El arte de presentar

Presentar es un arte. He visto productos mediocres engrandecidos por una brillante presentación y productos o servicios muy brillantes que se han quedado en un cajón por una presentación desastrosa. Durante nuestra vida profesional nos preparan para todo tipo de lides y artes, pero “el arte de presentar” es una habilidad que demasiadas veces adquirimos por necesidad y sobre la marcha.

La sesión sobre comunicación eficiente, impartida por Jorge Maidana, fue una sesión muy inspiradora, en concreto recordé constantemente la película “El discurso del rey”, por razones obvias. El método pedagógico, la posibilidad de aprender y el método del aprendizaje (desde la experiencia en el campo de batalla, más que la acreditación de una trayectoria académica) son buenos aprendizajes de la película. No puedo más que recomendar la película… para abrir boca, en Youtube encontraréis muchos cortes de la película adaptados al arte de presentar.

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Por otro lado, el ejemplo de la apropiación del iPod por parte de microsoft es un sobresaliente ejemplo de la belleza de lo simple. En el ámbito del diseño Apple imparte lecciones magistrales en cada producto o servicio… y también lo hizo Jobs con su particular modo de presentarlos. Presentaciones sencillas, sin apenas texto, basadas en la imagen… y que podemos decir que están de moda. Pero no deja de sorprenderme que nos enamoremos de Jobs, de Apple y su forma de presentar, pero dejemos de lado otra de las partes importantes de la cultura Apple (y de la cultura de “Garage”): la dimensión estética. Nada de trajes, nada de corbatas, nada de protocolos… ¿No somos, muchas veces, el microsoft de las presentaciones, al menos en la parte estética?

Y termino con la persona más brillante que he visto utilizando el Keynote. En mi caso le ví hace varios años (2005?) en un evento en el palacio de congresos de Madrid y me dejó completamente descolocado. Utiliza su presentación como apoyo, como guiño y contrapunto a lo que verbaliza. Sus presentaciones tienen muchisimas más slides que las de cualquier otro ponente, intuyo que porque está presionando constantemente el botón de “avanzar”. La integración del discurso con la presentación es tal que no cabe el espacio para la improvisación, para la distracción. De hecho, intuyo que Lessig está muy concentrado en sus presentaciones, de lo contrario no podría hacerlas. A mi criterio, el mejor en hacer presentaciones. Para comprobarlo puedes echarle un vistazo a este vídeo:

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