El puente Blackfriars: modelo de sostenibilidad

Puente Blackfriars sobre el río Támesis

El año pasado estuve en la ciudad inglesa de Londres pasando una semana de vacaciones con la familia. Entre toda la historia y arquitectura que envuelve a la ciudad, me llamó mucho la atención una estructura situada sobre del puente Blackfriars que se asemejaba mucho a una cubierta solar. En ese momento mis conocimientos sobre las energías renovables distaban mucho de lo que conozco en estos momentos, y por ello me gustaría añadir esta entrada acerca del puente solar más grande del mundo: el puente Blackfriars.

Este puente es centenario y lo inauguró la Reina Victoria en el año 1869. En sus inicios se llamaba el puente William Pitt, el cual fue primer ministro de aquella época. Más tarde se le cambió el nombre a Blackfriars en recordatorio a un monasterio dominico que se encontraba en este lugar desde 1278 a 1538.

En octubre de 2011 comienzan las obras para convertir el puente en un símbolo verde de sostenibilidad en la ciudad de Londres. La construcción se ha ejecutado por la empresa Solarcentury en un periodo de tres años, y ha contado con diferentes fases. Interrumpida parcialmente por la celebración de los Juegos Olímpicos de 2012, en una de las fases, se tuvo que reforzar la cubierta con 14000 toneladas de nuevos materiales que fueron transportados por el mismo río Támesis para minimizar el impacto ambiental. Además, el puente ha sido dotado con sistemas de recolección de aguas pluviales y tubos de sol ( elementos que captan la luz solar y la trasladan al interior de viviendas y edificios).

Interior del Puente en su fase de ejecución

Para la instalación de los 4400 paneles fotovoltaicos de la marca japonesa Panasonic, que acumulan una potencia de 1,050 MW y que son capaces de producir 900.000 kWh al año ( 80.000 tazas de té al día, para los más “british”), se tuvieron que reforzar los pilares del centenario puente para que se pudiera acometer la obra.

La instalación del sistema fotovoltaico sobre el puente Blackfriars supone un ahorro de 511 toneladas de CO2 cada año, y ha tenido un presupuesto de 9.000.000€, donde también ha colaborado la operadora de trenes First Capital Conect (FCC).

Sin duda, cada día se leen noticias de la lucha contra el cambio climático. Mientras china se plantea eliminar la nube tóxica mediante el uso de drones que rocían estelas químicas, tecnologías probadas y eficientes se hacen hueco entre el conglomerado de las grandes ciudades.


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