Litigando en Ingeniería Civil

A lo largo de mi desempeño profesional he tenido la fortuna de trabajar -de la mano y en equipo- con el área jurídica de las empresas en las que he laborado, tanto en lo que tiene que ver con el estudio y presentación de licitaciones verificando (aprendiendo y entendiendo) el cumplimiento de disposiciones legales, así como en la participación activa de la redacción de los contratos de los sub-contratistas de obra, y en la revisión de los contratos a suscribir con las entidades contratantes, sin dejar a un lado el tener que estar ligado a los eventuales casos de demandas a la compañía por parte de empleados (generalmente por casos de enfermedad profesional) y de reclamaciones de terceros.

La introducción anterior es para dejar sentado que de acuerdo a mi experiencia profesional con los abogados – mejor dicho: abogadas (siempre han sido mujeres)- de las áreas jurídicas en las compañías en las que he estado, puedo decir que somos necesarios los unos a los otros (ellos y el resto de departamentos), y que dicha relación sólo redunda en un mutuo beneficio, que al final es un único beneficio, es decir, el de la compañía.

Es interesante ver la manera en la que trabajando con los jurídicos, los ingenieros civiles (u otros profesionales o técnicos del sector) nos vemos comprometidos a integrar dentro de nuestro conocimiento, y por ende en nuestro lenguaje laboral y manera de pensar, algo de esa capacidad analítica, y detallista -a veces quisquillosa- de los abogados, que nos hace sacarle a una simple frase, más de una interpretación, dependiendo de la conveniencia, de la orilla y del sitio de la orilla en el que te encuentres.

Asimismo, nuestros amigos del área jurídica se ven forzados a salirse de su habitual patrón -pleno de legalidades- para tratar de entender el dibujo que le hacemos en una hoja de papel, explicándoles que la obra en cuestión se trata de esto y aquello, y que el contratista en cuestión no hizo lo uno sino lo otro, pero que te agradecen infinitamente cuando los llevas a la obra y les haces ver que los términos ingenieriles corresponden a cosas tangibles y sencillas de comprender (mucho más fáciles de digerir que sus términos legales).

Debemos entender que la responsabilidad como gestores y ejecutores de obras, no es de nuestra exclusividad, y que como tal debemos integrar(nos) a los chicos de traje y corbata de la Secretaría General, porque sin su invaluable aporte al proceso no iríamos más allá de construir un muro simple de concreto.

 


Suscribirse a comentarios Respuestas cerradas, se permiten trackback. |

Comentarios cerrados.


Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies