respetar el tiempo de quien tienes en frente». Jesse Pickard, diseñador americano creador de Elevate, muy consciente de la importancia de «saber venderse uno mismo para que los demás apuesten por tu idea», porque te compran a ti. Un absolutamente inspirador Hugo Giralt, de nuevo un catalán, cuyo Propelland es «siempre intentar cambiar una industria» siendo fiel a tus principios y con un plan personal estratégico a quince años. Más terrenal Isabel Arcones elevando la voz de los ciudadanos con Onpublico,afirma que una de las cosas más importantes que ha aprendido es que «hay que construir menos y vender antes».

Tod@s  forman parte de este ecosistema donde su capacidad de creación y la fe en sí mismos son los mayores activos. Pequeños peces que pueden crecer, también pueden quedarse como están o ser devorados por otros mayores, porque, no lo olvidemos, son el alimento indispensable para que el fenómeno siga funcionando. Sin ellos, los grandes players del mercado acabarían flotando en la orilla de la bahía, exhaustos y hambrientos sin poder nutrirse con su flexibilidad e innovación. Algo que ellos mismos alguna vez tuvieron y nunca más tendrán.

Los grandes depredadores también tienen su papel en la regulación del paisaje, dando a algunos elegidos el oxígeno necesario para alejarse a aguas más profundas donde tendrán que afrontar nuevos retos valiéndose de lo aprendido hasta entonces.

Así de sostenible y delicado es este ecosistema: los que están al final de la cadena tienen la clave para que los grandes sobrevivan, de los que a su vez necesitan obtener los medios para avanzar, y sólo la unión y lealtad de los miembros de la manada les permite soportar los envites que, de otro modo, habrían hecho inviable este paisaje. Y precisamente es esa lealtad el mayor activo de todos los indispensables.

Es el tan manido «la unión hace la fuerza», la sinergia, el ambiente colaborativo, la transferencia de conocimientos lo que a su vez alimenta a estos pequeños valientes y lo que realmente queda aquí para no olvidar.

 

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La diferencia es la actitud

Tras leer las entradas en este blog escritas por algunos de mis compañeros, coincido en muchas de sus reflexiones sobre el entorno laboral en el valle o sobre cómo se gestionan las personas de manera tan diferente a cómo se hace actualmente en las empresas españolas. Algo que deberíamos empezar a cambiar poco a poco para crear ambientes menos jerarquizados donde se involucre más a todos los trabajadores en la toma de decisiones.

Está claro que el ecosistema que se ha formado en Silicon Valley es único, dotado de grandes universidades que aportan el talento y grandes fondos de capital que tienen el dinero para invertir en las nuevas ideas. Pero si hay un denominador común a todos los ponentes que a mi realmente me ha impactado es la confianza en uno mismo. Esa capacidad de tener una idea, creer en ella y llevarla a cabo.

El ambiente que se respira en Silicon Valley es de entusiasmo. Te venden tanto su idea, como su mejor producto que es su propia persona y confían en ambas al 100%. Creo que esa es la diferencia fundamental que he encontrado con España y me gustaría empezar a aplicar.

No hay grandes diferencias respecto a los proyectos, las ideas ni siquiera los conocimientos técnicos, lo que hay es una diferencia en la actitud. No tienen tanto miedo al fracaso, por lo que no les importa compartir sus ideas ya sea dentro de su propia empresa o para fundar una nueva. Creo que eso es algo que deberíamos empezar a interiorizar, confiar más en nosotros mismo y quitarnos el miedo al fracaso, porque de toda experiencia siempre se aprende.


Silicon Valley no es lo que es, sino quienes lo son…

¿Cómo es Silicon Valley? ¿Qué tiene de diferente? ¿Es como lo cuentan?

Estas son las preguntas que tanto uno se hace antes de ir, como las preguntas que a uno le hacen al regresar. silicon-valley-sign-lg

Silicon Valley levanta gran curiosidad y expectativas a todo aquel que oye hablar de él o tiene la oportunidad de conocerlo. Pero, ¿qué hace diferente a Silicon Valley? Después de una semana visitando algunas de las empresas que forman el Valle, he de decir que la gran diferencia, además de la cultura norteamericana, son las personas. Silicon Valley lo hacen las personas. Son su gran talento y todo el mundo es conocedor de ello. Allí no es el mejor quien tiene una buena idea (porque las ideas son como los ombligos, todo el mundo tiene una), sino quien tiene la capacidad de convencer y de rodearse de los mejores talentos para llevarla acabo.

Silicon Valley es en cierto modo pragmático, no se trata de perder tu tiempo, ni de lo que es peor para ellos, hacérselo perder a los demás. Como de una forma muy elocuente Laura Gómez dijo en una de sus presentaciones ante un inversor: “Mi tiempo es mi único recurso, por favor decidan lo antes posible y háganmelo saber cuanto antes”.

