Una nueva actitud

San Francisco es otra cosa. San Francisco es la meca del emprendedor. En San Francisco es fácil hacer negocios. Llevo más de un año oyendo estas frases y he podido verlo con mis propios ojos gracias a la experiencia de #eoiabroad. Nos hemos podido meter en la cocina de la innovación, en donde nacieron los servicios, las redes sociales, los buscadores, las tecnologías que todos tenemos incorporadas al día a día de la forma más natural; en el lugar donde los sueños pueden hacerse realidad, donde están las herramientas al alcance de cualquiera que tenga una buena idea, un buen producto, y sepa aportar valor.

Del conjunto de lecciones para la vida y para emprender aprendidas en estos días en Silicon Valley, me gustaría quedarme con dos que van más allá de la concentración de capital, o de la existencia de grandísimas universidades como Stanford. Son dos actitudes personales, que dependen de uno mismo más que de los demás, donde todos y cada uno de nosotros podemos hacer algo, que están en nuestro área de influencia.

Right or Wrong way?

Por un lado, cómo se percibe el fracaso en Estados Unidos (en general). Cada error se ve desde la perspectiva de lo que te ha permitido aprender y qué vas a poder aplicar en el nuevo proyecto o en el nuevo trabajo que vas a desempeñar. En algunos procesos de selección, ¡incluso se pide un curriculum de fracasos! Aún recuerdo, en las últimas entrevistas de trabajo que hice cómo tuve que explicar a la entrevistadora lo feliz que estaba en el trabajo que pretendía abandonar, ¿cómo iba a decirle que estaba descontenta con lo que estaba haciendo? ¿Y si pensaba que iba a hacer lo mismo a su empresa?

Por otro lado, el espíritu de innovación abierta, de co-creación, de colaboración, de compartir lo que uno hace, los contactos que tiene. La gente está dispuesta a escuchar qué haces, qué ofreces, qué necesitas y si no te pueden ayudar, te redirigen a alguien que pueda aportarte algo. No hay pliegues, dobles intenciones, ni desconfianza. No se parece en nada al ‘no lo cuento por si me lo copian’. Tampoco se critica ni cuestiona ninguna idea, nadie pone palos en tus ruedas para que no giren. En mi mente, los comentarios irónicos recibidos en alguna ocasión por querer montar una empresa, o por plantear una idea  loca cualquiera para trabajar sobre ella.

Ahora coge tu idea, algo que aporte valor a los demás, cuéntala, conoce a gente, pide ayuda, ayuda a otros.. Si te equivocas, añade lo que has aprendido a tu mochila, no volverás a fallar en eso. Sigue creyendo en lo que estás haciendo. Nadie te puede frenar. Es el momento, de dejar de hablar y andar el camino. Es el momento, del walk the walk. ¡En marcha!


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