La nueva publicidad: social commerce y geolocalización en Facebook y Google
Para explicar en qué consiste el social commerce y la geolocalización comenzaré con un simple ejemplo ¿Por qué crees que Facebook tiene la opción de etiquetar en tu cuenta quién es tu novia o quienes son tus familiares? ¿Y por qué crees que los grupos en Facebook tienen un botón que de “me gusta”? Fácil, para que a tu novia los días antes de tu cumpleaños le aparezca en su Facebook la publicidad del disco nuevo que acaba de salir y que a ti tanto te gusta ¡Es genial! Tú tienes tu disco nuevo, tu novia acertó con el regalo -cómo para no hacerlo, si Facebook sabe más de tus gustos que ella-, la tienda vende un disco más y Facebook puede ingresar más con su publicidad.
Todo el ejemplo anterior resume a grandes rasgos en qué consiste el social commerce, si a esto le añadimos la geolocalización, la combinación será óptima ¿Y en qué consiste la geolocalización? Básimente la idea es que el consumidor esté localizado y de esta manera poder ofrecerle una publicidad más específica en función de su posición geográfica ¡Vaya sorpresa se va a llevar tu novio cuando el día de su cumpleaños le lleves a cenar a un restaurante que ninguno conocías, qué es de los que a él le gustan y encima a dos manzanas de vuestra casa! ¡Éxito!
El rastreo de los movimientos de los usuarios por internet, ya sean mediante los botones de “me gusta” en Facebook, los de “+1” en Google, cookies o cualquier otra forma de seguimiento permite a las empresas tener bases de datos, al extremo detalladas, de los usuarios de internet. Estos sistemas consiguen mejoras significativas a la hora de monetarizar las inversiones online aumentando los ratios de conversión en ventas gracias a lo específico de la publicidad.
A priori, estas tendencias publicitarias pueden parecer beneficiosas para los consumidores pues en cierta manera se ahorran publicidad indiscriminada y molesta, sin embargo se podría estar vulnerando la LOPD -Ley de Protección de Datos- y la LSSI -Ley de Servicios de la Sociedad de la Información-. Por ejemplo, los servicios de geolocalización pueden aproximar la ubicación de un dispositivo -se supone que también a su dueño- hasta distancias menores a 50 metros de donde está conectado -quizá sea más- sin embargo sólo un juez puede dar permiso para la localización concreta de un usuario mediante su conexión a internet bajo petición al proveedor ¿Han de tener las empresas de geolocalización la misma información de que dispone un juez? ¿Hasta dónde llega la privacidad de los usuarios en internet si sus movimientos se van a ver reflejados en los perfiles de sus contactos o allegados?
En definitiva, nos acercamos al final de un modelo de negocio en el que el usuario busca en internet, aproximándonos cada día más a uno en el que los productos -servicios, bienes, información…- nos encuentran a nosotros.