También llama la atención la facilidad con la que en Silicon Valley se comparten las ideas. Los emprendedores no son tus enemigos, ellos te presentan inversores y te ponen en contacto con personas que pueden facilitarte el trabajo. No hay problema en dar feedback a tus colegas. Es más, seguramente sea la única forma de crecer. El networking es imprescindible en un ecosistema como Silicon Valley, sin él no tienes futuro.

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Pero no todo es de color de rosa en el valle. Como antes he comentado, el tiempo es el único recurso y para llegar a tus metas tienes que sacrificar, si quieres ser emprendedor, tu tiempo, tu familia, tus amistades y parte de tu vida personal. Todo los emprendedores lo remarcan. Llegar lejos no es sencillo y hace falta mucha constancia y persistencia para conseguir salvar cada uno de los pasos que te van a ir surgiendo hasta empezar tan siquiera a caminar.

En resumen, Silicon Valley es un ecosistema único en el mundo. En él el talento está concentrado. Y si quieres triunfar en materia tecnológica es imprescindible hacerlo desde allí.

La cultura norteamericana ha influenciado enormemente en ello. Como bien dijo Hugo Giralt, los americanos llevan vendiendo limonada desde que tenían 6 años. Ellos demuestran que no sólo se trata de conocimiento sino de actitud. Las empresas no buscan al que mayor conocimiento tenga, sino al que mejor actitud tenga y mejor funcione y haga funcionar al equipo.

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Todo el mundo es conocedor de que no todo Silicon Valley es maravilloso. Pero esta claro que si aquello funciona es porque algo bueno tienen. Tratemos de copiar lo bueno de esta experiencia que los que hemos tenido la oportunidad de visitar hemos podido comprobar en nuestras propias carnes. Ya que en España tenemos los conocimientos y la capacidad para hacer las cosas bien. Sólo nos falta la cultura de creérnoslo.


Un recorrido por la cuna del emprendimiento

Ya de vuelta en Madrid y con tiempo para mirar atrás, se pueden empezar a digerir las experiencias vividas en San Francisco.
Han sido unos días intensos con muchas visitas y charlas con diferentes personas, en los que hemos ido llenando de experiencias y descubrimientos la mochila que viajó con nosotros a California.

Silicon Valley resulta ser un particular ecosistema en el que confluyen diversos factores que hacen de él un lugar extraordinario en lo que a la innovación y al dinamismo empresarial se refiere.
Importantes universidades formando a brillantes profesionales, las más grandes empresas tecnológicas compitiendo por ese talento, una cultura donde se idolatra el emprendedor y algunos de los fondos de inversión más poderosos del mundo que buscan el próximo unicornio entre las múltiples empresas establecidas en el valle, conforman un ecosistema difícilmente replicable, pero del que sin duda se pueden extraer lecciones aplicables en nuestro entorno.

Los aprendizajes más importantes que me llevo, los he extraído de algunas de las charlas más cercanas que hubo a lo largo del viaje. Conversaciones en las que personas como Alex Castellarnau de Dropbox, Hugo Giralt de Propelland, o Laura Gómez de Atípica nos contaban sus experiencias en primera persona.

De Alex me llevo 2 lecciones principalmente, las alternativas a la hora de innovar intraempresarialmente y la importancia de la cultura de empresa a la hora de hacer crecer a una compañía de forma cohesionada y sin perder el rumbo.
La innovación es algo que todos vamos a tener que llevar a cabo en nuestra actividad profesional, ya estemos emprendiendo o trabajando en una empresa por cuenta ajena.
En un mundo que se mueve a la velocidad que lo hace el nuestro, es necesario reinventarse continuamente y ofrecer nuevas y más atractivas alternativas. Encontrar el correcto equilibrio entre las distintas variantes de innovación es fundamental a la hora de hacerlo con éxito y sin malgastar recursos.
Respecto a la cultura de empresa, su visión al haber estado trabajando en una start up desde una etapa temprana, hasta la actualidad tras haberse convertido en una empresa de más de 1.200 empleados, de cómo esa cultura y valores han permitido a la empresa crecer con sentido y como un equipo cohesionado, resulta increíblemente valiosa para cualquiera de nosotros  y especialmente para aquellos que consideren emprender en el futuro.

