Saber construir un mensaje
Todos hemos entendido la importancia de saber construir bien un mensaje para ser creíble ante quien me escucha, para que los demás entiendan a la primera lo que quiero contar y se queden enseguida con una idea clara.
Esta idea se irá luego argumentando de una forma estructurada, con un discurso mas extenso en el que siempre iremos alrededor del concepto principal, para que quede latente e implícito en todo momento.
Muchas veces nos preocupamos de querer comunicar todos los conceptos que hemos preparado en nuestro trabajo a exponer, por ejemplo de un informe, y por no dejar nada fuera del discurso atoramos a nuestros oyentes cuya atención suele ser minima.
Es mejor remitir a un documento a parte aquellos detalles de lo que hemos hecho y focalizar en pocos conceptos que darán la clave de lectura de todo el resto.
Aprender a encontrar estos pocos puntos clave se convierte en la mayor tarea en un acto de presentación, algo en que normalmente no nos preocupamos y dejamos para el último momento.
Entrar en esta dinámica de construcción del mensaje desde el principio seguramente nos ayudará a dar fuerza a nuestras ideas, obligándonos a un mayor rigor y claridad en la argumentación de nuestras tesis y nuestros pensamientos.
Así que, lejos de aprender técnicas para “vestir” una idea, lo que hemos aprendido es dar cuerpo a la misma desde dentro para que se entienda hacia fuera.