EL vehículo eléctrico se abre paso

Un poco de historia:

En 1839, Robert Anderson, inventó el primer vehículo eléctrico, éste tipo de coches es el primer modelo que se inventó. La mejora de la pila eléctrica allanó el camino para los coches eléctricos.
Los automóviles eléctricos, producidos en los Estados Unidos por Anthony Electric, Baker, Detroit, Edison, Studebaker, y otros durante los principios del siglo XX tuvieron relativo éxito comercial. Debido a las limitaciones tecnológicas, la velocidad máxima de estos primeros vehículos eléctricos se limitaba a unos 32 km/h, por eso fueron vendidos como coche para la clase alta y con frecuencia se comercializan como vehículos adecuados para las mujeres debido a conducción limpia, tranquila y de fácil manejo, especialmente al no requerir el arranque manual con manivela que si necesitaban los automóviles de gasolina de la época.

Thomas Edison y un coche eléctrico en 1913 (cortesía de National Museum of American History). Fuente: Wikipedia

 

Aunque los primeros vehículos eléctricos fueron inventados antes que los basados en el motor de cuatro tiempos, allá por el siglo XIX, fueron pronto desbancados por estos últimos. No fue hasta los últimos años del siglo XX cuando se volvió a tener en consideración este tipo de vehículos, debido fundamentalmente a la reducción del peso de las baterías con la aparición de la tecnología de ión-litio.

En la actualidad, las principales marcas de automóviles tienen o planean tener dentro de los próximos dos años un modelo de vehículo eléctrico en el mercado. Dichos modelos suponen una inversión en torno a los 27.000€ y presentan autonomías de una media de 150 km.

Los tiempos de recarga de las baterías varían, desde las 8 horas en un enchufe monofásico a 230V, hasta los 30 minutos en puntos de recarga especiales, con toma trifásica, a 400V y 50KW.

Como puntos fuertes del vehículo eléctrico se pueden citar el bajo coste por kilómetro recorrido, el escaso mantenimiento requerido en comparación con los vehículos de combustión interna, la menor cantidad de emisiones contaminantes, que evidentemente es variable en función de la composición del mix energético del que proceda la electricidad con la que se cargan las baterías, y la mayor eficiencia, ya que si bien el motor eléctrico es mucho más eficiente que el motor de combustión interna, si tenemos en cuenta el proceso completo (Well to Wheel, o “del pozo a la rueda”), nos encontramos con que mientras la eficiencia energética del vehículo convencional está en torno al 20%, con vehículos eléctricos se sitúa en el 30%. También son destacables las mejores prestaciones en cuanto a aceleración de los motores eléctricos frente a los de combustión interna.

Como puntos débiles, se encuentran principalmente la falta de autonomía, los altos tiempos de recarga, la ausencia de infraestructuras para efectuar recargas en tiempos cortos y un precio comparativamente mucho más elevado que el de los vehículos tradicionales.

En la tabla siguiente, se observan las características en cuanto a autonomía y consumo de los vehículos eléctricos comercializados por las principales marcas.

Fuente: Wikipedia

La realidad es que, dejando a un lado las incomodidades que pueden suponer las evidentes carencias actuales de los vehículos eléctricos, éstos se amortizan aproximadamente a los 150.000 km de uso, debido al menor coste energético y de combustible, que termina compensando el mayor coste de adquisición. Por tanto, bajo unas condiciones muy concretas, este tipo de vehículos ya son una realidad. Se prevé que en los próximos años, con el desarrollo de las baterías y la implantación de estaciones de recarga eléctrica (“electrolineras“), las diferencias respecto a los vehículos de combustión interna disminuyan. De momento, para llegar al gran público, lo que han de disminuir es, principalmente, el precio. En cuanto se normalice su fabricación, la economía de escala permitirá reducir costes y tenerlos en el mercado a un precio más asequible. Pero, por el momento, deberemos esperar.

 

Fuente: MINETUR "Eficiencia energética en la automoción"

En cuanto a la emisión de CO2, los vehículos eléctricos también resultan ventajosos frente a los tradicionales. Con el mix energético actual, un motor eléctrico emite 2,80 kg de CO2 por cada 100 km recorridos, mientras que un motor de combustión interna emite a partir de 12 kg de CO2 a los 100 km, además de inquemados, hollines, NOx y SOx. Según la Federación de Asociaciones de Concesionarios para Automoción (Faconauto) durante el año 2009 las emisiones directas de los coches vendidos se situaron en 13,89 kg a los 100 km. A estas emisiones directas, habría que sumar las emisiones indirectas derivadas del refino y transporte de los combustibles hasta su punto de venta.

Los ambiciosos objetivos marcados por el Gobierno de España en cuanto a eficiencia energética y energías renovables justifican su decidida apuesta por el vehículo eléctrico. Hay que tener en cuenta que el sector transporte fue el responsable del 38% del consumo de energía primaria en 2013 (fuente: IDAE) y que la paulatina introducción de los vehículos eléctricos contribuirá a disminuir las elevadas emisiones derivadas de la combustión de hidrocarburos y a reducir la dependencia energética del petróleo, ajustándose a los objetivos establecidos para 2020.

Fuente: Plan de Ahorro y Eficiencia Energética 2011-2020 IDAE

 

Fuente: IDAE, MINETUR

 

 


Suscribirse a comentarios Respuestas cerradas. |

Comentarios cerrados.


Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies