Viejas y nuevas leyes del management (9/11). Nuevo stock global

La nube como paradigma de stocks, como almacén perdido en el espacio, como red difusa o como instrumento imprescindible en la gestión empresarial. Se acabaron los tradicionales modelos del conocimiento, de la información y de la comunicación marketiniana. Ha nacido el cloud computing. Ha venido para quedarse, para hacernos evolucionar y para revolucionar las tradiciones que parecían intocables. Estar en cloud no tiene nada que ver con aquello que decían nuestras abuelas: “Este niño está en las nubes”.

Allá por los años 60, J.C.R. Licklider tuvo la visión de compartir en red y a nivel multivariable todo tipo de información. También por aquella época John McCarthy propuso la idea de la computación como servicio público. Uno y otro se disputan la paternidad pretérita del cloud computing. Pero a partir de 2002 y de mano de Amazon Web y de 2009 con los gigantes de la tecnología es cuando realmente llega “la nube” con la fuerza y el valor que hoy conocemos.


Algunas características del nuevo sistema podrían ser:

No todo son ventajas. Todavía queda un camino muy largo por recorrer. Los expertos prevén que cada cinco años la transformación en las estructuras mínimas del cloud computing serán tales que en nada se parecerán los sistemas de un lustro a otro.

 

Por eso hay que tener, en estos momentos, especial cuidado a los posibles inconvenientes que pudieran surgir, tales como: la dependencia de internet, la actualización de aplicaciones que origina dependencia de los proveedores de servicios, el tratamiento de los datos sensibles, el robo de información, la confidencialidad y la denominada madurez funcional o la estabilidad a largo plazo.

La cuestión más importante surge en la controversia que podría enumerarse de la siguiente manera: ya que la computación en la nube no permite a los usuarios poseer físicamente los dispositivos de almacenamiento de sus datos, deja la responsabilidad de dicho almacenamiento en manos de un tercer proveedor, que a la postre será quien ostente mayor valor añadido.

Hugh MacLeod afirma que las compañías que dominen la nube serán los verdaderos actores del futuro. Quisiera acabar con un pensamiento de Brian Barber:

“Es lamentable que las empresas no vean la mejora del rendimiento como la razón primordial para la aplicación efectiva de la gestión empresarial a través de la nube”.

 

Tiene razón: sin cloud, no hay futuro.


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