La Expresión Corporal a la hora de comunicarse

¿Es cierto que la comunicación no verbal incide de manera muy considerable en la comunicación?

Cuando un orador se expresa, no solo ha de tener en cuenta sus palabras, la fuerza de las mismas o la entonación adecuada para su perfecta comprensión, sino que debe controlar, casi tanto como la lingüística, la expresión corporal a cada momento.

Las personas somos fácilmente traicionadas por nuestras expresiones corporales sin darnos cuenta, es por ello que un dominio de las mismas no representa solo la inhibición de las mismas, sino el uso de estas a nuestro favor para conseguir beneficio propio.

El contacto visual, por ejemplo, tiene una importancia crucial para hablar en publico con éxito, tanto si se hace de pie como si se hace sentado. Bajar la mirada, mover los ojos o no atreverse a mirar cara a cara al público constituyen síntomas típico sde nerviosismo.

Es importante limitar en la medida de lo posible los gestos. Con ellos debemos dar énfasis a las palabras pero sin ocultar con este su significado. Es importante saber que para dominar a un auditorio hay que mantener una postura erguida, recta. Debemos hacer notar con nuestra presencia que somos quienes dominamos la situación y quien tiene el control. Si somos capaces de creernoslo, seremos capaces de transmitirlo al auditorio y con ello ganaremos ese plus de confianza que nunca está de más.

La efectividad de un gesto no depende de su vigor ni de su amplitud. Hay que economizar en la medida de lo posible los movimientos. Si estamos sentados, debemos mantener las manos alejadas de la cara y de la boca, mantenernos erguidos, no tumbados, recostados o hundidos en el asiento, y hablar con voz firme y directa.

Debemos evitar los movimientos inconscientes o nerviosos, tales como morderse las uñas, golpear en la mesa con los dedos o con el bolígrafo, agitar las monedas en el bolsillo o juguetear con un capuchón. Debemos concentrarnos en la esencia de la audición y mantener una actitud firme y tranquila.

La expresión facial debe ajustarse al asunto del que se está hablando.  No podemos mantener una sonrisa perpetua si hablamos por ejemplo de catástrofes, ni estar con cara de “zombies” si tratamos de motivar a hacer algo.

 

Todo este repertorio de habilidades, técnicas y facultades referidas a el arte de la oratoria, como he comentado en otros post, no se consigue sino a traves de la práctica, la preparación y el entrenamiento.

 

Próximamente más post queridos lectores!

 


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