En referencia a los premios
Ayer en la videoconferencia hablamos de los premios a la excelencia, yo quisiera exponer unas ideas respecto a los premios de RSE, que ahora están tan de moda entre las organizaciones.
La importancia de reconocer lo que se hace bien no pasa tanto por separa lo mal hecho, sino por crear los incentivos para que el bien se potencie. Y si el reconocimiento se orienta a evaluar y jerarquizar las acciones ligadas a la responsabilidad de promover el desarrollo sustentable, es doblemente valioso porque fija un estándar de responsabilidad para el resto de la sociedad, y al mismo tiempo, visibiliza acciones concretas que generan impacto transformador y contagian sentido de bien común.
De esta manera, la empresa que construye comunidades sustentables, dentro y fuera de su ámbito, y se involucra en la construcción e lo común encuentra pares con quienes compartir experiencias y conformar alianzas estratégicas, y, simultáneamente, confronta con otras experiencias, que al ser premiadas, generan un incentivo de superación de la experiencia propia.
Así entendido, un premio no puede considerarse un suceso aislado, sino un proceso integrado, no es terreno para presumir sino un espacio para aprender, no debe generar jactancia sino humildad, y no es la meta que consagra, sino un punto de partida que exige un nuevo esfuerzo. El premio tiene doble legitimidad, el hecho de ganarlo, que da legitimidad de origen, y el hecho de seguir mereciéndolo, que da legitimidad de gestión.