El libro electrónico en España
Como apasionado lector que soy, sigo con interés la evolución del libro electrónico en España.
Me resulta realmente triste ver como la industria editorial española va camino de cometer exactamente los mismos errores que en su momento cometió la industria discográfica, a pesar de que estamos viendo en nuestro entorno que el libro electrónico puede ser un modelo de negocio totalmente viable y rentable (que se lo pregunten a Amazon y su Kindle, del que soy un afortunado poseedor).
A mi entender los principales errores que está cometiendo la industria son:
– Precio: muy escasa diferenciación en la mayoría de los títulos entre el precio “en papel” y el precio “en digital”. En muchos casos se da la paradoja de que la edición de bolsillo en papel es más barata que la electrónica. Esto no tiene sentido, teniendo en cuenta los importantísimos ahorros logísticos que la no impresión de los libros produce a las editoriales.
– Pretender mantener el modelo de distribución: a través de Libranda, la industria española pretende mantener el mismo ciclo de distribución para los libros electrónicos que para los libros en papel: la editorial vende al librero y éste a su vez vende al lector final. El librero es un elemento necesario en la venta del libro físico, pero totalmente prescindible en la venta de digital, donde se podría comprar directamente a las editoriales con la consecuente reducción en precio al eliminarse un intermediario.
– No compatible con los principales lectores: la plataforma de libros digitales de Libranda no es compatible con iPad y Kindle. Sí, como lo oyen, no es compatible con los dos principales artilugios electrónicos con los que se leen los libros electrónicos.
– DRM: parece que dificultar al usuario que compra un producto (libro electrónico) forma parte de la “experiencia de usuario” que quieren que tengamos con los libros electrónicos en España. La introducción de mecanismos de protección DRM no hace sino dificultar el uso de estos libros, pues no me permiten leerlos donde yo quiero, ni prestarlos, ni anotarlos (cosas que sin embargo “me dejan” hacer con un libro en papel). ¿Alguien lo entiende?
En este sentido me gustaría compartir con vosotros este artículo de El Mundo, donde se habla de la venta de ebooks, el precio que los clientes (lectores) consideran adecuado para este producto, y la evolución de este negocio en nuestro país: http://www.elmundo.es/elmundo/2011/03/04/cultura/1299255995.html
¿Qué opináis vosotros? ¿Consideráis que la industria editorial está dando los pasos correctos en España? ¿Qué precio consideráis que sería el adecuado para un libro “novedad” de ficción en formato electrónico?
Algunos autores de éxito, como es el caso de Lorenzo Silva, lo tienen realmente claro y se atreven a lanzar iniciativas muy valientes: http://www.elmundo.es/elmundo/2011/02/24/cultura/1298550536.html
Creo que puede surgir un bonito debate sobre la forma de adaptar un sector tan tradicional como el editorial (con poca evolución desde la invención de la imprenta) a las nuevas tecnologías.