Innovación en el sector de la construcción

Es evidente que el sector de la construcción está inmerso en una profunda crisis. El mercado interior presenta unas previsiones de recuperación bastante nefastas y el comercio exterior tampoco nos ofrece estimaciones de crecimiento muy halagüeñas. En este cambio de ciclo que nos está tocando vivir caben dos alternativas como respuesta; la primera, continuar con esa característica propia de mercado tradicional y de lenta progresión evolutiva. Una empresa que ve a la innovación como un gasto de tiempo y dinero superfluo está abocada a su extinción. Ya no cabe como respuesta a la crisis intentar afianzarse en las parcelas de mercado que ya se tienen porque es evidente que las reglas del juego han cambiado.
La segunda opción es la de encontrar otro modelo para nuestro sector. Es ahora cuando tenemos que desarrollar dicho modelo. En este proceso debemos intervenir todos los entes afectados empezando por las propias administraciones. Deben ser éstas las que deben introducir, mediante normativas, factores de calidad, sostenibilidad, etc en los proyectos que se desarrollen a partir de este momento. Hay que buscar una adaptación de las necesidades sociales, económicas y medioambientales. La innovación es la clave para construir más fácil, mejor, de una forma más segura, con menor coste y de una forma más sostenible. La Administración debería, por tanto, coordinar todos estos esfuerzos buscando un equilibrio de intereses y necesidades de todos los agentes que participan en el proceso.
La aplicación de las nuevas tecnologías debe borrar cualquier atisbo de carácter artesano que pueda todavía tener el sector de la construcción. Se trata de simplificar el proceso, ahorrar recursos y acortar los plazos.
Son muchas las áreas para innovar en este sector como pueden ser: los materiales de construcción, los procedimientos de ejecución en obra, la gestión de la calidad, la aplicación de la prevención de riesgos, la sostenibilidad ambiental, la eficiencia energética, la gestión de proyectos, herramientas informativas para la incorporación de las preferencias y necesidades de los usuarios finales en los proyectos a ejecutar y una larga lista de otros aspectos, los cuales, no son necesariamente de carácter técnico ni científico; es decir, la innovación también puede ser generada en tareas que no han sido previamente establecidas por el proyectista. Cualquier persona, en su puesto de trabajo, puede llegar a introducir innovaciones que pueden repercutir en una disminución de costes, en una mejora del proceso constructivo, estocaje, en la propia organización del trabajo, etc. La empresa tiene que generar, previamente, un clima de participación de todos sus miembros en la optimización de todas sus actividades.


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