Papel del directivo en la creacion de valor para los accionistas

La idea básica de la gestión basada en el valor parte de la idea de que el objetivo de la función financiera es maximizar el valor de la inversión de los accionistas.

Los accionistas conforman el grupo de mayor importancia estratégica en una empresa. Por este motivo, numerosas firmas establecen como objetivo financiero la maximización del valor de la empresa en mercado para los accionistas, de forma que se constituya en objetivo de la toma de decisiones empresariales: toda decisión o actuación que contribuya al incremento del valor será, por consiguiente, plausible.

La creación de valor para el accionista así considerada tiene como punto de partida el concepto de valor de mercado de la compañía y su estimación a través del descuento de flujos de caja. Este planteamiento pone las bases necesarias para alcanzar un control riguroso por parte de los directivos y para potenciar el desarrollo y crecimiento sólido de las compañías.

Los inversores no sólo buscan recompensas en forma de dividendos y en forma de aumento del valor de sus acciones, sino que también desean perspectivas de crecimiento de la compania a largo plazo.
Estos , junto con los acreedores, proveen el financiamiento que la empresa necesita para sus operaciones, y esperan a cambio que los gerentes y empleados se comporten lealmente, usando su experiencia y conocimientos para hacer su trabajo de la manera más eficiente posible.

Esta relación de confianza entre los accionistas y los gerentes tiene dos componentes claramente diferenciados. Por un lado, está el llamado “deber de cuidado” (duty of care): el gerente debe actuar exclusivamente en beneficio de los accionistas. Es decir, todas las acciones de los gerentes de una compañía deben tener como norte la creación de valor para sus accionistas. En la práctica, dado que la actividad empresarial no está exenta de riesgos, el deber de cuidado se traduce en la presunción que “los directores de una corporación actuaron de una manera informada, de buena fe y bajo una creencia honesta que la acción tomada fue en el mejor interés de la compañía”. De ésta forma se pretende distinguir aquellas acciones que, aunque bien intencionadas, dieron malos resultados, de aquellas que fueron tomadas aún a sabiendas que representaban un perjuicio para la empresa. Sólo éstas últimas deben ser penalizadas. Después de todo, no queremos que los gerentes dejen de tomar riesgos por temor a ser castigados cuando las cosas no salen bien. Por otra parte, tenemos lo que se conoce como el “deber de lealtad” (duty of loyalty): el gerente debe tratar a todos los accionistas de la misma manera, y no privilegiar a unos sobre otros. En otras palabras, el gerente tiene la misma obligación de lealtad con todos los accionistas, independientemente de su tamaño

Hoy en día un buen gerente es el que genera resultados positivos en todo ámbito y genera valor para los accionistas o grupos de interés. Es decir, todos aquellos grupos que tienen interés en que las empresas tengan éxito,se mantengan, sean rentables desde todo punto de vista y crezcan generando desarrollo económico y social.


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