El papel del directivo en la creación de valor para el accionista.
¿Qué debemos entender como creación de valor?
En lo esencial, una compañía crea valor para sus accionistas “cuando la rentabilidad obtenida sobre el capital invertido es mayor al coste de dicho capital”.
Uno de los planteamientos desarrollados a partir de este concepto se centra en la gestión estratégica y operativa de la compañía bajo criterios de creación de valor para el accionista. Esta gestión y sus consecuencias en el medio y largo plazo, tendrán, inevitablemente, su reflejo en el valor de la empresa.
¿Qué se entiende por gestión orientada a la creación de valor?
Es en los años 80`s y 90`s del siglo pasado, que se comenzó a desarrollar el concepto de “Gestión Basada en Valor” el cual trata de orientar la gestión de los directivos de las empresas a la consecución del máximo valor de la inversión de los accionistas.
Es de esta manera como Copeland, Koller y Murrin abogan por un cambio de paradigma cuando recomendaron una sustitución en la orientación de la gestión basada en el beneficio hacia una gestión basada en la gestión basada en el valor.
Esta idea nos lleva a pensar que el valor depende únicamente de lo que esperamos que ocurra en el futuro con el activo que pretendamos valorar; que en definitiva, depende de las expectativas, que serán diferentes en función de cada sujeto y que están sujetas a riesgos e incertidumbres y al efecto del valor del dinero en el tiempo, lo que obliga a actualizar dicha expectativa.
“Una empresa crea valor para los accionistas cuando la rentabilidad para las acciones supera el coste exigido a las mismas, dicho de otro modo, una empresa crea valor en un ano cuando se comporta mejor que las expectativas”.
La idea básica de la gestión basada en el valor parte de la premisa de que el objetivo de la función financiera es maximizar el valor de la inversión de los accionistas.