La berdaz

En mis ratos libres, me dedico al maravilloso mundo de la montaña. Me fascina la tranquilidad que infunde un río saltarín, la visión de bosques salvajes, prados como la barba de los ebrios habitantes de la plaza en la que vivo y sobre todo las yermas roquedas. El mundo de la escalada no es nada fácil, el pasar de una vida “ordenada” y estandarizada durante la semana, a cargarse la mochila llena de incógnitas y tirarse al monte es algo que fatiga. La escalada en roca que viene después es un mero pasatiempo en comparación con el cambio de estilo de vida.

Muchos de mis compañeros de escalada, entre los que me encuentro, escapan del mundanal ruido y contaminación de las ciudades, hacia el aire más puro de las montañas. Son ese tipo de personas que van paseando al trabajo en lugar de conducir un coche, comen y fuman “sano” y sueñan con un mundo sin injusticias.

En una de nuestras desaclimataciones del mundo urbano, y mientras subíamos la picajosa subida al pico Midi d’Ossau, uno de mis amigos hizo un comentario parecido al que cito, “… el mundo está lleno de vagos…, nosotros caminando por placer y hay gente que usa el coche hasta para comprar el pan en frente de su casa…” ( los puntos suspensivos deben ser sustituidos por blasfemias propias de la ribera del Ebro). Este tipo de comentarios, denominados “lazos” en el argot montañero, se suelen soltar con el motivo de frenar el ritmo del que va en cabeza, ya que si este entra en el juego, parará a respirar para poder mantener la conversación y no será necesario dar explicaciones de nuestra flojera física.

Ese comentario me suscitó la duda de qué es más ecológico, andar o conducir.

Se considera que una persona consume unas 320 calorías por hora, caminando a unos 5km/hora, velocidad habitual, excepto si vas de compras  con alguna de mis amigas por un centro comercial. Sin embargo, se considera que una persona sentada quema unas 80calorías/hora. Esto significa que se gastan 240calorías/hora más caminando, que estando sentado.

Un litro de gasolina tiene unas 8500calorías, que nos darían para recorrer a pie unos 133km, pero claro, aquí no estamos contando el consumo que supone producir la comida, que tanto disfrutamos. Investigando un poco, he encontrado que el gasto en gasolina equivalente, por estadounidense y año en labores de producción de alimentos, asciende a la astronómica cifra de 1500litros, ¡un buen sorbo!. Traduciendo esto a calorías, supone el gasto de 35000calorías para producir la comida que tendrán 2700calorías (la media norteamericana en alimentación), un ratio escalofriante de 13 a 1.

Andando se gastaba 240calorías/hora más que estando sentado y además, esto quiere decir, que para obtener esa energía mediante la alimentación, hemos consumido unas 3100calorías para recorrer 5km. Tecleando un poco con la calculadora, he llegado a la conclusión de que se podrían recorrer 13,7km por litro de gasolina, es decir que tendríamos un consumo de 7,3litros por cada 100km recorridos. He visto también, que el consumo probado del Toyota Prius es de 3,9litros/100km.

Después de este estricto baile de números, digno del mismísimo ballet ruso, todavía habrá quien piense, que conducir es un 53% más eficiente que caminar. Seguiré recordando esas profundas palabras del erudito Homer Simpson, “existe la verdad y la verdad”.

A cada cual su berdaz, yo me calzo las botas y a caminar.


Premio blogs

Este es mi primer post, y la verdad es que tenía bastantes dudas sobre cómo realizarlo. Por lo que oigo algunos de mis compañeros están en mi situación asique aquí os dejo un link sobre los premios de blogs del periodico 20 minutos que me creo que serán muy utiles para aquellos que como yo se están iniciando en el mundo “blogger”.

http://lablogoteca.20minutos.es/premios-20blogs/


Calendario asignaturas MERME – EOI

Como a algunos os da problemas el calendario que he puesto en la barra lateral de este blog voy a intentar otra solución:

Si pinchais en la imagen a continuación podréis ver el calendario de asignaturas troncales del Master en Energías Renovables y Mercado Energético (MERME) de la EOI (Escuela de Organización Industrial). Además, si perteneceis al grupo Inglés II, podéis consultar el horario de sus asignaturas haciendo clic aquí.

Se puede visualizar diariamente, semanalmente, mensualmente o mediante la agenda, viendo el listado de eventos y tareas pendientes.

Foto | shadowkill


“Alone we can do so little, together we can do so much”

Detrás de esta frase de Helen Keller hay una gran verdad, pero… ¿Cómo conseguir que un “grupo de gente” pase a ser un “equipo”? Sólo hay una forma, LA CONFIANZA.

