Directivos con salud

Los directivos de las organizaciones en general y en nuestro país en particular, sufren varios síntomas que parecen propios de la alta dirección. A los que ya sabidos de su soledad y por tanto del riesgo que asumen cuando toman decisiones se unen otros como ser objeto de envidias permanentes, (lo que parece el pecado capital del país) recibir las puñaladas traperas de sus más próximos colaboradores (el famoso efecto del cuervo) o convertirse en el paño de lágrimas de todos aquellos que prefieren llorar y buscar escusas en lugar de trabajar y ser eficaces.

Directivos con salud

Fuente de la imagen: mahatsorri en Flickr

Pero como reza el refrán todo esto “va en el sueldo”. Lo que no va en el sueldo son las consecuencias que a medio plazo se convierten en problemas de salud y que se sufren casi siempre de manera inconsciente. No se trata solo del consabido infarto o de otros trastornos cardiovasculares, se trata del estado general de la salud del directivo que abarca todo tipo de síntomas y sufrimientos y que adquieren una importancia decisiva en el desarrollo de su liderazgo empresarial.

La doctora Margaret Chan, desde la Organización Mundial de la Salud analizó esta problemática y destacó los siguientes procesos que ella denominó “riesgos singulares”. Su colectivo de estudio fueron CEOS y principales directores de más de cuatrocientas organizaciones en veinte países.

Estos riesgos singulares eran:

  1. Trastornos del sueño (stress y desvelo)
  2. Trastornos nerviosos (agitación, paranoia, stress)
  3. Riesgos cardio-vasculares (infartos, anginas, ictus)
  4. Trastornos en la alimentación (obesidad, colesterol, mala coexistencia)
  5. Riesgos de accidentes (fundamentalmente en los viajes de trabajo)
  6. Tensión elevada (por causa de las presiones del trabajo)
  7. Agotamiento (jornadas muy prolongadas y poco descanso)
  8. Obesidad (por falta de ejercicio)
  9. Somatización cutánea (la denominada relación entre la mente y la piel)
  10. Lesiones hepáticas (anormal funcionamiento del hígado)

Sin duda la Dra. Chan enciende una señal de alarma para que el directivo no descuide su salud. Más allá de las consideraciones morales o sociales y desde un punto de vista egoísta la organización es la primera interesada en que su directivo goce de buena salud. Perder una gran gerente es dar un paso atrás en el desarrollo empresarial. Sin ir tan lejos se sabe que un directivo que goza de buena salud es más eficiente y más eficaz. Esa eficacia llega a multiplicarse cuando la regulación emocional del directivo coincide con una frecuencia cardiaca equilibrada. En todo caso viene bien recordar la frase de Thomás Edison: “Aquellos que no cuidan su estado de salud se pierden el mayor placer de la vida”.


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