Desperdicio base cero

En el tiempo en el que vivimos y en casi todos los países a cualquiera que trabaje en una empresa sea esta pública o privada le parecerá muy conocida la frase “Hay que reducir costos”.

Cuando se enfrenta una crisis la reducción de costos es obligatoria es eso o morir en el intento. Y también de todos es sabido el estrés en el clima laboral que se genera cuando se plantean las reducciones de costos, ya que se asocia con recorte de personal y en una gran mayoría de casos esta es la solución más inmediata que se realiza,  sea esto justificado mediante un análisis o por ser uno de los impactos más significativos.

La reducción de costes debe ser parte de la gestión de toda empresa si no se quiere llegar a medidas drásticas en los momentos en los que la situación se vuelve crisis. Dentro de esta gestión deben existir ciertas prácticas amparadas en procedimientos y políticas que constituyan parte del día a día de las funciones que se realizan.

En el caso de las empresas que se dedican a manufacturar algún tipo de producto el buen manejo del coste de materiales es de suma importancia, y una vez ya se tienen establecidas las políticas y negociaciones de compra con los proveedores, las acciones para una mejor administración de estos costes quedan destinadas a llevarse a cabo en el ambiente productivo.

Es en este contexto donde cobra relevancia el concepto de Desperdicio Base Cero, el cual engloba toda una gama de acciones y seguimiento para que pueda ser efectivo, en términos generales se refiere a que el desperdicio de materiales utilizados para la elaboración de un producto determinado debe ser cero, una definición que puede resultar bastante obvia pero que bien aplicada puede llevar a resultados muy favorables en la reducción de costos.

Para comenzar se deben establecer los consumos exactos que se requieren para la elaboración del producto unitario, desde las materias primas que son transformadas en el proceso hasta las etiquetas y materiales utilizados para el embalaje, debe estar bien identificada la unidad de medición a utilizar para cada material (kg, uni, ml, etc.) y debe conocerse en que parte del flujo del proceso es utilizado, así como también de qué manera es contabilizado el material sea esto por medio de balanzas, medidores de flujo, conteo, etc.

Si la cantidad de materiales que se utilizan es muy alta se debe establecer una priorización basada en una matriz donde se ubiquen los materiales que se utilizan en mayor cantidad y por otro lado los que tienen un mayor costo, para así establecer los primeros 5 o 10 materiales que serán monitoreados en la primera fase.

Mediante un archivo con tablas o gráficos que resuman el comportamiento obtenido y reuniones programadas y periódicas con la participación de las áreas involucradas se deberá establecer el seguimiento de los resultados obtenidos.

De acuerdo a las variaciones de un período determinado (puede ser una semana, quince días, un mes) que se obtengan de cada material respecto al estándar establecido, se analizará las causas principales y se irán determinando las acciones a tomar en cada caso para ir reduciendo las diferencias buscando que el desperdicio sea cero o lo más cercano posible.

De esta manera saldrán a la luz diversos aspectos que se deberán ir mejorando en cuanto al manejo de materiales, por ejemplo actividades de recepción del producto, buen control de inventario, materiales recibidos con defectos, descalibración o falta de mantenimiento de equipos, por mencionar algunos.

Esta debe ser una gestión de constante movimiento y mejora que nunca termina, una vez se haya logrado el objetivo en los primeros materiales planteados se irá ampliando el rango para incluir los que aún no son parte del análisis y se debe continuar para que los resultados se mantengan.

No hay comentarios / 06 Jun 2013 por Teresa Estefanía Barba Zeledón
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