De Hugo, además de su entusiasmo y energía a la hora de exponer sus ideas, me llevo quizás una de las herramientas que utilizaré de forma más inmediata, con el proceso de cómo diseñar y construir nuestro futuro profesional.
Todos los que en su día decidimos embarcarnos en esta aventura estamos en mayor o menor medida en un proceso de transformación, y los consejos de alguien que ha construido su carrera de la forma que lo ha hecho Hugo no pueden sino ser tenidos en cuenta.
También me quedo con su forma de aplicar el Design Thinking a la hora de innovar y crear, y sobre todo con el consejo de prototipar a lo largo del proceso («Un prototipo vale por mil reuniones«)

 

De la misma forma me llevo una idea común de la charla que compartí con Melonee Wise, de Fetch Robotics durante el piscolabis organizado por StepOne, así como del encuentro organizado con Laura Gómez, de Atípica.
Ellas dos coincidieron en la importancia de las personas a la hora de embarcarse en cualquier proyecto. No importa cuál sea tu idea o proyecto, tanto si formas parte de un equipo en el caso de Melonee, como si lo estás haciendo de forma individual como Laura. Si necesitas que alguien apueste por ti e invierta en tu proyecto, la decisión final dependerá de que el equipo o el individuo sea merecedor de la confianza de los inversores, de que vean algo especial en ellos que los diferencie de todos los demás.

En un entorno tan altamente talentoso y competitivo como Silicon Valley, hay cientos de buenas ideas, pero no llegarán a buen puerto si no son llevadas a cabo por las personas adecuadas, y quienes tienen la capacidad de invertir en unas o en otras lo saben.

Al fin y al cabo «it’s all about people«


GESTIÓN DE LAS PERSONAS

Cuando partimos hacia San Francisco no sabía muy bien que era lo que iba a ver allí, que aprendizajes podría traer, y me sorprendió que en la cuna de la tecnología se trataba mucho la gestión de las personas.

Me llamaron mucho la atención dos cosas que a día de hoy en España no se suelen ver:

La primera fue la pasión con la que todas las personas que conocimos hablaban de su empresa, como la sentían como parte suya, y no me refiero solamente a aquellos que eran sus fundadores. Me impresionó al entrar en Intel como la trabajadora mostró un entusiasmo que contagiaba mientras nos hacía el recorrido por el museo. El entusiasmo con el que Alex nos hablaba de Dropbox, la gente de KIVA, Salesforce, ….. Supongo que esto es suma de unas condiciones laborales, pero sobre todo de un entorno en el que te hacen sentir que tu trabajo es valorado y básico para el funcionamiento de la empresa.

La segunda y que me sorprendió más fue la madurez que mostraban a la hora de configurar la organización de la empresa. Me impactó escuchar a Pablo decir como su socio y fundador de Medtep había cedido su puesto de CEO, ya que entendía que el encajaba mejor dentro de desarrollo de producto y dejaba ese puesto para alguien que estuviera más capacitado. La charla de Alex de como realizan la selección del personal y como este debe mantener los valores de la empresa para seguir encajando en el grupo fue una gran inspiración, me gustó mucho como intentan apartar el ego del entorno de trabajo.

Sorprende que en numerosas ocasiones nos dijeran que las ideas no son lo más importante, sino que el equipo es la inversión real.

A día de hoy me cuesta mucho imaginar en España un entorno de trabajo así, en el que los trabajadores se sientan plenamente identificados con la empresa y todo el mundo tenga la madurez suficiente para asumir el rol que le toca en cada momento sabiendo que es lo que hará avanzar al equipo.


RESUMEN DEL VIAJE… ADMIRACIÓN.

Si tengo que resumir este viaje en una palabra, tengo una elección clara: ADMIRACIÓN. No me cuesta ningún esfuerzo encontrar motivos por los que admirar a cada una de las personas con las que nos hemos reunido durante este viaje.

Por supuesto, el Valle, Stanford, en general ¡todo San Francisco impresiona! Por su dinamismo, por su filosofía de vida, por el talento, por el valor del tiempo, por su iniciativa a la hora de crear nuevas empresas… pero prefiero quedarme con los valores más humanos de la gente que hemos conocido, esos que te hacen ver todo lo que tienes que mejorar. Podría estar escribiendo horas, pero voy a centrarme en los aspectos que me llamaron más la atención de alguno de ellos:

De todos ellos, incluyendo a los no mencionados por no alargar este post, me quedo con el aspecto o cualidad que los hace grandes, admirables. Sólo con poner en práctica alguno: entusiasmo, afán de superación, valentía, iniciativa, carácter, solidaridad… en mi vida tanto profesional como personal, este viaje habrá merecido la pena.


Crónica del viaje de estudios a San Francisco y Silicon Valley

Recién termina un fascinante viaje por un país y una cultura que nos ha llevado por San Francisco y Silicon Valley, el lugar de referencia mundial en emprendimiento digital. Si bien las necesidades de todas las personas del planeta son similares, la forma de cubrirlas allí es diferente al resto del mundo. Siguiendo la pirámide de Maslow, en el sector tecnológico de San Francisco se satisfacen así sus necesidades:

En España, si bien estamos muy influenciados por la cultura estadounidense, estas mismas necesidades las cubrimos de otra manera: la mentalidad de San Francisco tiende a “ser feliz, estar sano, y ser productivo”, mientras que la española tiende a “ser feliz, ser social y esforzarse lo justo para vivir”. Ninguna de las dos es mejor que otra, son simplemente desiguales, cada una con sus pros y sus contras, y sin duda individuos de cada grupo podrían trasladarse al otro y adaptar su comportamiento al grupo de acogida.

