Tenaz como el viento

Malaui o Malawi, país del África más profunda, per cápita GDP de 312 dólares, país número 153 en la escala del índice de desarrollo humano, la educación primaria no es obligatoria, azotado por hambrunas,  y el Sida. Podría seguir durante líneas y líneas describiendo la dureza de la vida de este impresionante país, no es mi intención.

Willian Kamkwamba nació en un remoto poblado de Malawi. No disponían de agua ni de otros muchos bienes que en el Norte consideramos primarios. Evidentemente, tampoco tenían electricidad (este bien no reconocido como fundamental por la ONU). Su familia sobrevivía de la agricultura de subsistencia, pero las brutales sequías de los últimos años habían esquilmado la población y muchos vecinos habían tenido que emigrar.

El joven Willian, con 14 años, ante la situación que estaba sufriendo, se escondió en una biblioteca entre libros de física y energía que apenas podía entender. Una idea tenía en mente: ayudar a su familia. Mediante métodos que escalofrían a cualquiera que haya estudiado electricidad, consiguió construir un molino eólico para bombear agua y producir electricidad, tan sólo usando elementos de desecho (una bicicleta rota, unas chapas metálicas huérfanas de padre y otros elementos de dudosa procedencia). Termino con la frase con la que culmina esta brillante lección de humildad.    ”Trust yourself and believe, don’t give up”

http://www.ted.com/talks/william_kamkwamba_how_i_harnessed_the_wind.html


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