Los registros de morosos
Los registros de morosidad son ficheros que recogen las deudas por impagos que tienen las personas físicas y jurídicas. Estos registros son útiles para que las empresas puedan prevenir la morosidad y saber si un deudor tiene riesgo de no pagar antes de comenzar una relación comercial.
En España existen seis de estos registros, pero los más importantes son Asnef y RAI.
RAI o Registro de Aceptaciones Impagadas, es un registro de las deudas de personas jurídicas y no de personas físicas. Recordemos que persona jurídica es una empresa o sociedad y persona física un hombre o mujer. Es el registro de aceptaciones impagadas de los pagarés, cheques o letras de cambio aceptadas por las empresas.
Asnef o Asociación nacional de entidades de financiación, es la que registra los datos de personas físicas o jurídicas con deudas impagadas, sean aceptadas o no. Este registro no es usada sólo por las entidades de crédito (que son las más interesadas para la concesión de los créditos) sino que también las compañías telefónicas, eléctricas y del gas entre otras recurren a ellos.
Para que puedan incluirte en uno de estos registros, tiene que existir una deuda cierta, vencida y exigible y que se haya procedido un requerimiento previo de pago.
La principal consecuencia de ser incluido en una de estas listas es la dificultad desde ese momento para obtener financiación, ya que la mayoría de las entidades financieras las usan para comprobar la solvencia de pago de sus clientes. También, otro problema es la desconfianza que pueden tener otras empresas con las que quieres mantener una relación comercial.
Ahora en España, con la crisis económica que está aconteciendo las listas de morosos se están disparando, y ya son muchas personas las que empiezan a aparecer en el registro por impago de hipotecas y de otras deudas.
Existen muchas quejas hacia estos registros por parte de muchos consumidores, ya que no hace falta ser un moroso profesional para ser incluido en alguno de ellos. En muchos casos, como por ejemplo en el caso de algunas empresas de telecomunicaciones, utilizan estos registros como medida de presión ante un desacuerdo con alguna factura.
Otro problema es que no existe un límite mínimo por el cual puedes ser incluido en estos registros, vale con no pagar una factura de un euro.
La salida de uno de estos registros no se produce cuando pagas la factura ni es la empresa que te metió en ella la que te saca, por lo que tienes que realizar una serie de trámites. Además, existe mucha gente que ignora que está incluida en alguna de estas listas y haciendo alguna gestión con un banco se entera de la forma más inesperada.
En mi opinión, debería de haber un mayor control sobre los requerimientos por los que se incluyen en este registro pero es un buen medidor para las empresas a la hora de iniciarse en relaciones comerciales con otras.
Por un lado están, los grandes timadores y morosos, esos que antiguamente eran perseguidos por el cobrador del frac, estas personas sí que deben estar registradas y ser conocidas para que las próximas relaciones comerciales sean eficaces.
Por otro lado, es injusto que te incluyan en alguna de estas listas por falta de una factura, probablemente telefónica, por no haber dado de baja algún servicio a tiempo o una falta de comunicación entre el afectado y la empresa. Y como bien decía antes, es difícil salir de alguno de estos registros por lo que la gente al final acaba pagando una factura que ha triplicado al menos su valor por causa de los intereses. Pero ante el miedo de no poder pedir un crédito la gente acaba cediendo su pago.
En conclusión, estos registros pueden resultar beneficiosos para las empresas pero deberían tener un mayor control para asegurar la justicia de estos y más ahora cuando se está disparando el número de morosos.