De hecho, muchas de las personas que hemos tenido la oportunidad de conocer en este viaje son las que están viviendo “el sueño americano”, poniendo todas sus ilusiones, sus esfuerzos y sus ganas de hacer del mundo un lugar mejor. Empezando por Yurena García-Hevia y por Marina Delgado de StepOne, dos jóvenes talentos para la organización de personas y calendarios, cuya labor en este viaje es de destacar y felicitar.

Eric S. Quon-Lee, de Visa, dejó cuatro pinceladas de lo que nos íbamos a encontrar en el camino, pero cuando se le preguntó por un tema espinoso, como es el de los visados, sonrió y cambió de tema. La burocracia en este sentido echa para atrás a muchas personas que estarían dispuestas a emprender la aventura.

Ángel Hernández nos mostró una empresa pequeña y recién nacida, Fetch Robotics, con un producto que se vende realmente (el Pick) y otro producto cuya labor es encandilar (el Fetch). Esa es parte de la magia del Valle, una de cal y otra de arena: un producto que trae cash y otro que trae inversión.

Con Pilar Manchón podría estar horas hablando de su trabajo, pues son muchos los puntos en común con mi área de conocimiento. Sin embargo, me quedaría con su valentía de montar una start-up de asistentes virtuales Indisys, y hacerlo en un sitio como España, donde la necesidad de la misma era muy baja. Intel reconoció el valor de su trabajo y compró Indisys.

Félix González, que está cursando un MBA en Stanford, me sorprendió por el giro que dio a su vida. Teniendo un perfil técnico, decidió que prefería ayudar a las personas. Y siendo tentado por grandes empresas con sueldos estratosféricos, resolvió seguir trabajando en su proyecto. Le deseo la mayor de las suertes, porque JuntoSalimos es necesario, justo y honesto. De él me quedo con la idea de poder describir tu proyecto en sólo 5 palabras: me parece dificilísimo cuando se trata de productos y servicios complejos, pero es un ejercicio necesario si no quieres que tu interlocutor desconecte ante una descripción larga y farragosa.

Que Alex Castellarnau, Director de Diseño de Dropbox compartiera una hora de su vida con nosotros fue un auténtico lujo. Según sus palabras, “soy director de diseñadores, no de diseño”. Sólo el hecho de contar con 85 diseñadores por debajo de ti tiene que dar vértigo. Una de las lecciones que nos llevamos es los diferentes tipos de innovación, más el consejo de no hacer innovación disruptiva en el core del negocio (no vaya a ser que nos carguemos la empresa).

En Evernote Luís Samra recogió el testigo de Gretel Perera, que no nos pudo atender, y lo hizo con nota. Es una empresa que está en la cuerda floja, con un modelo de negocio que, si bien convierte, no es suficiente para hacerla todo lo rentable que los inversores quieren. Luís nos explicó la diferencia entre la paciencia de los usuarios hacia un producto dependiendo de su procedencia cultural, y cómo Evernote se había centrado en desarrollar un producto muy completo.

Álvar López y Luis Carlos Cobo trabajan para una empresa gigante, Google, un pulpo con muchos tentáculos que abarca prácticamente todos los palos de la economía mundial. Y quizás el problema es que, estando en un sitio así, al final no eres consciente de todo lo que hace la empresa en la que trabajas, y simplemente conoces lo que hace tu equipo. A pesar de todo, su amabilidad y disposición es de agradecer, intentando responder a preguntas que no son de ‘su tema’.

La pasión que Laura Gómez trasmite por Atipica es real, creíble y confiable. Según sus propias palabras, “su único recurso es su tiempo”, y generosamente nos lo regaló para contarnos los sabores y sinsabores del emprendimiento y de sus circunstancias. Podríamos estar horas preguntándole, es una mina de sabiduría y de garra. Además, aprovechó para demostrarnos una pizca de cómo funcionan las relaciones profesionales, invitando a un compañero de su co-working a presentarnos su proyecto Hangster.

Tesla es la compañía de moda de esta década y Arturo Garrido nos explicó por qué. Su CEO Elon Musk tiene una visión muy clara: si las leyes de la física no lo impiden, algo no se ha hecho porque alguien no lo ha intentado aún. Una visión ganadora, seguida de unas acciones valientes. Si todos sus proyectos salen adelante, Tesla acabará con compañías ancladas en modelos productivos del siglo XIX, y no hablo solamente de coches.

