Lo que sí podemos aprender

Venimos a conocer cómo se hacen negocios en San Francisco, y vemos que no tiene nada que ver con nuestro modo de trabajar» le dije, “El modo de hacer negocios en San Francisco es diferente a todo lo demás, es algo que solo ocurre aquí, en el Valle”. Esta pequeña conversación “de café” la mantuve con uno de los estudiantes que defendía con un Pitch uno de los proyectos en Innovate@Berkeley Startup Fair , un evento en el cuál, jóvenes estudiantes presentaban sus proyectos de start up y recibían “feedback” de jueces de empresas de capital riesgo que les ayudan a mejorar sus planes de negocio.

Y esto es lo que me hace reflexionar que es muy importante contextualizar nuestra visita y todo lo que allí tuvimos la oportunidad de conocer y observar. Son muchas las cosas que descubrí en San Francisco, relacionadas sobre todo con la emprendiduría, la financiación de start ups, la gestión del talento, pero no todas podemos meterlas sin más en nuestra maleta y ponerlas aquí a funcionar, porque son endémicas de un ecosistema muy diferente al nuestro, ni mejor ni peor, diferente, y aquí en sí mismas no funcionarían.

En este post, por tanto, voy a tratar de resumir aquello que aprendí y que sin embargo sí creo que podemos tratar de implantar en nuestra día a día.

El intrusismo no existe, no importa cuál sea tu función en la empresa, puedes dedicarte a la ingeniería de software, pero si tienes una buena idea para el plan comercial, te escucharán, la tendrán en cuenta, nadie se verá dolido porque te has metido “donde no te llaman”.  Así funciona Hattery una empresa de innovación y diseño con orientación “social”. En esta empresa semanalmente se pone en común el estado de sus proyectos y comparten ideas entre equipos y departamentos, favoreciendo la comunicación y la colaboración.

Pero esto no es nuevo, es parte de la cultura americana, no les importa lo que hayas estudiado, ni cuál sea tu formación, lo que importa es LO QUE ERES CAPAZ DE HACER.

La productividad o como aprovechar el tiempo al máximo. Debo reconocer que cuando vi el programa definitivo que nos dieron el primer día sentí cierta desilusión cuando comprobé que la mayoría de las visitas a las empresas estaban programadas para una hora de duración. Pensé, ¿hemos venido desde el otro lado del charco para estar una hora en Ideo? ¿y qué es lo vamos a hacer en una hora? No nos da tiempo ni a empezar… Pues debo reconocer que nos dio tiempo, y mucho, en cada una de las horas que compartimos con las diferentes personas que nos recibieron. Me parece aún increíble pensar todo lo que nos contaron en esos 60 minutos en Nest o en Ideo o en nuestro encuentro con Alfredo Rivela de Nomaders. No se trata solo de trabajar, se trata de ser eficiente, de no desviar ni un minuto de tu tiempo en del trabajo que estás realizando. En Nest, visita en la que nos recibieron muy abiertamente y contestaban con dedicación cada una de nuestras preguntas llegaron a decirnos que ya estábamos fuera de tiempo, que ellos debían volver al trabajo y que nosotros nos teníamos que ir. Nos habíamos pasado 15 minutos sobre lo previsto, ¿Falta de educación? No, profesionalidad, control del tiempo al servicio de la productividad.

Cuando tengas una idea, construye un prototipo, no hables de la idea, no discutas sobre la idea porque entonces, la discusión será sobre opiniones. Las discusiones sobre un prototipo son objetivas, porque éste funciona o no funciona, en seguida la discusión se acaba y puedes corregirlo y seguir construyendo. Esto nos lo contaron en Ideo, donde algo de experiencia en el diseño de nuevos productos tienen… lo vimos también en la Design School de Stanford, en la que dimos un paseo interminable por todos los talleres que los estudiantes tienen a su disposición para construir con sus propias manos los prototipos de sus proyectos.  Y va más allá, cuando tengas un prototipo que funcione, lánzalo al mercado, no esperes a que sea perfecto, haz que el público, que el mercado lo vaya perfeccionando, Zubin Chagpar, Director de Step One Ventures US nos comentó un día una frase que recoge muy bien este concepto “Si lanzas al mercado algo de lo que no estás avergonzado es porque has esperado demasiado tiempo para lanzarlo”. Hasta los estudiantes de Innovate@Berkeley tenían prototipos de sus productos o Apps.

Esto está muy relacionado también con el concepto “Learning by doing”, aprender haciendo, u otro de los temas recurrentes en cada visita “menos hablar y más hacer”. Pero para poner todo esto en práctica es crítico que aprendamos de la “cultura del error” que tienen allí. Ya ha sido comentado por muchos de mis compañeros, con ese estupendo cartel que vimos en la d- school y que se nos grabó a todos “a fuego”- “Nada es un error, no hay triunfo ni fracaso, solo hay HACER”– pero es cierto, si aprendes haciendo te equivocarás, porque estás aprendiendo, entonces lo que hay que hacer es “abrazar el error” como nos decían allí, asumirlo y sobre todo aprender de él, levantarse y volver a intentarlo.

En conclusión, si aprendemos que el error es positivo e implica en sí mismo un aprendizaje, nos atreveremos a arriesgarnos, a hacer cosas que no sean perfectas porque podrán perfeccionarse en el camino y solo así podremos contribuir a la innovación. Nos atreveremos a confiar en lo que somos capaces de HACER y no solo en lo que hemos estudiado y podremos entonces aportar ideas nuevas y colaborar con otros departamentos sin que nos consideren unos intrusos, porque lo único que importa es lo que cada uno de nosotros podemos aportar.

Por último, os dejo con una reflexión que me encontré en el “toilette” de The Hub, estos americanos, no pierden ni un minuto 🙂

 

 


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