Maximización de Beneficios -vs- Responsabilidad Social Corporativa

Que dé un paso al frente aquél de vosotros que, teniendo la oportunidad de elegir (siempre que fuera de manera legal, claro), renunciaría a poder tributar menos de lo que le exigen actualmente, y así “cobrar más” a final de mes… (no os agolpéis, de uno en uno, por favor)

De hecho todos intentamos tributar “sólo” lo mínimo imprescindible, aquello a lo que la Legislación Tributaria nos obliga. Cuando anualmente llega nuestra ineludible cita con Hacienda, a la hora de presentar la Declaración de la Renta buscamos justificantes del importe que hemos conseguido cancelar de nuestra hipoteca, de aportaciones a planes de pensiones, de recibos de colegios profesionales, y de todo aquello que disminuya nuestra base imponible, y así minimizar la parte de nuestro sueldo que se destina a pagar a nuestros políticos y gobernantes, pero también a financiar la sanidad pública, la educación de nuestros hijos, la construcción de carreteras, etc.

Entonces, ¿qué hay de malo en que una empresa se empeñe en maximizar sus beneficios, siempre que la ley se lo permita, tributando lo mínimo posible? Aquí es donde entra en juego el concepto de Responsabilidad Social Corporativa, de la que tanto presumimos en nuestras empresas en la definición de sus Misiones y Valores, y que a la hora de la verdad parece estar supeditada a la consecución de beneficios (no a costa de cualquier cosa, pero casi…).

Un trabajador, mientras trabaje en España, no puede elegir si tributa aquí o en las Islas Caimán, pero nuestras grandes empresas tienen multitud de asesores fiscales que se dedican a buscar los recovecos legales en los Convenios de Doble Imposición (firmados con muchos de los países hasta hace poco considerados Paraísos Fiscales), para así decidir hacia donde “redirigir” sus recursos económicos para que rindan lo máximo posible.

Estos acuerdos, los Convenios de Doble Imposición, sólo se enfocan a perseguir actividades delictivas (evasión fiscal), lo que no permite combatir también la elusión fiscal, es decir, aprovechar imperfecciones de la regulación para evitar o reducir pago de impuestos, algo que, en la mayoría de los casos, podría suponer como mínimo un fraude de ley.

La gran mayoría de empresas del IBEX-35 tienen filiales en territorios donde no realizan actividades operativas, pero que les ofrecen condiciones fiscales muy ventajosas.

Esto se pone de relieve en el último informe anual del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa (es bastante revelador, adjunto el enlace para quien quiera descargarlo y leerlo, aunque sea por encima) revela que 30 de las 35 firmas que componen el índice practican estas tácticas, cuando hace cuatro años eran sólo 18.

Informe: Memoria Responsabilidad Social Corporativa 2.010 (pdf)

 

Y es que, a parte de bancos, entre ellas hay varias constructoras y empresas de servicios y energéticas (todos sabemos cuáles cotizan en el índice) que construyen y gestionan concesiones por todo el mundo, pero que poseen innumerables compañías intermedias con sedes en lugares donde no desarrollan ninguna actividad.

Por ejemplo, una sola de esas empresas constructoras, tiene doce sociedades en Delaware (que resulta que es el nuevo centro de evasión fiscal del mundo, con apartados de correos y edificios vacíos como sedes de multinacionales o filiales de ellas), y varias más tienen presencia en más de una decena de destinos exóticos y bien conocidos por su casi nula presión fiscal, de manera que ninguna paga prácticamente nada por el dinero que mueven, ni declaran el volumen de esos negocios y sus beneficios…

En el año 2010, los ciudadanos españoles pagaron a Hacienda el 11,5% de sus ingresos, mientras que las empresas del IBEX-35 aportaron el 9,9% de sus beneficios, cifra que también está muy por debajo de lo que aportan nuestras pequeñas y medianas empresas, sin tanta capacidad para practicar Ingeniería Financiera.

¿No resulta llamativo que se grave más al ciudadano de a pie que a las grandes multinacionales?

¿No deberían esas empresas, que llevan la Responsabilidad Social Corporativa por bandera, contribuir a generar riqueza en su entorno más inmediato, exigiéndoles un mayor esfuerzo fiscal?

¿Es lícito que presenten gran parte de sus beneficios en paraísos fiscales y que cuando en España presenten pérdidas sean compensadas con ayudas del Estado o exenciones fiscales?

Hay que remarcar otra vez que estas prácticas, a parte de habituales, no son ilegales (técnicas de elusión fiscal), ya que las empresas pueden evitar pagar sus impuestos en los países donde generan el beneficio sin violar ninguna norma ni española ni internacional. Pero en el contexto económico actual, con recortes de salarios y prestaciones para intentar reducir el déficit público, a la vez que aumenta la presión fiscal sólo sobre los trabajadores (el eslabón más débil de la cadena, el que no puede abrir una filial en la Isla de Man) creo que son, cuando menos, discutibles.

Por ello, creo que deberíamos contar con políticas fiscales que, en lugar de seguir fomentando la concentración de riqueza en menos manos, como siempre ha ocurrido y como sigue ocurriendo, redistribuyan mejor la riqueza… Y las empresas deberían, al menos, revisar sus políticas y ofrecer algo de transparencia sobre las actividades de sus lejanas filiales…

Pero bueno, como habíamos dicho que las prácticas están avaladas por la legalidad internacional, nuestras conciencias estarán tranquilas…; como mucho podremos tener algún pequeño remordimiento, al temer que esas “mejoras para nuestra sociedad” que buscan nuestras empresas (según definen en su “Misión, Visión y Valores”) deben ser “que nuestros accionistas obtengan unos buenos dividendos”, ¿no?…

 

(Según SETEM, federación que agrupa a diez ONGs de solidaridad internacional, el volumen de capital privado que pasa por paraísos fiscales se estima en unos 11,5 mil billones de dólares, que es aproximadamente un tercio del capital privado del mundo; más de la mitad del comercio mundial, pasa por paraísos fiscales; más de la mitad de los activos bancarios y un tercio de la inversión extranjera directa de las empresas multinacionales se desvían a los paraísos fiscales.)

 

Suerte y Salud!


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