Un pequeño paso para la industria, un gran paso para los grupos de interés
La evolución de las empresas en la actualidad depende en gran medida de su comportamiento ambiental y social, digo en gran medida, porque a pesar de las políticas llevadas a cabo por la Unión Europea desde los años 90 caracterizadas por fomentar un desarrollo sostenible, entendiendo como desarrollo sostenible la satisfacción de las necesidades de las personas sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las suyas, la mayoría de los consumidores no hemos adoptado una actitud crítica a la hora de elegir un producto u otro en función de ciertos parámetros como: los recursos naturales utilizados, las condiciones de trabajo humanas que hay detrás de ese producto, la responsabilidad ambiental adquirida por la empresa…
Aquí es donde entran en juego los Sistemas de Gestión en las empresas, herramientas voluntarias que ayudan a establecer las políticas y objetivos definidos por la dirección de la empresa para satisfacer las expectativas de sus grupos de interés gestionando y minimizando los posibles riesgos asociados, identificando al mismo tiempo oportunidades de diferenciación respecto a sus competidores.
Entramos ahora a identificar el valor que aportan estos sistemas voluntarios. Además de abrir puertas de mercado a las empresas (muchas empresas piden a sus proveedores su implantación, o las administraciones puntúan más alto a aquellas empresas en concursos públicos), qué beneficios obtiene la empresa. Fundamentalmente dos:
1. facilitar el cumplimiento de las obligaciones legales y mejora en la gestión de la empresa.
2. reconocimiento externo
Así mismo, a mí me gusta definir también los tipos de empresa existentes en función de llevar a la práctica la implantación de los sistemas de gestión:
1. aquellas que creen en la implantación de estos sistemas para mejorar social, ambiental y económicamente
2. aquellas que lo hacen solamente por el posicionamiento en el mercado
Y, ¿quién define el tipo de empresa ante el cual nos encontramos? Sus trabajadores. Aunque cada vez más la alta dirección está comprometida con la sociedad y el medio ambiente, hay muchas empresas en las cuales la labor del responsable de los sistemas de gestión es fundamental a la hora de dar sentido a estas herramientas de carácter voluntario. Es necesario que haga ver a los escépticos que estos sistemas ayudan a desarrollar la actividad de la empresa de la forma más sostenible posible, minimizando los potenciales impactos negativos y aportando valor al conjunto sociedad-entorno, reflejando que el crecimiento económico de la empresa no está ligado a un impacto negativo en los otros dos campos. La comunicación descendente ( a todos los estamentos de la empresa: jefes de departamento, técnicos, operarios,…) es fundamental a la hora de conseguir una buena implantación, ya que todos los estamentos de la empresa y cuánto más a pie de proceso más repercusión suelen tener sus acciones sobre aspectos significativos que afecten negativamente a los grupos de interés. Es fundamental que la organización les aporte una formación y sensibilización acerca de sus responsabilidades, para mostrarles cómo sus acciones son susceptibles de evitar impactos negativos, que puedan hipotecar el futuro de próximas generaciones tanto social como ambientalmente.