Economía circular y residuos: SIG vs. SDDR
El día 21 de marzo tuvimos el segundo desayuno-debate del curso, en referencia a uno de los temas fundamentales dentro del ámbito de la sostenibilidad y, en concreto, de la responsabilidad corporativa en materia medioambiental: la Economía Circular. Para ello, contamos como base de partida con un documento con un informe del Foro Económico Mundial: “Towards the CircularEconomy: Accelerating the scale-up across global supply chains”.
Tras el debate, querría enfocar este blog en reflexionar sobre el sistema actual de gestión de residuos en nuestro país en lo referente a aquellos Residuos Sólidos Urbanos destinados a reciclaje y susceptibles de ser gestionados mediante un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), en sustitución de los Sistemas Integrados de Gestión (SIG). De esta forma, el SDDR actuaría como un sistema complementario al SIG, cuya razón de ser sería la de aportar una mayor eficiencia global al proceso de reciclado y reintegración a la cadena productiva de los materiales que gestiona.
Efectivamente, un SDDR podría suponer una mejora de la economía circular en referencia a los materiales de los envases, dado que la adopción de un SDDR implica cerrar el círculo (close the loop) de la cadena de producción del material contando con menores pérdidas de flujo.
Conforme a lo referido en el informe “Flujos de residuos de envases”, redactado por el Gremi de Recuperació de Catalunya, se tienen las siguientes conclusiones:
- Con caracter global, el SDDR contribuye al incremento de los envases destinados a reciclaje, reduciendo el impacto ambiental (menor volumen a vertedero y a incineración). Este incremento queda cuantificado en la banda del 36 al 49%.
- El SDDR permite la identificación y cuantificación en tiempo real de los residuos de envases sometidos a este sistema, lo que reduce incertidumbres en los inputs destinados a valorización material.
- La eficiente separación en origen de un SDDR implica un incremento sustancial de la calidad del material reciclado (al contar con una cantidad de impurezas e impropios muy limitada). Esto supone mayores precios de venta del material reciclado y menores costes asociados al tratamiento de impropios de este material.
En términos económicos, según este informe, se generaría una situación win-win en la que tanto los entes locales como la industria del reciclado reducirían los costes de recuperación.
A este respecto, el municipio gerundense de Cadaqués (que es asimismo la localidad más oriental de la Península Ibérica), llevó a cabo el año pasado una experiencia piloto en la que se probó un SDDR local.
A tenor del pertinente informe de análisis de la prueba, el SDDR implantado contó con una gran acogida por parte de la ciudadanía y del comercio (tanto en supermercados como en pequeño comercio), y ratificó que la adopción de este sistema supone un aumento global notable en el volumen de recogida selectiva, así como un incremento de la calidad de los materiales recuperados. Por consiguiente, el ahorro neto resultante de la recogida de envases mediante este sistema ha sido cuantificada en el entorno de los 30.000 euros.
No obstante, en España la opción de SDDR parece muy remota, ya que buena parte de la industria vinculada al sistema de gestión de envases actual (SIG) se opone a adoptar este otro sistema, esgrimiendo fundamentalmente el desmedido nivel de inversión que supone la medida, que no compensa el aumento del volumen de material reciclado, así como el gravoso perjuicio para el pequeño comercio que supone la adopción del mismo.