Outdoor Madrid 2010

No se hace equipo reuniéndote el primer día de asignación de tareas de un proyecto, trabajando vía email con gente que apenas te importa y volviendo a ver esas caras el último día. Por desgracia, esta filosofía de trabajo, tan inútil para el futuro laboral, está muy fomentada en la educación española. Ampliemos un poco nuestro horizonte de planificación: una buena formación de los jóvenes hace un país consolidado y fuerte.

Bravo. Bravo por la EOI. Innovación y efectividad. No imaginamos cuánto puede llegar a unir que tu compañero te “salve” de una caída, que todos nos veamos vulnerables casi sin ropa por un objetivo común o saber que te guían para conseguir tu máximo provecho. Working, managing, coaching, directing… a fin de cuentas, las personas no podemos diferenciar emociones de trabajo. Un buen trato humano, hace un buen trabajador, un buen leader, un buen miembro del equipo. Sin duda es mejor ser amado, que ser temido.


Bienvenidos / 20% – 80%

Hola!!

Empiezo este blog con bastante ilusión. En el hablaré de todos los temas que me interesan y me preocupan, principalmente Energías Renovables y Sostenibilidad, Economía, Política, Tecnología, temas de actualidad y también cosillas interesantes que surjan en la EOI y rellenar con alguna noticia que me llame la atención y quiera compartir con vosotros. ¡Bienvenidos todos!

Abro el blog con un asunto que me ha llamado la atención, la paradoja del 80-20. En la clase magistral de inicio del master, el profesor y director del MERME Eduardo González mencionó una noticia que yo ya había escuchado.El 20% de la población del planeta consume el 80% de los recursos.

¿Os habéis parado a pensar en la implicaciones de esta afirmación? Encuentro que es muy catastrofista. Para comprenderla mejor, voy a aportar una serie de datos, el principal es que la población actual del planeta se estima en aproximadamente 6.800 millones de personas. Es descorazonador, porque hay más de 1.000 millones de personas que viven en la pobreza extrema (menos de un dólar al día), y casi 2.500 millones viviendo en condiciones infrahumanas, es decir, sin acceso a agua potable o medicamentos básicos. Es decir, dentro de ese 80% desafortunado la distribución también es desigual.

A lo que quiero llegar es… ¿hay para todos? ¿Es en un exceso de población donde pueden hallarse las causas del desbarajuste social y económico que vivimos? Echemos cuentas, partiendo de una hipótesis cero de lo más lógica, queremos conseguir una distribución igual de los recursos (ejemplo, el 20% de las personas consumen el 20% de los recursos). ¿Es esto posible? Hay dos caminos, que el primer mundo reduzca su consumo, y que el tercer mundo aumente el suyo. ¿Puede hacerse?

Imagino que yo vivo en ese 20% privilegiado que consume el 80% de los recursos, y si estás leyendo esto, es porque tienes ordenador con conexión a Internet (u otro dispositivo más moderno!!), con lo cual te meto a ti en el mismo saco. ¿Podrías tú vivir con menos? ¿Podría yo vivir con menos? Es decir, por término medio cada persona del llamado primer mundo, debería reducir su consumo entre cuatro. Me considero una persona normal, y, como creo que todos nosotros, podría vivir con menos, ahorrando y consumiendo de una manera racional. ¿Pero cuatro veces menos? ¿Cuatro veces menos dinero, menos comida, menos ropa, menos energía? ¿Cuatro veces menos gasto? Lo considero una meta imposible para mantener una vida calificada de más o menos normal.

Suponiendo que consigamos una distribución justa para los países pobres, manteniendo nosotros nuestro nivel de vida. El cálculo es, seguimos gastando nosotros 80%, pero además a ellos les damos una parte igual. Llegamos a la conclusión de que nos hace falta un 160% de los recursos (80% para nosotros, 80% para ellos).

Y si pensamos en la escalofriante idea de que ese 80% desafortunado consuma al mismo ritmo que nosotros, es decir, que consuman cuatro veces lo considerado equitativo, haría falta un 400% de los recursos, es decir, multiplicarlos por cuatro.

Es fácil ver que con los recursos actuales no se pueden paliar las desigualdades. Por una parte la gente del primer mundo no va a ceder en su estilo de vida, no al menos de forma significativa. Por la otra, no hay recursos suficientes para dar a todos un nivel de vida llamado aceptable. ¿Es esto en realidad tan deprimente? ¿De verdad no hay solución a la pobreza? ¿Estamos viviendo en este planeta por encima de nuestras posibilidades?¿Deberíamos, puesto que la población del planeta no para de crecer, empezar a tomar medidas para controlar la natalidad y regular la población, como ya hizo China en su día? El futuro no parece nada halagüeño.

Ahí dejo eso para la reflexión.

¡Saludos!