Kiva es una mezcla de ONG, banco y marketplace. Wesley Schrock y Catherine Cocke nos contaron cómo están ayudando a pequeños empresarios a materializar sus sueños a través de micro-préstamos, un sector en el que existen muchos competidores, pero en el cual ellos han sabido darle un giro solidario, permitiendo que cada prestamista elija dónde quiere generar impacto. Una de sus mayores “suertes” fue el respaldo inesperado y desinteresado de Oprah Winfrey, probablemente la estadounidense con mayor capacidad de generar de confianza. Pero como con todo, la “suerte” se trabaja. Y en Kiva se trabaja con la metodología de design thinking –tienen post-its por todos lados y posters de ‘personas’ bien visibles para que no se les olvide quiénes son sus usuarios reales, sus problemas y sus necesidades. Porque como dice su lema: soñar es universal, pero las oportunidades no.

Por fin llegamos a una empresa española que vive el sueño americano: Medtep. Pablo Pantaleoni no tenía ni idea de informática ni de salud, pero eso no fue obstáculo para que se liara la manta a la cabeza y, junto con su socio, montara una empresa de informática centrada en la salud. En sus propias palabras, “hay que saber adaptarse a las nuevas situaciones”. Su sede no está en rimbombantes complejos empresariales de Silicon Valley, sino en un espacio de co-working en el SoMa. Al igual que otras empresas visitadas, como Atipica, el desarrollo lo hacen fuera de EE.UU., lo cual les hace ganar en competitividad. Su producto aporta valor, es bonito estéticamente hablando, y están moviéndose en direcciones, a mi juicio, muy correctas. Les deseo toda la suerte del mundo en la búsqueda de financiación, aunque, como Pablo reconoce, estén (probablemente) destinados a vender su producto a una empresa grande. No sería un mal final.

A Isabel Arcones la conocía previamente de una entrevista que concedió a Nexo Club. En ella hablaba del lado humano de emprender, pero en nuestra charla se enfocó más en el lado profesional. En ambas charlas fue clara y directa: “emprender es muy duro”. Hay que darse a conocer para que te abran la puerta, y nadie te regala nada, absolutamente nada. Y conseguir financiación para un proyecto como OnPublico es complicadísimo, a pesar de cubrir una necesidad existente y tener cierta tracción.

Hugo Giralt también pasó por Nexo Club. Además, su empresa Propelland es competencia directa de la empresa en la que trabajo, por lo que tengo cierta visión de lo que hacen, y compartimos muchas ideas, como el hecho de que sólo te recuerdan por lo último que haces, o que es mejor hacer algo pequeño pero brillante, que algo grande y soso. Uno de los consejos que me llevo es el de no hacer el reparto de responsabilidades entre socios con el mismo porcentaje, para evitar situaciones de bloqueo por empates, y que debe haber al menos uno de los socios que tenga el 51% del control.

He de reconocer que Salesforce me sorprendió, y para bien. Antes conocía poco más que el logo, y después de la charla… sigo sin saber a qué se dedican. La cuestión es que hacen tantas cosas que incluso el hecho de relacionarles sólo con el CRM que les da fama, sería injusto. Rob Lamb y Charlie Isaacs nos mostraron los diferentes tipos de proyecto a los cuales se dedican, lo que les ha generado unos ingresos espectaculares que les permiten tener su sede en uno de los mejores edificios de San Francisco. Si tuviera que elegir una única empresa de las que hemos visitado para trabajar en ella, probablemente sería Salesforce por tres razones. En primer lugar, porque nunca sabes lo que te espera al día siguiente, y eso engancha. En segundo lugar, por su orientación directa a cliente: no hay que pensar en lo que hace Salesforce, sino en lo que hace el cliente y en cómo Salesforce puede ayudarle, ahora y en el futuro. Y en tercer lugar, por su actitud humilde y su papel de pertenencia al grupo social, promoviendo el voluntariado entre sus trabajadores.

Yammer es una isla dentro de Microsoft. Manuel Muñoz se ha pasado la vida huyendo de las empresas grandes y de gestionar personas, y a cada paso que da, sube un peldaño más en esa escalera que dice aborrecer. Manuel y yo tenemos un punto en común: nos gusta diseñar, no ser manager. Además, Manuel sabe adaptarse a nuevos equipos, culturas y lugares, algo que no es nada sencillo pero que es muy necesario para los profesionales del siglo XXI.

He probado la aplicación de Elevate y he de decir que engancha. Jesse Pickard nos contó su trayectoria desde que empezó hasta hoy, y cómo es la búsqueda de inversores y el desarrollo del producto. Me quedo con su consejo de pedir feedback del producto cuanto antes, y que haya un equipo dedicado específicamente a que se responda cada cuestión de forma rápida y efectiva. Me quedo también con su filosofía (que comparte con todas las empresas vistas) de dotar a las personas con el mejor equipamiento y entorno posible, para que puedan explotar todas sus habilidades al máximo.

