Tiempos de creación




Bola de nieve II - Viviana Macías

Bola de nieve II - Viviana Macías

Las fronteras son difusas. Siempre lo han sido pero por otras razones. Arte y artesanía, arte y técnica, arte y diseño, y ¿hoy? Los momentos actuales cuestionan la autoridad. Sabemos desde Benjamin que el aura de la obra ha desaparecido con la reproductibilidad mecánica. El original nos da igual: al contrario, cuanto más se reproduce una obra, mejor para el creador. Las licencias libres del siglo XXI activan las teorías de la recepción del siglo XX.  La cultura digital cristaliza y hace extremadamente visible los procesos colectivos de creación. Tanto las historias de la innovación como las de la creación se revisitan a la luz de esos cambios y redescubrimos la increíble riqueza de épocas que, según la mirada clásica e ilustrada – ¿me atrevería a ir hasta humanista?-, eran oscuras, desordenadas, descentralizadas por ser desintegradas, donde los poderes eran atomizados, las autoridades poco respetadas o simplemente temidas por su violencia e injusticia, los sistemas de creencias y de representación subjetivos… Con la indiferencia que nos proporciona la perspectiva histórica y el cambio que padecen nuestras referencias nos disponemos a entender esos fantásticos y bárbaros tiempos de reconfiguración de intereses y poderes.

Las fronteras son difusas. Humanidades y Ciencias, Matemáticas y Filosofía, Ingeniería y Arte, y ¿hoy? Los momentos actuales cuestionan los límites. Esas separaciones que se elaboraron progresivamente a lo largo de la época moderna constituyen una excepción: “Que nadie entre aquí si no sabe geometría” estaba escrito en el frontón de la Academia, Descartes descubrió las leyes de la óptica y su filosofía se considera como “filosofía de la mirada”, Leibniz plantea la armonía universal y descubre a la vez el cálculo integral, Pascal escribe Les Pensées y la geometría proyectiva, Wittgenstein piensa el lenguaje como ciencia. Por otro lado, la escuela de Francfort genera un tipo de pensamiento crítico que no es ni filosofía, ni crítica. Arendt dice de Benjamin: «Para describir su trabajo adecuadamente y a él como a un autor dentro de nuestro horizonte usual de referencias, debería hacerse un gran número de afirmaciones rotundas y negativas, tales como: su erudición era grande, pero no era un especialista; el motivo de sus temas comprendía textos y su interpretación, pero no era un filólogo; (…) era un escritor nato, pero su máxima ambición era producir un trabajo que se compusiera enteramente de citas; (…) hizo reseñas de libros y escribió varios ensayos sobre escritores muertos y vivos, pero no era crítico literario; escribió un libro sobre el barroco alemán y legó un voluminoso estudio inacabado sobre el siglo XIX francés, pero no fue historiador literario ni de ningún otro tipo; intentaré mostrar que pensaba poéticamente, pero no fue ni un poeta ni un filósofo.» … El creador pasa los límites y entiende el mundo como una totalidad. Y es que hoy también podemos ser la época que continúa, asume y propicia la emergencia de semejantes figuras.

Las fronteras son difusas, creemos reconocer trozos de nosotros en todos esos tiempos contradictorios, sin embargo parece aflorar una coincidencia significativa ¿y si esos tiempos fueran tiempos de creación? Los cambios que afectan las disciplinas clásicas las descolocan definitivamente; se reinventan a través de la solución individual y original de saberes y prácticas únicamente limitadas por aspiraciones contextuales y comunes – como dice Hegel, sólo pertenecemos a nuestra época, o Benkler, que podemos hablarnos con la condición de compartir inconscientemente la misma tela de fondo cultural – y por la finitud del entendimiento y de capacidades de uno o de un grupo de personas. Absolutamente todo parece ser el  campo de una invención individual posible. El arte digital es uno de los campos paradigmáticos de acción de la increíble fuerza de la irreverencia y de la síntesis donde aparecen creadores, obras y experiencias más interesantes e innovadoras: Abelardo Gil-Fournier, físico y filósofo, programa y desarrolla su práctica en torno al proyecto Croopier donde publica una vez a la semana un vídeo juego vinculado a una noticia del mundo; Julian Oliver acaba de programar una obra donde el ordenador es el sujeto de la recepción Psworld y con ello ha ganado el tercer premio del concurso de la Fundación Telefónica Vida 13.0; los inventores de Arduino son a la vez artistas e ingenieros; Alexandra Deschamps- Sensino diseña obras como empresa y no como artista; las chicas del colectivo DreamAddictive aprovechan el taller de producción Interactivos? para lanzar una serie de electrónicas sostenibles Open Solar Circuits; los modelos de visualización de datos son modelos a la vez científicos y artísticos; plantas nómadas de Gilberto Esparza, premiadas también en Vida 13.0., son entidades robóticas que analizan el entorno proponiendo formas de regeneración de espacios naturales altamente contaminados; el año pasado nació el grado de Arte e Ingeniería en la Universidad Europea de Madrid, hace unos meses la cátedra de Modelización de los imaginarios en Paristech, la Universidad de Oxford acaba de inaugurar un grado de Filosofía y Ciencias de la Computación. Y esos son sólo unos pocos casos del derrumbe de las referencias disciplinarias pasadas y de la apertura brutal de la era de la creación.

No planteemos límites y pongámonos a crear.


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