Incertidumbre en el sector eólico nacional

Transcurridos 4 meses desde el acuerdo al que llegaron las asociaciones eólicas españolas con el gobierno, en el que se comprometía a la reducción de las primas en un 35%, sigue sin publicarse oficialmente en el BOE.

Dicha situación, hace que las empresas del sector no tengan la suficiente confianza en realizar inversiones dentro del país y estén buscando mercados emergentes como son China o la India. Esto nos llevaría a “poner en peligro” el objetivo fijado para el año 2020, de tener una potencia instalada de 40.000 MW y convertirse así en el pilar principal del sistema eléctrico, por delante de los ciclos combinados y la nuclear.


Desarrollo sostenible, ¿querer es poder?

Aparecía hace unos días en el país un artículo acerca de Islandia y su compromiso por alcanzar el 100 % de sostenibilidad en un periodo inferior a 10 años. Parece una utopía, pero en estos momentos el 80% de su consumo energético ya procede de fuentes renovables, y por tanto, no están tan lejos. Es posible que no sea el momento adecuado, que la coyuntura económica actual no sea la idónea, que no dispongan de los recursos necesarios, pero lo que si tienen es la convicción de que el modelo sostenible es el modelo del futuro, y harán todo lo posible por alcanzarlo.

Y sí, es inevitable hacerse la pregunta. Si los islandeses pueden, ¿por qué no vamos a poder nosotros?

Debe decirse que no estamos tan mal, un 40% de nuestro consumo ya procede de fuentes renovables. Cierto es que la sostenibilidad total sigue estando demasiado lejos. La tecnología y los medios están cada vez más desarrollados, por tanto, no hay razón por la que no mirar hacia delante y lanzarnos definitivamente en su busca. ¿O si la hay?

Evidentemente no podemos pasar de prácticamente no generar energía renovable, a depender exclusivamente de ella, como cree parte de la población.  No es posible. Sin embargo, el camino hacia la sostenibilidad ya se ha iniciado, esperemos que continue, y que llegue lo más lejos posible. Porque querer es poder, pero todo lleva su tiempo.


Calabacines y economía

Como buen riojano, siempre he sentido admiración e interés por el cultivo de las hortalizas, estos vegetales tan apreciados de la ribera de nuestra aorta, que es el Ebro. En especial, hay una de ellas que por razones culinarias y de su cultivo me atrae más que el resto, este es el calabacín.

El ciclo del calabacín se puede encuadrar en diversas etapas, desde que se siembra la pipa hasta que se recoge el alargado fruto, la semilla germina, crece, florifica, es polinizada y desarrolla el fruto. Este ciclo es obvio y cultivo tras cultivo se repite el ciclo, solo roto por alguna perezosa helada, o “simpática” granizada, que truncarán su crecimiento. Es también obvio que para el desarrollo de la planta y del calabacín se requiere radiación solar, sales minerales del suelo, gases del aire y agua. Si se prescinde de alguno de estos recursos la planta morirá, aunque la existencia de los mismos no implica una excelente recolección.

Bueno, supongo que estaréis pensando si esto que habéis leído se trata de un texto del libro de conocimiento del medio de tercero de primaria, pues no es así.

Esta tarde he tenido la gran suerte de haber asistido a una conferencia del premio Nobel de economía Robert E. Lucas, considerado uno de los economistas más influyentes del siglo XX  junto con Beynes. La extraordinaria charla, bajo el título “El crecimiento económico y los efectos de la crisis norteamericana de 2008” ha recogido la historia económica del siglo pasado, así como su interpretación de las intervenciones gubernamentales en las principales recesiones. Nos ha mostrado cómo desde 1870 hasta 2008 la variación del PIB per cápita en EEUU ha crecido un 2% anualmente, solamente alterado tras el “crack” del 29 en el periodo entre Guerras. La crisis de 2008 ha alterado brutalmente este crecimiento constante durante más de un siglo. El Nobel ha definido recesión, como una desviación negativa respecto a esa línea de crecimiento constante del PIB per cápita del 2%. Interesa mucho saber cuándo se retomarán los valores de crecimiento de 2007 pues su opinión es que la tendencia natural de la economía americana es esa cifra del 2%. La teoría del profesor Lucas es que adaptando el modelo europeo, de un mayor intervencionismo  de los gobiernos en los impuestos y en el mercado, esta tendencia costará mucho más ser alcanzada.

Tras la charla ha habido un turno de preguntas a tan ilustre intelectual. Me ha sorprendido especialmente la pregunta que un individuo, con un paupérrimo inglés, le ha hecho. La pregunta ha consistido en, “¿ha considerado usted en sus predicciones e interpretaciones económicas a los recursos naturales?”. No sé si por su marcado acento español o por otras razones el profesor Lucas no ha entendido la pregunta y ha pedido que se la repitiese.  Tras escucharla por segunda vez, ha contestado que no entendía el motivo de la pregunta y que si hacían falta más recursos se sembraba más maíz y problema resuelto. Me ha resultado interesante que una autoridad de su nivel intelectual no se haya ni planteado el valor de los recursos naturales para la economía.

