Papel del Directivo en la Creación de Valor para el Accionista
Sandra Yvelice Ramírez
Unos de los objetivos de la empresas es la creación de valores para el accionista, para alcanzar este objetivo los directores de las empresas se han dotado de nuevos métodos de gestión con es el EVA con sus siglas en inglés (economic valeu added), este indicador trata del resultado económico de la empresa una vez que se ha remunerado al conjunto de capitales invertidos, recursos ajenos y fondo propias. Un EVA positivo significa que la dirección de la empresa ha conseguido crear valor para los accionistas durante un ejercicio concreto.
Este indicador no se limita a suministrar resultados de la empresa, sino que va mucho mas allá, define también un método de dirección basado en un sistema de estimulo que persigue la obtención y la superación de los objetivos de creación de valor para el accionista.
Ahora bien, ¿cuáles son los parámetros principales que explican este objetivo? Resumiendo mucho podríamos decir que son la toma de decisiones de inversión, de financiación y la política de distribución de dividendos que se practique, así como las exigencias de rentabilidad de los accionistas y el nivel de riesgo.
Valor y creación de valor no son conceptos equivalentes. Una empresa puede presentar un valor elevado respecto a otras empresas del sector o respecto a sus valores contables y, sin embargo, estar destruyendo dicho valor y viceversa.
Para crear valor es preciso que el rendimiento obtenido por los accionistas (K real) supere a la rentabilidad que exigen (K exigida), expresando ésta como el rendimiento que podrían obtener en alternativas de inversión de riesgo similar.
Lo que determina la creación de valor para el accionista no es exactamente la mejora de la situación de la empresa, como se afirma con frecuencia, sino que el rendimiento obtenido de las inversiones de la empresa sea capaz de superar sus expectativas; con independencia de que dicho progreso se materialice en los resultados contables del período analizado.
Son dos los elementos principales que alimentan el valor creado desde el punto de vista del accionista de una empresa: el aumento experimentado por el valor de las acciones, los dividendos percibidos y otras posibles retribuciones monetarias; como por ejemplo, los reembolsos de capital.
De la suma de estos conceptos hay que deducir la rentabilidad que hubiesen obtenido los accionistas de haber invertido en alternativas de riesgo similar, es decir, el coste de oportunidad de mantener su inversión en la empresa.