Prezi es una herramienta a la que debo reconocer que tengo bastante manía por el mal uso que sus usuarios le dan, generando presentaciones que juegan con las transiciones y velocidades hasta llegar a marear al usuario. Sin embargo, agradezco a Rocío Medina que nos explicara su historia desde su fundación en Hungría, su salto iniciático en San Francisco y sus perspectivas de futuro. Alegra pensar que se puede empezar algo grande en el viejo continente, pero apena darse cuenta que, si quieres de verdad crecer, tienes que estar en el nuevo continente.

Chris McCoy vino a hacer un MBA a España pero decidió que él prefería trabajar con sus propias manos, y fundó You3Dit, la cual se aloja en el espacio maker TechShop. Resolver pequeños y grandes problemas no es simplemente cuestión de querer, también hay que saber hacerlo y tener los medios necesarios para ello. Con el abaratamiento de materiales y medios de producción, junto con la difusión educativa do-it-yourself de este siglo, prácticamente cualquiera puede crear sus prototipos y productos con un esfuerzo muy pequeño, por lo que en poco tiempo, actividades como manejar una fresadora, cortar materiales con láser, o algo tan tradicional y que se había prácticamente perdido como coser ropa, serán de uso masivo.

En el espacio de co-working Be-space, Antonio Bustamante y Alfonso González nos contaron su experiencia de cómo es trabajar en start-ups en San Francisco, con sus luces y sus sombras, y desde dos perspectivas muy distintas: el primero trabajando muchas horas para avanzar lo máximo posible, mientras que el otro prefería tomarse las cosas con mayor tranquilidad y equilibrar aspectos de la vida. Ambos parecían contentos con su elección, y ambos contaron con el apoyo de sus familiares para trasladarse. La duda me surge si hubieran dado los mismos pasos si las cosas en España no hubieran sido tan complejas.

La última actividad del viaje fue una visita guiada por Open House, el ala domótica de Target, donde pudimos ver los diferentes automatismos que ya existen en el mercado y que, en teoría, nos hacen la vida más sencilla. La domótica lleva muchos años intentando implantarse en el mercado, pero no termina de cuajar por diferentes factores: precio, obsolescencia, incompatibilidades… Los dispositivos en venta tienen un precio de momento que no les hace accesibles a muchos hogares, requieren conexiones de datos, y es difícil cuantificar el retorno de inversión. Sin embargo, la dirección que está tomando la industria creo que es la correcta (como por ejemplo, elegir la plataforma de Android para desarrollar sus servicios), y dentro de poco, lo que hace unos años nos parecía ciencia ficción, será lo habitual.

En definitiva, se ha tratado de un programa muy completo, donde hemos podido ver todo tipos de proyectos, tamaños, maduración y retos a afrontar. Todos ellos con el denominador común de la ilusión por hacer algo que merezca la pena y que ayude a la sociedad de algún modo. Es de agradecer a StepOne y a la EOI la visión global que nos han facilitado.

Como aspecto a mejorar para años posteriores, considero que sería necesario aportar la visión de alguna persona de las que lo han intentado y no lo han conseguido, de los que se vuelven cabizbajos a casa, de los que resuelven restaurar su vida hasta el punto anterior de decidir emprender el viaje. O conocer a algunos de los que llegaron como una ola, chocaron contra una roca pensando en que ésta se iba a apartar de su paso; y con el tiempo se dieron cuenta que lo máximo que conseguirían sería modelar levemente la roca con el roce mínimo y continuo para darle una forma lo más parecida posible a lo que buscaban en su inicio.

En cualquier caso, mis felicitaciones al equipo coordinador del viaje de estudios- encabezado por Paloma Gómez-Martelo y Eduardo Sicilia-, quienes nos han acompañado en esta experiencia, y la cual nos ha permitido conocer de forma directa las semejanzas y diferencias entre culturas, los retos a afrontar, las oportunidades a explotar, y a todos los elementos personales y profesionales que integran el ecosistema de Silicon Valley.


En dos palabras, Im – presionante!

Vaya viaje! Muchas serían las cosas que comentar del viaje; la mejor probablemente el estar una semana (casi) todos los del curso juntos! (échamos de menos  los que no pudieron venir!) Muy buenos recuerdos y momentos me llevo.

Ya centrándonos en los temas educativos-laborables, de las muchas cosas que hemos vivido y aprendido del viaje de todos los ámbitos (tecnológicas, empresariales, emprendimiento, etc.), creo que lo que más me ha impactado es la forma de trabajar en las empresas del valle, sobre todo por la diferencia de lo que he vivido y conocido en mis 10 años de experiencia profesional.

Unas empresas “abiertas” (sin secretos) con una organización horizontal en vez de vertical, una comunicación de igual a igual entre todos los miembros de la empresa y un objetivo común: aumentar la satisfacción del cliente con los servicios o productos que ofrecen.

