Nace un nuevo tipo de turista
Lejos quedaron aquellas entrañables escenas familiares emprendiendo el comienzo de un viaje vacacional. Maravilloso y predecible ritual:
1º. La carga del coche con todo tipo de artilugios útiles para el viaje, a saber: las toallas de playa, las cremas solares de intenso olor a zanahoria y coco, las sombrillas poco llamativas, las neveras portátiles, las hamacas…¡ y como no! un selecto ropero organizado a presión del mejor modo posible en aquellas míticas maletas de cuero.
2º. El camino… aquellos fantásticos viajes 10 o 12 horas de coche, incluidas las 4 horas de atasco y retenciones.
3º. Y por fin la llegada al destino, tipo Benidorm habitualmente, para disfrutar de las intensas quemaduras producidas por el sol, los dolores de estómago producidos por los atracones de helados y los quebraderos de cabeza ocasionados por los benditos 15 días de inactividad total y absoluta.
Surge un nuevo turista. Un turista senior que sabe quién es, sabe lo que quiere, lo que le gusta y lo que no. Un turista cada vez más experimentado, más independiente, más exigente, más exquisito, más cosmopolita…. y sin duda alguna… mucho más, pero mucho más complicado.
Un turista que observado superficialmente (muy superficialmente)podría ser diagnosticado con un nuevo trastorno de personalidad caracterizado por ideas contradictorias, inconsistentes y confusas, pensamientos transitorios y mudables.
Pero quién no se ha preguntado a veces ¿Cómo es posible conciliar semejante variedad de gustos, aficiones o deseos? ¿Dónde encontró Aladino su lámpara, (que me voy a buscarla)? Aunque bien pensado… ¿tres deseos serían suficientes para satisfacer todas las tendencias de consumo de último momento y de futuro:
- Un turista que igual desea realizar deportes que liberan altas dosis de adrenalina tales como escaladas por cascadas de hielo y el descenso en mountain-bike por caminos helados (mis tres puntos a la creatividad), como realizar actividades basadas en la misteriosa espiritualidad oriental, consumidores del ascetismo oriental, practicantes de yoga o de la meditación y adictos (también) a la medicina alternativa.
- Otro turista que está hechizado por la gastronomía de los grandes chefs, la gastronomía de vanguardia, de diseño, o tradicional y cuyo libro de consulta es la última edición del diccionario enológico y gastronómico, pero que también está fascinado con las dietas saludables y la preocupación casi obsesiva por el cuidado y el culto al cuerpo.
- Otro turista que buscando el crecimiento personal viaja motivado por la extraña e incomprensible necesidad de aprender, busca incansable y selecciona minuciosas rutas culturales que le permitan satisfacer su deseo de vivir la historia hasta el límite de reencontrarse con los aborígenes del lugar (cultural hard) y sin embargo este mismo turista, asiste a insustanciales conciertos populares y vive ansioso por asistir a un gran derbi de futbol español (cultural soft)
Estos nuevos turistas que quieren sentirse libres y buscan la flexibilidad y la multiplicidad de opciones, que practican descaradamente su eterno derecho a la elección…, estos turistas que eligen sus destinos vacacionales basándose en sus motivaciones extrínsecas e intrínsecas (por si fuera ya poco complicado)…, estos turistas que buscan sus viajes pretendiendo vivir nuevas y apasionantes experiencias, consolidar recuerdos memorables e indelebles, alcanzar elevados (casi místicos) estados emocionales positivos …
Estos turistas que…. ¿ acaso quieren volvernos locos? (Sí es posible que a estas alturas estemos pensando esto… ) y sin embargo la respuesta es ¡NO!
(CONTINUARÁ)