Viajar a un Mercado Global

Desde hace unos años decimos con demasiada facilidad que estamos en un mundo global, que la tierra es la aldea común de todos los hombres y que la tecnología, las comunicaciones en general y el transporte en particular, han hecho desaparecer no sólo la distancia en sí misma, sino las fronteras y las diferencias culturales.

Sin embargo la realidad nos demuestra cada mañana que el sol no sale a la misma hora en todos los lugares del mundo y que las diferencias siguen siendo tremendas. Diferencias en todos los escenarios: económico, político, técnico, social, empresarial, lingüístico, etc. Un mundo diverso en el que tenemos que actuar con independencia de su diversidad. Un mundo nuevo, que nunca jamás en la historia había existido antes. Un mundo global, nos guste o no.

carreteraLa empresa también se ha hecho cosmopolita. También viaja en un mercado que es, asimismo, global. La necesidad de este viaje nos permite hacer algunas reflexiones.

Todo viaje a un mercado global comparte mucho de aventura y riesgo. Por ello, en principio, es bueno viajar ligero de equipaje y viajar acompañado. Decimos ligeros de equipaje evitando las grandes inversiones, el consumo de muchos recursos, el uso de largo tiempo, el atesoramiento de esperanzas infundadas. Demos a cada paso su valor y su valía. Pero al tiempo también decimos que es mejor ir bien acompañado que solos (y mejor solos que mal acompañados). Una buena compañía nos va a proporcionar el conocimiento, la agilidad, y la calidad que cada mercado requiere.

Desde otro punto de vista el viaje al mercado global supone un reto. Salir de nuestros espacios de confort para adentrarnos en un magma desconocido representado por las nuevas necesidades, gustos, exigencias y criterios de una demanda también nueva, que hasta ese momento era absolutamente desconocida para nuestra organización y que sabemos seguro que es más sensible y exigente.

El viaje nos impone una flexibilidad tremenda. Tenemos que tratar a cada quien y en cada lugar del mundo como cada quien quiera ser tratado. Ya no se puede improvisar, no se puede juzgar de vanos o conformistas a los nuevos clientes que surjan de los mercados nuevos y además hemos de transformar las estructuras porque de la gran empresa o multinacional a la Pyme que intenta un proceso de internacionalización, el abismo es sideral.

economia_social_v1No vamos a un mercado nuevo y global, vamos a muchos mercados diferentes autóctonos e incluso radicales, cuyo sumatorio indiscriminado, cambiante y relativo configura ese mercado global que nos rodea. Nada tiene que ver oriente con occidente, ni los orientes entre sí, ni los nortes con nadie más. Y así ocurre para todos los productos, todos los precios y todos los gustos.

Se acabó la homogeneidad para nuestras pequeñas y medianas empresas por mucho que Coca-Cola o McDonald’s quieran mantenerla. Nuestras pymes compiten en otra liga de cuyas fortalezas aun no estamos seguros, pero cuyas dificultades padecemos diariamente “Si la globalización significa la superación de las fronteras y la apertura sin restricciones al libre comercio que desaparece, entonces quien no puede resistir” (Paulo Freire). Para Ko Un, “El fenómeno de la globalización actual, en su afán de unificar los mercados, está poniendo en peligro las variedades culturales y la identidad, además de deteriorar la capacidad creativa”. Quizá sea excesivo el escenario descrito por Amos Oz: “tal vez el peor aspecto de la globalización sea la infantilización del género humano”.


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