Aunque son muchos son los factores que hay que desarrollar en la empresa para poder tener este tipo de organizaciones, voy a comentar los que creo que se podría aplicar en España y mejoraría no sólo la productividad de los trabajadores pero también su satisfacción:

No son elementos que se puedan introducir en la cultura de trabajo de las empresas en España fácilmente porque cambia muchos estereotipos y creencias pero si se ven las ventajas para el trabajador y para la empresa debería ser uno de los retos de cada uno de nosotros y nuestras empresas.

Después de conocer este «mundo», podemos pensar que nuestras capacidades de emprendimiento, trabajo en equipo, innovación y productividad están encerradas en una celda de Alcatraz … y esta visita nos ha podido dar la clave para escapar de ella!

Alcatraz

 


Ver para creer

Han sido muchas las referencias a Silicon Valley desde que iniciamos nuestro máster, emblema del software, de la robótica, del big data, del crecimiento exponencial de la tecnología, y en definitiva, de la frontera del conocimiento. Pues bien, nuestro viaje a la meca de las TIC me ha servido para aterrizar algunos de estos conceptos, desmitificar algunos sueños y crear otros nuevos. Lo resumiré en cinco experiencias reveladoras:

  1. Velocidad. En Silicon Valley se mira hacia el mañana, todo parece ocurrir muy rápido y la vida media de los negocios de base tecnológica es muy corta. Cuando apenas hace unos meses se lanzaban los primeros wearables, aquí ya se promueven nuevas tecnologías como la realidad virtual o el internet de las cosas, algo que pudimos ver de primera mano en las tiendas Open House. Esto lleva consigo que las startups deben desarrollar sus proyectos a un ritmo vertiginoso para conseguir hacerse un hueco en el mercado.
  2. Un ecosistema que se preocupa por sí mismo. En un entorno que tiene las mejores universidades del país, grandes empresas de hardware y software, y financiación para emprender, cabía esperar un ambiente mucho más competitivo del que encontramos. Sin embargo, hay una clara tendencia entre los emprendedores de las startups a compartir las ideas, a escuchar a otros emprendedores para aconsejarles de manera constructiva, y a compartir recursos y contactos para favorecer el éxito de todos. Parece que más allá de los objetivos individuales también hubiese uno colectivo de seguir manteniendo el estatus del valle.
  3. Una burbuja sobrevuela el valle. En la última década se han creado miles de empresas en Silicon Valley, el efecto Google y Facebook ha hecho que los principales fondos de capital riesgo especializados en tecnologías de la información pongan todo su foco en este lugar. La búsqueda del próximo unicornio obsesiona a los inversores de la zona, y el modelo de inversión se centra, en gran parte, en compañías con relación directa con el consumidor (B2C). Esto se traduce en que las empresas de más de 100.000 usuarios se financian relativamente bien sin importar mucho los contenidos, lo que ha llevado, según el fundador de Propelland Hugo Giralt, a una ganancia neta cero para los inversores en los últimos 15 años. Muchos emprendedores dan esto por hecho pero tampoco parece importar demasiado. Algunos indican incluso que es necesario que estalle esta burbuja, ya que muchas empresas no consiguen generar el valor esperado y es preferible que se caigan, y financiar nuevos negocios con mayor potencial.
  4. Las ideas son el 5% del éxito del proyecto. Ha sido recurrente a lo largo de nuestra apretada agenda este mensaje. Pablo Pantaleoni de Medtep recalcaba la importancia de la capacidad del equipo promotor de ejecutar un proyecto en tiempo y de escalar para llegar al mercado lo antes posible. En muchos casos el capital riesgo no presta ni siquiera atención a los planes financieros de las compañías, si no al knowhow del equipo, lo importante es llegar los primeros.
  5. No hay miedo a enfrentarse a cosas nuevas. Fuera de programa tuve una muy grata experiencia, cuando acudí a un evento de bioprinting o impresión de tejidos y órganos en 3D en biomedicina. La charla fue en un entorno distendido con gente de todo tipo; biólogos, consultores, estudiantes de bachillerato, ingenieros de software y emprendedores. A pesar de la disparidad de los asistentes todos ellos tenían un objetivo común, el interés por el conocimiento, por saber más de un sector que desconocen y, sobre todo, por tratar de contribuir en lo que podría ser la nueva era de la medicina. Si lo comparamos con una charla sobre ese tema en España, lo más seguro es que el nivel técnico hubiese sido mucho mayor, se hubiera impartido por algún catedrático rodeado de grandes científicos del gremio. Sin embargo, en mitad de San Francisco la tecnología está al alcance de cualquiera, no hay miedo por conocer cosas nuevas, por iniciarse en proyectos sobre los que se desconoce en gran parte. Si hay interés por alguna materia se puede aprender, crear una red para compartir experiencias e ideas sobre el tema y, por qué no, si hay posibilidad emprender nuevos negocios.

