Detrás de las postales: una reseña sobre la gestión de proyectos

Hoy en día cada ciudad intenta inmortalizarse a través de la arquitectura que la define. No es difícil reconocer una postal de Chicago, Barcelona, Nueva York o Madrid únicamente observando su skyline. En esta carrera icónica, que sin duda busca una proyección internacional y una marca de identidad propia, se aglutinan los nombres de arquitectos de talla internacional como Jean Nouvel o Norman Foster.

La Torre Agbar, obra del arquitecto Jean Nouvel, constituye un claro ejemplo de lo descrito anteriormente. Se erige esbelta en una de las entradas de la ciudad de Barcelona, abandera el nuevo distrito tecnológico de la ciudad y constituye uno de sus nuevos iconos.

Enfrentarse a un proyecto de 261 M€ requiere de una organización y gestión muy controladas que se pueden ver condicionadas al trabajar con un arquitecto de prestigio, como es el caso de Nouvel, quien influyó en gran medida en la dirección física del proyecto. La gestión del proyecto pasó a tener la obligación de evitar que se perdiera el detalle en la obra, controlar las decisiones anárquicas del autor y los condicionantes que Nouvel imponía a sus ayudantes. Asimismo la gestión y control del proyecto se encontró con cambios en las partidas importantes del proyecto en el último momento y con presiones, por parte de Nouvel, hacia los más altos niveles de la organización de Agbar, resultando muy difícil gestionar los procesos en los que él participaba.

Las estructuras de gestión tuvieron que reorganizarse y asegurar por encima de todo, que la totalidad de las partes se encontraran en un camino común y que se alcanzaran los objetivos del proyecto. Pero ¿cómo era posible llevar a cabo esa transformación sin que se resintieran los requisitos del cliente, los objetivos del proyecto, la organización, la programación y los recursos dispuestos? y ¿cómo podía resolverse el conflicto sin que ninguna de las partes se sintiera controlada? La gestión decidió dar la oportunidad a Nouvel de ampliar su equipo de ayudantes con recursos propios del cliente, de esta forma cliente y autor pasaron a tener visiones comunes de la totalidad del proyecto y respondían de forma simultánea a cada uno de los agentes implicados. La inclusión de nuevos recursos permitió llevar a cabo una mayor paquetización del proyecto, lo que mitigaba las posibles desviaciones y riesgos de los paquetes de trabajo. Sin duda esta solución condujo a una mayor integración de todos los agentes e hizo realidad lo que hoy es un nuevo sello de identidad de la ciudad.

Está claro que la próxima fotografía que tome de un edificio simbólico no estará carente de cierto pensamiento reflexivo y cierta mirada crítica.

 


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