Ensalada de directivos

La famosa frase de “muchos jefes y pocos indios”, es muy representativa. Una fotografía de la realidad de ciertas organizaciones que mantienen estructuras afectadas por algunos errores.

Durante las últimas décadas se ha tendido a convertir a los profesionales y técnicos en directivos. Un profesional que destaca en la empresa era rápidamente promocionado a la categoría de directivo de un área aunque a veces no cambiaba su trabajo, e incluso el área había sido creado especialmente para él. Es decir, inflación de directores.

Los directores o directivos devenían en pocos años en un cuerpo pesado que no respondía a criterios comunes. Cada uno era y es de su padre y de su madre. Se había confeccionado una ensalada de directivos.

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Un director, no ya un director general, sino un miembro del grupo directivo, tiene que reunir determinadas condiciones para que realmente lo sea. Sin duda y ante todo ha de ser capaz de marcar estrategias dirigidas hacia la visión global de la empresa. Cada uno en su responsabilidad es garante y vigilante de esa estrategia. En segundo lugar, ha de ser capitán y líder del equipo con una misión clarísima hacia la eficacia y con una reacción marcada hacia la potenciación y desarrollo de sus personas.

En tercer lugar, será administrador minucioso de los recursos. De hecho, debe ser especialmente cuidadoso dado que esos recursos no son suyos y han de ser utilizados tan eficientemente que permitan alcanzar los objetivos. Lo peor es quedarse sin recursos a medio camino. Finalmente en cuarto lugar debe ser un verdadero profesional de aquellas actividades, competencias y responsabilidades encomendadas.

En conclusión, el verdadero profesional se identifica en la confluencia de la capacidad (conocimientos, experiencias, habilidades y capacidad de actualización) de las competencias (las determinadas por cada puesto) y la responsabilidad (como actitud antes los propios actos).

Si la empresa, por el mero hecho de que un colaborador es buen técnico y buen profesional, decide ascender a un puesto directivo a una determinada persona y ésta no cumple con los criterios antes indicados, habrá facilitado un ingrediente más a la ensalada de directivos. Cuanto más volumen tiene la empresa, más posibilidades de convertirla en una enorme ensalada. Ya no falta más que algún ingrediente quiera sobresalir sobre los otros: estará servida la ensalada mixta al aroma de la producción o de la administración o de lo comercial o de… Los grandes chefs dicen que el secreto está en saber combinar los ingredientes. Unos médicos dietistas ponen especial cuidado en el aliño y los verdaderos gourmets buscan destacar el sabor favorito de su paladar.

Pero, en cualquier caso y a modo de conclusión, si la organización sobrevive a su ensalada de directivos, bien vale recordar este refrán popular: lo que no mata, engorda.


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