Dirección de operaciones y competitividad
Para lograr una firme conquista de un mercado altamente competitivo como el de hoy en día, las empresas deben obtener altos niveles de productividad y fortalecer su capacidad de respuesta a las necesidades de los consumidores. He ahí donde intervine la Dirección de Operaciones, es esta la que se encargará de factores como el uso eficiente de los recursos, los tiempos de entrega, la calidad, el grado de personalización de los productos, entre otros.
Muchos han sido los enfoques que han seguido las compañías en su afán de vencer a sus rivales. Los siguientes son los tres tipos genéricos de estrategias que utilizan las empresas para lograr su cometido:
- Estrategia de costos bajos.
- Estrategia de diferenciación.
- Estrategias de enfoques y especialización.
Cualquiera de estas estrategias necesitará la colaboración y participación directa del área de operaciones de la empresa.
La ventaja competitiva emerge esencialmente del valor que la empresa es capaz de crear para los consumidores de sus productos, y por supuesto este debe exceder el costo de crearlo. El valor es lo que los compradores están dispuestos a pagar, y la creación de valor es la función primordial del área de operaciones. De la correcta gestión de las operaciones de la empresa dependerá el éxito o el fracaso de su estrategia competitiva. O sea, nos mantendrá compitiendo en el mercado o nos forzara a salir de él.