Residuos, del problema a la oportunidad.
Continuando con mi anterior post, retomo el tema de la economía circular, una teoría moderna, pero que aplica conceptos que no lo son tanto. En esencia se basa en reutilizar los recursos a los que ya se ha dado un primer uso. La única forma de alcanzar este objetivo, es recuperar una visión global del sistema económico. Es necesario involucrar a los distintos actores en las todas las partes del proceso, en especial a los diseñadores.
Estos conceptos son muy abstractos pero fáciles de entender. Imaginemos un pastor que quiere construir un redil y para ello reutiliza las piedras de un muro derruido que cruza su finca. El pastor sin saberlo está aplicando conceptos de economía circular.
Podría haber ido a la cantera y obtener nuevas piedras, sin embargo decide darles un segundo uso a las que ya tiene. Esto se debe a que las piedras del muro cumplían varias condiciones necesarias, que le permitieron elegirlas.
– Primero y más importante de todo, servían técnicamente para su nuevo uso. No habían perdido sus cualidades, como podría ser el tamaño, la resistencia o forma necesaria para su nuevo emplazamiento y función.
– En segundo lugar se ahorraba el esfuerzo de picar la roca en la cantera (No necesita extraer nuevo recurso).
– Y como tercera ventaja ya se encontraban en su finca (El recurso se encuentra próximo)
Para el pastor el esfuerzo que se ahorra es evidente, puesto que él se ocupa de todos los elementos de la cadena. Seguramente también lo tiene presente a la hora de diseñar el redil, es muy probable que elija la posición de las rocas en función del tamaño que ya tienen, en vez de partirlas. De esta forma está manteniendo las cualidades del recurso lo que alarga su vida útil.
En nuestro ejemplo la producción, el diseño y la construcción son realizados por un mismo actor, pero además también está participando en la eliminación, al desmontar el muro. El pastor tiene una visión global del sistema, e intenta maximizar su eficiencia.
Esta visión global es la que se ha perdido en la actualidad, cada parte del sistema es realizada por un actor diferente. La complejidad con la que se diseñan los productos actualmente dificulta la reutilización de los recursos empleados. No por un problema técnico, sino porque entre las especificaciones de diseño, no se encuentra el que los recursos sean reutilizables. Hasta ahora sólo importaba que fuese más atractivo para el consumidor (En apariencia, prestaciones, precio, etc.).
Lo demás como el qué hacer con el producto cuando termine su vida útil es problema de otro actor del ciclo. Debemos involucráramos a los diseñadores en la recuperación de los recursos, pasaría a ser una especificación de diseño y por tanto alargaríamos la vida útil del recurso, ganando eficiencia global.
Como dicen Michael Braungart y William McDonough en su libro “Cradle to Cradle” explican que se debe diseñar productos pensando en que en el día en que sea desechado se convierta en material para un nuevo producto. Así como el pastor utiliza el muro desechado en la nueva construcción (Vídeo).
Aplicando diseños que tengan en cuenta los valores de la economía circular, nuestros productos desechados dejarían de ser un problema para ser una oportunidad.