Objetivos de desarrollo del Milenio

Los objetivos del milenio son ocho propósitos de desarrollo humano fijados en el año 2000 en el marco de las Naciones Unidas, que los 192 países miembros acordaron conseguir para 2015. Cada Objetivo se divide en una serie de metas cuantificables mediante 48 indicadores concretos

–          Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, la proporción de personas que sufren hambre.

–          Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, la proporción de personas cuyos ingresos son inferiores a un dólar diario.

Los progresos a nivel mundial son diversos, mientras en los países desarrollados como la Unión Europea tenía gran parte de éstos cumplidos, Asia ha logrado el mayor esplendor en el cumplimiento de estas metas, ya que Malasia, Filipinas, Vietnam, Hong Kong, Taiwán, Singapur y Corea del Sur han cumplido estas metas. Japón al igual que la Unión Europea, ya casi no poseía pobreza extrema por lo que Japón ya habría cumplido las metas para el Milenio. Destaca la India, y se cree que para 2012 cumplirá las metas del Milenio ya que ha reducido la Pobreza Extrema en más de un 30%.

Claro, que si obtenemos una visión más global, observamos que la proporción de personas que sufren hambre se ha estancado en el 16%, a pesar de la reducción de la pobreza

–          Asegurar que en 2015, la infancia de cualquier parte, niños y niñas por igual, sean capaces de completar un ciclo completo de enseñanza primaria.

En este aspecto, vemos como Asia meridional y África septentrional lideran la expansión de la alfabetización entre los jóvenes, mientras en el conjunto de los países en vías de desarrollo la matriculación en enseñanza primaria ha aumentado lentamente. La tasa neta de matriculación se ha incrementado en sólo siete puntos porcentuales desde 1999, hasta alcanzar el 89% en 2009. En los últimos años el avance se ha ralentizado, hasta el punto de que entre 2004 y 2009 sólo aumentó dos puntos porcentuales

–          Eliminar las desigualdades entre los géneros en la enseñanza primaria y secundaria, preferiblemente para el año 2005, y en todos los niveles de la enseñanza antes de finales de 2015

En 2009, en las regiones en desarrollo había 96 niñas matriculadas en enseñanza primaria y secundaria por cada 100 niños. Esta es una mejora significativa desde el año 1999, cuando la relación era 91 y 88, respectivamente. Sin embargo, solo tres regiones —el Cáucaso y Asia central, América Latina y el Caribe y Asia suroriental— han logrado alcanzar en la enseñanza el índice de paridad de géneros. Por desgracia, esto mismo no ocurre en el ámbito laboral, donde la brecha en el acceso de las mujeres al trabajo remunerado persiste en al menos la mitad de todas las regiones.

–          Reducir en dos terceras partes, entre 1990 y 2015, la mortalidad de niños menores de cinco años.

A pesar del crecimiento de la población, la cantidad de muertes de niños menores de 5 años ha disminuido a nivel mundial, pasando de 12,4 millones en 1990 a 8,1 millones en 2009, lo que equivale a casi 12.000 muertes menos por día. En este aspecto, se ha comprobado que la educación de la madre es un determinante primordial para la supervivencia del niño.

–          Reducir en tres cuartas partes, entre 1990 y 2015, la mortalidad materna.

–          Lograr el acceso universal a la salud reproductiva.

En el conjunto de las regiones en desarrollo, la tasa de mortalidad materna cayó un 34% entre 1990 y 2008, ya que pasó de 440 muertes maternas por 100.000 niños nacidos vivos a 290 muertes maternas. A pesar de ello, la meta de este ODM todavía está muy lejos de conseguirse. Uno de los motivos de este hecho es que no hay suficientes mujeres recibiendo la atención recomendada durante el embarazo.

–          Haber detenido y comenzado a reducir la propagación del VIH/SIDA en 2015.

–          Haber detenido y comenzado a reducir, en 2015, la incidencia de la malaria y otras enfermedades graves

Entre 2001 y 2009, la tasa de incidencia del VIH decayó de forma sostenida casi un 25% en todo el mundo. Sin embargo, este avance mundial enmascara diferencias regionales sustanciales. Si bien la tasa de incidencia cayó considerablemente en África subsahariana y Asiameridional, permaneció sin cambios en Asia oriental, Europa occidental, Europa central y América del Norte. Peor aún, dicha tasa está en aumento en Europa oriental y en Asia central, después de un descenso inicial en la primera mitad de la década.



–          Reducir la pérdida de recursos del medio ambiente.

–          Reducir a la mitad, para 2015, la proporción de personas sin acceso sostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento.

–          Haber mejorado considerablemente, en 2020, la vida de al menos 100 millones de habitantes de barrios marginales.

Se calcula que en el período 2000-2010 la pérdida neta de área forestal fue de 5,2 millones de hectáreas por año, menos que los 8,3 millones de hectáreas anuales perdidos en el período 1990-2000. La mayor pérdida de bosques sigue registrándose en los países tropicales, mientras que las ganancias netas se producen principalmente en los países templados y en los de las zonas boreales.

Es probable que el mundo supere la meta establecida respecto al agua potable, aunque más de una de cada 10 personas posiblemente no tendrá acceso a ella en 2015.

–          Desarrollar aún más un sistema comercial y financiero abierto, basado en normas, previsible y no discriminatorio.

–          Atender las necesidades especiales de los países menos adelantados. (medicamentos a precios asequibles, acceso a las nuevas tecnologías…)

En 2010, los gastos netos de ayuda ascendieron a 128.700 millones de dólares, equivalentes al 0,32% de los ingresos nacionales combinados de los países desarrollados. Este ha sido el nivel más alto de ayuda real jamás registrado, y su incremento ha sido del 6,5% en términos reales respecto a 2009, sin embargo, no ha llegado al nivel prometido en 2005.

España ha emprendido una serie de importantes reformas internas de su sistema de cooperación para incrementar la eficacia de su asistencia para el desarrollo. Así se han desarrollado diversos documentos que ponen de manifiesto el esfuerzo que esta realizando el país para la consecución de estos objetivos. Además, hasta la entrada de la crisis, eran diversas las organizaciones y personalidades que reconocían el esfuerzo español en esta línea, habiendo cumplido sus objetivos particulares y destinado fondos para ayudar a otros países a alcanzarlos.

Así, y tras este análisis, podemos concluir que se esta siguiendo un camino esperanzador en algunos objetivos, aunque no tanto en otros, pero que se esta llevando a cabo un esfuerzo global por la consecución de la sostenibilidad mundial. en la medida de las posibilidades y la concienciación que, cada uno de los países pertenecientes a Naciones Unidas, estima poseer. Obviamente siempre encontraremos ejemplos que no hacen cuanto pueden, por razones de diversa índole (llamémosle concieciación), y otros que hacen un esfuerzo muy superior a lo que les corresponde, siempre teniendo en cuenta que todo esfuerzo es poco cuando se trata de personas que mueren por no tener garantizados unos derechos básicos y universales, como son el agua potable o la alimentación.


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