La ignición de la economía americana a finales del siglo XIX vino propiciada por la existencia de carbón de fácil acceso y del desarrollo de la máquina de vapor. Cuando esta tecnología tocaba su techo, se comenzaba con la explotación de otro recurso de gran valor energético, el petróleo. Esto permitió la expansión económica que se ha conocido en el siglo XX.  La sostenibilidad de nuestra boyante economía, en los países desarrollados, ha venido dada por el acceso a energía barata. Sin energía nuestra sociedad caería como aquella planta de calabacín sin radiación solar.

Alcanzado el “peak oil” en 2004, punto en el que se considera que se ha extraído la mitad de las reservas iniciales de petróleo, tal y como un numeroso grupo de científicos considera, el petróleo barato se está agotando. Las previsiones indican una escalada de los precios y para 2030 se deberá tener un sustituto energético eficaz y barato si se quiere seguir manteniendo nuestros estandares de vida.

Sin embargo, me parece curioso que economistas de la talla de Robert E. Lucas sólo tengan en cuenta tendencias “naturales”, a las que supuestamente tienden nuestras economías, sin percibir el por qué, por cuánto tiempo y a qué coste los recursos naturales influyen en ese crecimiento económico. Si no se pueden tener cosechas de calabacines sin tierra, sol, agua, aire ni sustrato, ni  se puede recolectar más de tres meses seguidos sin agotar la planta, ni se pueden cultivar calabacines en el Ártico, por qué razón se puede predecir un crecimiento de la economía sin atender a los recursos disponibles. Sólo me cabe una opción, la confianza absoluta de que la tecnología será capaz de satisfacer al mercado con nuevos avances y esto, desde mi humilde opinión, es ser muy optimista. Quizá el optimismo y la economía son buenos amigos.

Buena cosecha


Outdoor Training EOI

Recientemente participe junto a todos los alumnos de la escuela en el Outdoor Training que organizo la EOI.

Realizando diversas actividades, todos los participantes tuvieron la oportunidad de conocer a otros alumnos de diferentes master, trabajar en equipo y divertirse.  Llevamos acabo actividades que iban desde mantener el equilibrio, demostrar fuerza, perder la vergüenza, demostrar nuestras habilidades futbolísticas, hasta pulir nuestra puntería en el tiro.

Iniciamos las actividades formando los equipos con estudiantes de diversas maestrías.  Poco a poco, empezamos a conocernos y fuimos descubriendo habilidades de cada uno de los integrantes.  La motivación y al apoyo siempre estuvieron presentes a través de todas las pruebas.

Algunas de las cosas que descubrí fueron que no siempre puedes realizar las cosas por ti solo; que el apoyo de un equipo es crucial; que no soy tan fuerte como lo creí, que montar la bici todos los días de mi infancia me sirvieron de algo, …jajaja; que uno es capaz de perder hasta la ropa si ganar lo requiere,…. y que también soy muy habilidosa en cuando a puntería se refiere. =)

Al final del día, creo que fue evidente la importancia de la motivacion, la comunicación, la confianza y de tener objetivos bien definidos.  El Outdoor Training mostro una perspectiva del trabajo en equipo que puede aplicarse a todos los aspectos de nuestras vidas, desde un trabajo con el grupo de clase, hasta con los compañeros del piso.

El trabajo en equipo es completamente relevante al desempeño global de un equipo de trabajo y el Outdoor Training nos permitió apreciar los resultados desde un punto practico y divertido.  Ojala se repita en el futuro.


Una Cheeseburger, por favor

El mundo de la comida rápida invade cada vez más nuestra sociedad.  Es la alternativa vaga al guiso de la abuela, demonizada por tantos y consumida por muchos más; de tal forma que el avance de los grandes imperios hosteleros de “comida basura” es imparable y cada vez estamos más habituados a consumir esta clase de productos.

Las raíces de esta forma de hacer restauración llegan tan profundo en nuestra economía que incluso existe un conocido nivel de referencia económico denominado como Big Mac Index, que sirve para comparar el poder adquisitivo entre diferentes países en función del precio de la famosa hamburguesa Big Mac de la cadena McDonalds.

El alcance de la “cultura de la cheeseburger” en la sociedad es tal que incluso sirve para inspirar música (Jimmy Buffett – Cheeseburger in Paradise) o también para inspirar arte y humor:

Dog on Cheeseburgers – William Hundley (fotógrafo)

¿La clave del éxito? que también TÚ la has probado.



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