ÉTICA, RESPONSABILIDAD Y VISIÓN A LARGO PLAZO EN LA FORMACIÓN DIRECTIVA
La consecuencia directa decir indirecta sería quedarse escaso de la crisis financiera mundial de los últimos tres años ha sido situar la ética en el centro del debate de la formación y desarrollo de los directivos.
El fin último de la formación debe ser la mejora y perfeccionamiento de la persona en este caso, directivo como persona.y siempre con el propósito único de formar ejecutivos íntegros, honestos y cabales. A este respecto, liderazgo y ética resultan indisociables, lo cual lleva a plantear la formación directiva bajo el prisma del denominado «edificio del líder humilde y servidor».
Si la ética es transversal al comportamiento directivo, pues es inherente a la persona, así ha de ser su enseñanza en la formación directiva, algo que, a juicio del profesor de Stanford Jeffrey Pfeffer, aún no se ha interiorizado por completo en los centros. En este sentido, Pfeffer ofrece una de las perspectivas más atinadas a la hora de adentrarse en este enfoque de la ética. Como explica, los centros de formación directiva se han detenido desde su creación en el saber (know) y en el hacer (do), pero han dejado en un segundo plano el ser (be) (9). Y precisamente, sugiere el profesor, la ética se relaciona íntimamente con esa esencia, con el ethos de la persona.
En el fondo, ese es el principal desafío con el que se encuentra la enseñanza de la ética en la formación directiva: que más allá de la necesidad de contar con directivos éticos, la propia esencia de la ética para atentar en primera instancia contra los paradigmas más asentados de la empresa y el capitalismo, como el de la mano invisible y el del beneficio a toda costa. Frente a esos paradigmas obsoletos, la ética debe presidir el nuevo paradigma de los negocios, y en este terreno las escuelas y centros de formación directivos han comenzado ya a jugar su papel protagonista. La ética, responsabilidad y visión a largo plazo deben presidir el ejercicio profesional del directivo, y las escuelas de negocios deben abrazar el mundo nuevo y el nuevo paradigma haciendo de estos ejes el motor de su oferta formativa.
Como directivos en tiempos de incertidumbre, debemos forjarnos un carácter, además de formarnos y formar a nuestros profesionales para poder gestionar el cambio desde la integridad y la confianza, ese valor tan fácil de quebrantar y tan costoso de reponer.Las empresas, y con ellas sus directivos, pierden su credibilidad y legitimidad si no cumplen con la parte de responsabilidad ética, prestando sus servicios a la sociedad en la manera en que esta lo espera, cumpliendo con las expectativas que los clientes depositan en los directivos como cabezas visibles y representación de la actuación global de la empresa, generando confianza y cumpliendo con las regulaciones y los controles, sin limitarse al mero cumplimiento de la ley, y logrando así que el buen funcionamiento de la empresa redunde en el buen funcionamiento de la sociedad en su conjunto.