LA QUINTA ESQUINA

La lucha constante de las pymes y los emprendedores, primero por consolidar su negocio y luego por incrementar su competitividad les obliga a “vivir” en una zona de mediocridad, en un entorno gris que difícilmente pueden utilizar como trampolín para salir hacia los espacios de mayor confort.

La lucha de todos los días, la lucha por la supervivencia que relata un esfuerzo de profesionalidad no reconocido ni económica ni socialmente. La paradoja se produce cuando todas las opiniones sociales mantienen que la fuerza del tejido productivo de un país, o que la verdadera capacidad de desarrollo se encuentra en las pymes y en el espíritu emprendedor de una u otra generación.

Esta es una realidad en todos los países. Una especie de proceso repetitivo con mayor o menor calado. Un continuo como se diría en pura tradición estructuralista.

Pero es verdad que soplan aires de cambio. Es verdad que el reconocimiento social de las pymes y micro pymes tiende a una mayor estima. Nos encontramos en un paralelismo con la teoría de las “cinco esquinas”. Las cinco esquinas es una metáfora perfectamente aplicable a esta situación:

Un barrio céntrico de una ciudad cualquiera. Barrio muy poblado. Habitantes de clase media-baja que se encuentran mayoritariamente involucrados en un proceso de cambio. Un cambio que les afecta no solamente a ellos sino a todos los barrios y a todos los habitantes de la ciudad.

Estos ciudadanos luchan por su vida. Por mantener lo suyo y que nadie se lo arrebate y luchan por prosperar. Por salir de su barrio hacia otros de mayor capacidad adquisitiva, por no estar encerrados entre sus cuatro esquinas. Por abrir una “nueva esquina” (la quinta) que les permita acceder a nuevos y mejores entornos.

La pyme y la micro pyme hace exactamente lo mismo, buscan abrir su quinta esquina para salir de su círculo vicioso y prosperar.

La Quinta Esquina permitiría abrirse a espacios desconocidos, tener nuevas oportunidades, cambiar para desarrollarse. En un mundo global parece que quien no busca y abre su quinta esquina está renunciando al progreso.

Encontrar la quinta esquina no es fácil. Precisa de una cierta técnica. En primer lugar habilidad, es decir mezcla de intuición, conocimiento y destreza para averiguar cuál es, donde esta y apostar por ella. En segundo lugar oportunidad, tanto como dar con el sistema apropiado para abrirla, hacerlo en el momento justo y en las circunstancias apropiadas. Finalmente la valentía, el arrojo para hacerlo. Este es el triángulo milagroso (habilidad, oportunidad y valentía) que tanto predicaba Charles Luckman.

Si sale mal, no pasa nada. Hay que intentarlo de nuevo. Si se vuelve a fracasar se repetirá otra y otra vez. Recordemos el famoso lema de Winston Churchill: El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperar.


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