Historias de éxito, y no tanto, de Biogas en Europa
Tanto Alemania como España han hecho grandes inversiones en Energías Renovables durante la últimas décadas. En Alemania, el foco estuvo, fundamentalmente, en Fotovoltaica y Biomasa. A continuación intentaré explicar el por qué del desarrollo de Alemania en materia de biogas y, en contrapartida, la historia de España.
El 24% de la producción de electricidad en Alemania es a partir de fuentes renovables y el 6% a partir de biomasa. Según la European Biogas Association (EBA), se encuentran instaladas 8.700 plantas de biometano mientras que en España, según la misma fuente, se encuentran instaladas 22.
La versatilidad de esta fuente de energía es la razón por la cual Alemania ha puesto foco en la Biomasa: no sólo se ha dedicado a promover la instalación de plantas de generación de electricidad y biometano sino que además, existe sobre-producción de pellets para calderas, por lo que Alemania es exportadora especialmente a países de Escandinavia y al Benelux.
¿Pero qué hizo distinto Alemania para que el desarrollo de las tecnologías de Biomasa se haya desarrollado tanto?
El punto de partida fue el Acta de Energías renovables (Erneuerbare-Energien-Gesetz, EEG) que en el año 2000 dio el punta pie inicial para el desarrollo de este tipo de tecnologías.
Este Acta establecía objetivos para las energías renovables como fuente de energía primaria así como también para la producción de electricidad:
- 35% para el 2020;
- 50% para el 2030;
- 65% para el 2040;
- 80% para el 2050;
Para asegurar la promoción de este tipo de energías se propuso asegurar la venta de la energía proveniente de fuentes renovables así como también proponer tarifas fijas a precios atractivos basadas en el tipo de tecnología y lugar de emplazamiento, durante un período de 20 años (por ahora suena muy parecido a España, ¿no?)
Las diferencias están en la ejecución del plan de Energías Renovables: se procuró que los procesos burocráticos fueran especialmente cortos para facilitar la instalación de nuevas plantas; las tarifas para biomasa varían para cada tipo de planta incentivando aquellas con producciones más eficientes y menos contaminantes (como puede ser la utilización de residuos como materia prima), además de fomentar la inyección de biometano a la red de Gas Natural. También se instauraron programas que otorgan préstamos a muy baja tasa para inversiones en nuevas plantas ( por ejemplo: Renewable Energy Programme –Standard). A su vez, el Marke Incentive Programme (MAP) provee subsidios para instalaciones domésticas.
Por otro lado, en España se derogó recientemente el Real Decreto 661/2007 en el cual se establecían las primas a las Energías renovables generando no sólo desconcierto en el futuro de la industria sino también desestabilizando a las que ya estaban instaladas. Pero este fue el tiro de gracia a un programa de incentivos que no logró “incentivar” lo suficiente: las primas no eran lo suficientemente atractivas para llamar la atención de inversores, no se premiaba la producción eficiente ni se incentivaba el uso el biometano en la red de distribución de gas así como tampoco existió un programa de promoción que financiara este tipo de proyectos.
La mirada que tenemos sobre la biomasa a partir de la experiencia Española no representa el potencial real que tiene este tipo de energía . Con un marco legal/administrativo adecuado, España debería convertirse en potencia en la materia dada la interesante cantidad de recursos que posee.