NUEVOS NÓMADAS
Todos pensamos que jóvenes son aquellos con la edad de uno o inferior con independencia de quién lo piense y la edad que tenga. Yo soy, por tanto, joven pero a pesar de ello y en sólo 8 años de profesión he podido experimentar cómo el panorama laboral en las empresas constructoras ha cambiado radicalmente.
Comencé mi andadura en una época dorada para la construcción de infraestructuras en España y en concreto en Madrid, en el año 2003. Entonces (y supongo que ahora también) las empresas se acercaban a la Escuela de Caminos a darse a conocer y ofrecer becas de colaboración de tres meses en verano en diferentes proyectos para alumnos de últimos cursos. La beca cumplía dos cometidos, uno servía al candidato como un primer contacto con la empresa y la realidad profesional y dos proporcionaba a la empresa y a RRHH un magnífico proceso de selección y captación de talento junior dado que posibilitaba una evaluación de tres meses de trabajo a escala uno a uno.
En mi caso RRHH me dio a elegir entre cinco proyectos de bastante entidad, todos ellos en Madrid para que decidiera dónde quería comenzar mi carrera. Durante cinco años estuve trabajando en diferentes proyectos sin moverme de Madrid y sin que la movilidad fuera una amenaza real, ni para mí ni para la mayoría de profesionales de la delegación de Madrid. El contacto con RRHH durante ese periodo se limitó a evaluaciones de desempeño, encuestas de clima laboral y un estudio sobre la intención de los empleados de salir al extranjero, que por cierto generó mucha inquietud e interpretaciones de todo tipo.
En 2009 decidí aplicar voluntariamente a un puesto en Texas, EEUU a través de la Bolsa Interna de trabajo y aumentar así el creciente grupo de expatriados. El proceso con RRHH fue algo tedioso y he de reconocer que los conflictos se dieron sobre asuntos personales/familiares y no profesionales, situación que nunca antes había tenido lugar.
Sin duda la situación de hoy no es la misma que en 2003, la internacionalización es una realidad y las estrategias han cambiado. Las oportunidades y los proyectos están donde están, no donde queremos y la globalización hace que esas oportunidades se presenten en un ámbito mucho más amplio. El gran reto de RRHH es acompañar a las empresas en el cambio y proporcionar los profesionales más adecuados. Los expatriados ya no son un grupo aislado, minoritario y pionero, las competencias y características necesarias se han ampliado incluyendo capacidad de adaptación, flexibilidad y estabilidad emocional a los requisitos habituales y la familia y el propio destino geográfico entran en la ecuación con un peso importantísimo al igual que la selección y el seguimiento de trabajadores locales amplían el rango de actuación y la complejidad de la labor de RRHH.
La repatriación? Nadie promete nada y casi nadie la espera a corto plazo. Además, siendo cada día la expatriación y la carrera internacional más habituales la tendencia es que los expatriados además de expatriados se conviertan en nuevos nómadas. Así es que mientras la oportunidad siga siendo oportunidad, el cuerpo aguante y la familia acompañe lo seremos.