Liderando en la interdependencia consciente

Seguro que tienes claro el concepto de interdependencia, no voy a entrar en una disertación exhaustiva. Pero si me gustaría hacer hincapié en dos aspectos fundamentales que se dan en la interdependencia cuando funciona de forma óptima: la autosuficiencia y la responsabilidad.

Para desarrollar un poco más estos dos aspectos voy a pedirte que pienses en el funcionamiento de un coche y que me permitas la licencia de humanizar alguna de sus partes. Una rueda funciona como una rueda (qué perogrullada). Esa rueda hace que el coche pueda andar porque hay un motor que le transmite su fuerza a través de un eje (simplificando). En general una rueda tiene claro cual es su papel, al igual que el motor, ¿no?

Digamos que una rueda es autosuficiente en lo que concierne a su tarea individual. Si además es una rueda responsable girará de la forma más óptima y con el mínimo rozamiento, haciendo que el coche sea lo más eficiente posible dentro de sus posibilidades.

Extrapolemos esta imagen a un equipo de personas. La cosa se complica bastante, aunque sólo sea porque una misma persona podría, en teoría, ocupar cualquier función dentro del sistema. A veces es difícil entender que uno es simplemente una rueda.

A lo largo de mi experiencia liderando grupos humanos, y haciendo una crítica desde la distancia, veo claramente que, a pesar de que la interdependencia es intrínseca a los sistemas formados por más de un individuo, en general no había ni consciencia de dicha interdependencia ni del papel que tenía cada persona dentro del sistema. Bueno estoy exagerando un poco, si había consciencia pero no la suficiente.

Si como líderes de un equipo somos capaces de tener una visión clara de los flujos de información e interacción que conforman la interdependencia dentro de nuestro equipo y de éste con el exterior, así como la función autónoma e individual de cada una de sus partes, incluyéndonos a nosotros mismos, sólo cabe una dirección a seguir: establecer una inmediata y eficiente transmisión de esa visión, haciendo además una reflexión conjunta.

No hay nada menos óptimo que un motor intentando hacer de rueda y viceversa. Tampoco lo es un motor que no transmite bien su fuerza a la rueda o si esta ejerce todo el rozamiento que es capaz.

Si conseguimos tener claro ese esquema y sobre todo que lo tenga claro todo el equipo, haciendo que cada uno sea, además, autosuficiente en su labor individual y responsable de su papel en el sistema, habremos logrado tener el coche a punto para emprender cualquier viaje de la forma más optima y con el menor número de contratiempos. Independientemente de que seamos un Ferrari o un 600.

No hay comentarios / 22 Mar 2015 por Miguel Domínguez
embasev /

Comentarios cerrados.