Desde España no vamos a competir en salarios ni nivel inversión con Silicon Valley, pero parece que algunas  de las claves del éxito no tienen tanto que ver con la financiación, como con la forma de entender el negocio, la capacidad de ejecución en tiempo y la autoestima con la que enfrentarse a nuevos retos.

Una de las ideas principales que traigo en la maleta de vuelta es la de elegir los proyectos, bien sea emprendiendo o en el propio trabajo, teniendo en cuenta en primer lugar a las personas con las que compartir las nuevas iniciativas. La importancia del equipo ha sido el denominador común de todas nuestras visitas, y ahora tendrá un peso importante en mis decisiones de futuro.

Imagen de espacio Techshop - San Francisco - EMBA Study trip 2016

Imagen de espacio Techshop – San Francisco – EMBA Study trip 2016


Una experiencia inspiradora

La completa agenda elaborada por StepOne ha permitido aprovechar enormemente el potencial de la innovación en Silicon Valley y San Francisco, donde la guerra por el talento, que permite a los ingenieros recién salidos de la universidad ganar hasta 150.000 dólares al año, junto a bonificaciones como vacaciones infinitas, contrasta descarnadamente con la devaluación salarial en España. Sin duda, competir al alza y no a la baja sería mi primera reflexión a aplicar en el mercado nacional. Relacionado con esta, también destacaría el buen ambiente que todos los ponentes han resaltado que existe en sus empresas, donde se toma en consideración a los recién llegados, dotándoles de la necesaria confianza para aumentar su productividad, y se tiende a estructuras horizontales en donde prima la cooperación sobre la competencia, y donde la adaptación al clima cultural de la empresa es una de las principales variables para conseguir un empleo. Todo ello sería muy beneficioso en las anquilosadas estructuras jerárquicas locales.

Me ha impresionado la fuerza de tantos emprendedores que hemos conocido, su resiliencia y su tesón para sacar adelante sus proyectos y solventar las dificultades, como Laura Gómez con Atipica o Hugo Giralt con Propelland. La adaptación al cambio es sin duda un valor que sería de gran aplicación local. También la innovación disruptiva, que Álex Castellarnau nos mostró que debe orientarse hacia la transferencia de resultados al core business para estar al servicio de la innovación incremental, con equipos temporales para comenzar a innovar por la periferia, lo que veo factible en ambientes consolidados como los nacionales.

Aim Higher, uno de los lemas de Dropbox, explica bastante bien cómo las start-ups visitadas se orientan al futuro y a lo desconocido: la robótica en Fetch, la inteligencia artificial en Intel, el machine learning en Atipica, la terapia digital en MedTep, customer predictivity en SalesForce… lo que debería potenciarse en España aumentando los presupuestos para I+D+i de organismos públicos y privados. Mejor competir por valor añadido que por precio.

Asimismo, destacaría los proyectos de responsabilidad social que hemos visto, como Kiva que fusiona el crowdfunding con los micro-créditos para la ayuda al desarrollo o Félix González con JuntoSalimos y su apoyo a emprendedores hispanohablantes. Este tipo de iniciativas son imprescindibles en España para recuperar la cohesión social perdida con la crisis. También me ha resultado interesante conocer un caso de reestructuración como Evernote, que nos recuerda que el Valle vive una burbuja con conexiones inmobiliarias que nos resultan familiares y que sobrevivir allí es algo que solo consiguen 5 de cada 100 start-ups, lo que desmitifica la versión edulcorada que en ocasiones puede llegar a tenerse del sueño americano.

En cuanto a mi sector, la arquitectura, los aprendizajes han sido múltiples. Por un lado, el diseño nunca había sido tan importante como en el mundo digital y los diseñadores son tras los ingenieros la segunda profesión más demandada en la innovación digital. Debido a la escasez de oportunidades en la construcción, el diseño digital representa con el user experience una posibilidad de empleabilidad expandida para los arquitectos, que sin duda deberían valorar los recién graduados. Por otro, Internet of Things posee, como vimos en Open House, un extraordinario potencial para la domótica, y los arquitectos deberíamos conocer las diferentes plataformas como Flic, Samsung o Nest e integrarlas en nuestros proyectos residenciales. Las capacidades creativas y transformadoras de los arquitectos pueden y deben expandirse al mundo de las start-ups, como demuestra Prezi, ideada por un arquitecto húngaro. Finalmente, en cuanto a mi otro sector, la educación superior, la experiencia de Elevate me parece de aplicación en lo relativo a la formación informal a través de juegos y aplicaciones, como complemento a la formación reglada online, en plena ebullición global.

En resumen, este viaje me resulta de gran inspiración personal, sectorial y general.



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