El arte de comunicar: Toda una historia de preparación
Pies fríos, sudores, el corazón late con fuerza, voz titubeante, soledad… ¿has sentido alguna vez esas sensaciones? Sí, estás frente al público y te dispones a realizar una exposición, a “vender” tu idea. Todas las miradas, la mayoría desconocidas, se focalizan en ti. ¿Qué ocurrirá?
Has llegado pronto al escenario, compruebas la sala, preparas las luces, ajustas el sonido… Aprendiste hace tiempo que el control de la situación calma tus nervios y aumenta tu espontaneidad. Hay un duro trabajo detrás y quieres que todo salga perfecto.
Llegan los primeros invitados e intentas interaccionar con ellos. Sabes que conocerles un poco mejor te ayudará. No descartas que en algún momento te encuentres algo angustiado y tengas que recurrir a esa cara amiga que te dé seguridad e incluso; si la situación lo requiere, le harás intervenir. Habrás descansado unos instantes desviando la atención hacia él.
Todo el público en sus asientos, faltan escasos dos minutos y pasan por tu cabeza algunas de las ideas que ensayabas minuciosamente mientras tu mujer, sentada en el salón, te escuchaba con paciencia. Tienes claro que comenzarás con la cabeza alta, bien erguido y mirando a la cara con una voz más lenta de lo habitual, pero potente.
Tus primeras palabras hablan de ti y te permiten ganar confianza. Rápidamente, das paso a alguien del público; necesitas descargar la adrenalina que llevas dentro. Ha pasado el momento más duro y empiezas a sentirte mejor. Tus nervios van desapareciendo y crees cada vez más en ti. El público lo nota y sientes cómo se van enganchando a cada una de tus palabras. Ya no hay vuelta atrás, ha comenzado el espectáculo.
¿Cuál es el porcentaje de éxito de esta historia? Después de las dos jornadas de trabajo con el profesor Jorge Maidana, donde fueron tratados los aspectos más importantes de las ponencias en público, estoy convencido que es muy elevado. Aquí, el trabajo de preparación de la ponencia toma un valor esencial. Hablo de esas pequeñas cosas que te hacen ganar seguridad, suavizando el largo camino hacia el éxito.