Con las herramientas en la palma de la mano

Destreza para comunicarse, inteligencia emocional, capacidad de establecer metas y objetivos, habilidad en la toma de decisiones, carisma, querer crecer con y para tu equipo, ser innovador, saber escuchar, ser responsable… Podrían ser algunas de las muchas habilidades que se supone debe tener un líder de equipo, la cabeza de un grupo tanto de profesionales como de personas. Porque, como nos contaba Oscar Cerro en el aula, un líder es mucho más que un gestor con una elevada capacidad para organizar el trabajo y obtener grandes logros en el ámbito profesional, sino aquel que maneja con tanta competitividad los aspectos técnicos como los emocionales. ¡SUENA AMBICIOSO, INTENTAR ALCANZAR UN EL PERFECTO EQUILIBRIO! Pero sorprendentemente está mucho más al alcance de nuestra mano de lo que a primera vista parece, y así nos lo ha hecho comprender Oscar Cerro.

Un compañero de clase se preguntaba hace unos días si un líder “nace, o se hace”,  y a mi parecer resulta ser un equilibrio de los dos. Durante nuestra prolongada vida académica hemos desarrollado nuestro conocimiento principalmente en los aspectos más técnicos, quizá por el sistema educativo del que disfrutamos o quizá porque así lo hemos demandado los estudiantes, pero lo cierto es que todos gozamos de un profundo saber en las áreas que a cada uno nos conciernen. ¿Qué pasa con la parte más emocional de nuestras carreras profesionales?, ¿en qué momento de nuestra formación desarrollamos las habilidades necesarias para hacer una gestión óptima de los recursos humanos que en unos años tendremos en nuestras manos? AHORA Y EN LA EOI.

Como decía antes, el líder tiene unas características personales intrínsecas que le dan el potencial de ser un gran gestor de equipos, pero hay que darse cuenta de ello y “adiestrar” esas habilidades de la misma manera que lo hemos hecho con los conocimientos más puramente académicos. Puedo ver en mis compañeros de Máster  la misma ansiedad que yo tengo por aprender, innovar, crecer, crear, desarrollarnos al máximo en todos los ámbitos posibles, y ahora, después de la asignatura de Habilidades Directivas tenemos las herramientas para hacerlo, para potenciar las destrezas personales de cada uno tenemos y nos llevarán a ser grandes líderes.

Y me gustaría terminar esta reflexión con una de las frases que, un gran líder como Steve Jobs, le dijo a los recién graduados de Stanford en su fiesta de graduación: “Stay hungry, stay foolish”. Creo que es una gran recomendación, una motivación para seguir sacando lo mejor de nosotros cada día, apuntando alto, buscando no ser “simples gestores”, intentando alcanzar el máximo como profesionales técnicos y como líderes de equipo.

Pinche aquí para ver el vídeo


Suscribirse a comentarios Respuestas cerradas. |

Comentarios cerrados.


Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies